Preocupante brecha entre Bogotá y regiones en educación
superior
Mientras que en Bogotá tres de cada 10 estudiantes se ubican en los
primeros puestos de las pruebas Saber Pro, en La Guajira apenas uno de cada 10
logra un lugar destacado.
Pero también la capital se destaca porque 55 de cada 100 jóvenes terminan
sus estudios superiores, en cambio en La Guajira llegan a esa etapa solo 40.
Esta comparación permite establecer la enorme brecha en educación superior
que existe entre el principal centro económico del país y muchas de las
regiones.
El Índice de Progreso de la Educación Superior (Ipes), presentado ayer por
la ministra de Educación, María Fernanda Campo, refleja, precisamente, esa
preocupante distancia entre la capital y el resto de Colombia.
El resultado del Índice, que confirma a Bogotá como referente nacional en
el progreso de la educación superior, muestra que La Guajira y Cesar son los
departamentos más rezagados en su capacidad para brindar oportunidades de
estudio superior a los jóvenes.
El Ipes mide los avances y retrocesos de las regiones en tres aspectos:
calidad, basada en los resultados de sus estudiantes en las pruebas Saber Pro;
acceso, es decir, la capacidad del departamento de brindarles educación a sus
jóvenes (entre 17 y 21 años) en las universidades locales o en las de otras
zonas del país, y el logro, entendido como el porcentaje de graduados (sobre 14
semestres después de matricularse).
Los tres componentes (calidad, acceso y logro) tienen el mismo peso en la
evaluación, que no contempló la pertinencia de los programas ni universidades
individualmente.
El Índice -basado en uno desarrollado en el 2012 por el Instituto de
Innovación Educativa del Instituto Tecnológico de Monterrey- analiza los
indicadores de 23 departamentos entre el 2011 y el 2012. Vichada, Guaviare,
Guainía, Vaupés, Putumayo, Amazonas, Chocó, Arauca y San Andrés no se
incluyeron porque no había información en todos los indicadores.
De acuerdo con el índice, solo siete regiones superan el promedio nacional
de progreso educativo (27,9 por ciento). Después de Bogotá se destaca Boyacá, y
le siguen, en su orden, Quindío, Santander, Caldas, Antioquia y Risaralda. Por
el contrario, en la 'cola' figuran La Guajira, Cesar, Caquetá, Sucre y Córdoba.
Preocupante deserción .
No obstante que la capital puntea en el Índice, fundamentalmente porque
cuenta con 118 instituciones propias y concentra la mayor cantidad de
instituciones acreditadas (ocho), no ocurre lo mismo con su capacidad de
graduar a todos los jóvenes que ingresan a la educación superior. En este
factor se ubica en el puesto 15 entre 23 regiones, y donde el promedio es de
32,1 por ciento.
Precisamente, la Ministra explicó que la deserción es uno de los temas
preocupantes en el país. En Colombia, cinco de cada 10 jóvenes universitarios
abandonan sus carreras, según el panorama revelado por Campo.
Este fenómeno se presenta particularmente en los programas técnicos y
tecnológicos. En las carreras técnicas profesionales la deserción es del 63,2
por ciento; y en las tecnológicas, del 52,3 por ciento.
En el nivel universitario deserta el 45,3 por ciento de los estudiantes.
Los programas de ingeniería, arquitectura, matemáticas y ciencias naturales son
los que registran el mayor porcentaje de abandono.
"No logran terminar estas carreras por sus bajos niveles en
competencia matemática, la cual se refleja en las pruebas Saber", dijo
Campo.
En general, la tasa de deserción en el país se ubica en el 11,1 por ciento.
En el 2010 estaba en el 13 por ciento. Esta disminución en dos puntos
significó, según Campo, un ahorro, para el Estado y para los padres de familia,
de 77.000 millones de pesos.
El caso de Boyacá .
"El progreso de Boyacá puede ser explicado porque tiene buena oferta
de educación superior, buenas instituciones y el hecho de que está enviando a
una buena parte de sus jóvenes a estudiar a otras regiones del país, y este
esfuerzo jala su índice hacia arriba", dice Campo.
En el Índice sorprende que un departamento como el Valle del Cauca, que
tiene la tercera ciudad más poblada del país, con buena presencia de
instituciones y uno de los centros industriales más importantes, aparece por
debajo del promedio nacional, después de Cundinamarca y Meta.
Este caso, según la Ministra, se explica por los serios problemas que tiene
la educación superior en cuanto a acceso y logro. El Valle puntea muy bien en
calidad.
Situación muy parecida se presenta en Antioquia, que en el Índice de
Progreso está en la sexta posición. Este resultado sorprende no solo porque en
ese departamento hay una amplia oferta educativa y allí se encuentra el segundo
centro industrial del país (Medelín y su área metropolitana), sino también
porque se trata de una región donde se han realizado esfuerzos en políticas
educativas.
Si bien a Antioquia le va bien en calidad, según el Ministerio de
Educación, no sale tan bien librada en acceso, frente a otras regiones.
Y así como La Guajira es considerada por el Ministerio un caso preocupante,
la costa caribe, en general, muestra un claro rezago en los tres indicadores,
lo cual puede ser explicado por la baja oferta educativa de calidad y las
dificultades para brindar oportunidades de formación a los jóvenes que año tras
año culminan su bachillerato.
Universidades
están lejos del nivel mundial.
Para el académico y exrector de la Universidad Nacional Moisés Wasserman,
la desigualdad en la calidad de la educación superior se ve reflejada, por
ejemplo, en la existencia de instituciones de excelencia, que están dando
educación de calidad, y en otras que ofrecen programas de muy baja calidad.
Así mismo, en la presencia de profesores con doctorado en las
instituciones.
Estos profesionales con Ph. D. se concentran en Bogotá, Cali y Medellín. En
las regiones, prácticamente no existen.
"Sin conocer el índice presentado por la Ministra -explica-, es claro
que tenemos deficiencias muy serias en matemáticas y en lenguaje, y no estamos
en los mejores lugares en competitividad. Si bien algunas de nuestras
universidades se ubican en puestos relativamente buenos en América Latina,
todavía estamos muy lejos de las líderes a nivel mundial".
Mientras que en ciudades como Bogotá, dice, más del 60 por ciento de los
estudiantes ingresa a la educación superior, hay regiones en las cuales lo hace
el 20 o el 10 por ciento. Este rezago es más evidente en departamentos como La
Guajira, Cesar, Nariño, Vaupés, Vichada y Amazonas.
Pero además, agrega, hay una muy baja representación de los graduandos en
dos campos del conocimiento que son supremamente importantes para el país:
ciencias básicas -fundamento de toda la investigación e innovación- y ciencias agrícolas.
'En La Guajira hay un problema de actitud'.
Para Justo Pérez Van-Leenden, catedrático de la Universidad de La Guajira,
los resultados del Índice de Progreso de la Educación Superior son producto de
la crisis en que está el centro educativo y todo el sistema en el país.
Según su criterio, existen dos problemas: el primero y más importante tiene
que ver con la lectura y la escritura, las cuales hacen parte de la vida
intelectual de toda persona, y que no se están haciendo bien. Es algo que tiene
que ver con la actitud frente a la educación.
El segundo son las decisiones del Gobierno Nacional, que en todas sus
dimensiones se dedica a resolver, o tratar de resolver, los problemas urgentes,
seguido de la cuantificación, en el sentido de infraestructura física, acceso y
cobertura.
"Esto es importante, pero hay aspectos cualitativos que a mi juicio,
dentro de todos, podrían sintetizarse en saber leer y escribir. En un problema
nacional, lo que nos interesa es lo urgente no lo importante, y mientras sigamos
así hoy les tocó al Cesar y La Guajira; mañana le puede tocar a la propia
Bogotá", anotó.
Para el director del Centro de Pensamiento Cesarense, Ernesto Altahona, el
gran problema de la educación en su departamento es que "la gente no está
interesada en su educación superior, sino en una fábrica de cartones".
Reiteró que en el Cesar el tema es cultural, ya que la educación no se
considera el eje prioritario o el más importante para el desarrollo del ser
humano.
"Lo tenemos relegado a un segundo plano y preferimos otras cosas antes
que la educación, no tenemos esa claridad del esfuerzo que debe
merecerse", precisó el analista
Publicación
eltiempo.com
Sección
Bogotá
Fecha de publicación
28 de
junio de 2013
Autor
NULLVALUE