Premio mundial a un ‘hotel
ciencia’
Los
científicos Myriam Arévalo y Sócrates Herrera cierran una de las jaulas con las
colonias de mosquitos anofeles, con los cuales hacen sus estudios sobre la
malaria.
A
Pero,
¿quién se dedica a tan insólita tarea? Los científicos del Centro de
Investigación Científica Caucaseco, CIC, que aglutina
un equipo de investigadores de la salud y otras profesiones, quienes trabajando
junto con sus homólogos de
Esa
enfermedad tropical, transmitida por dicho insecto, tiene en vilo a la
comunidad científica por cuanto es una de las de mayor prevalencia
en el mundo: se presentan 240 millones de casos al año, de los cuales muere un
millón, especialmente de embarazadas y niños.
De
ahí que el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, NIH –por sus siglas
en inglés–, cuyos programas apoyan investigaciones
contra enfermedades tropicales, en especial contra la malaria, hizo una
convocatoria para seleccionar los diez centros de investigación de excelencia
en el mundo. “Y entre los proyectos presentados por centros y universidades del
mundo, el del Centro de Investigación Científica Caucaseco
fue seleccionado como uno de los mejores”, dice su directora científica, la
doctora Myriam Arévalo.
A
su vez, el médico inmunólogo Sócrates Herrera, catedrático de
El
Centro de Investigación Científica Caucaseco, CIC,
había ganado en el 2000 el premio TMRC y fue muy importante porque fue el único
en el mundo que lo obtuvo.Myriam Arévalo, directora
científica del CIC.La
investigadora resalta que de los centros de excelencia seleccionados, el CIC es
el único dirigido por científicos latinoamericanos de Perú, Guatemala, Panamá y
Colombia. “Los otros centros están ubicados en África o en Asia, pero sus directores
son investigadores de universidades americanas o europeas”, dice y agrega:
“Esos centros de estudio están en Malawi, India o Uganda porque en Estados
Unidos o en Europa tienen los científicos, la infraestructura y tecnología de
punta, y la financiación, pero no tienen la zona endémica, ni el clima, ni la
enfermedad, ni los primates, ni los zancudos”.
El
principal mérito del CIC para recibir esta distinción son los avances del
Centro Internacional de Vacunas –uno de los centros de investigación del CIC– en el desarrollo de una vacuna contra la malaria por Plasmodium vivax, parásito
causante de la enfermedad, pero transmitido por el mosquito anofeles. Logros
que nacieron hace 25 años en esfuerzos conjuntos con
Estos
hallazgos clínicos son oro en polvo en el largo camino para encontrar
medicamentos para controlar y eliminar la malaria. Y el premio, representado en
US$ 14 millones, permitirá estudiar el comportamiento
y hábitat del mosquito, la severidad de la enfermedad y desarrollar estrategias
para el control y eliminación de la malaria.
“El
premio también es un reconocimiento a que Caucaseco
ha logrado establecer una infraestructura que no tiene nada que envidiarle a
los centros de excelencia en países desarrollados. Además, porque aplicamos
buenos estándares de calidad y buenas prácticas clínicas y de laboratorio”,
explica la doctora Arévalo.
Otro
hecho meritorio es que el CIC se ha convertido en centro de entrenamiento de
estudiantes de pregrado y postgrado del país y del
exterior. Evidencia –casi científica– de ello son
inmunólogos, bacteriólogos, biólogos, microbiólogos, epidemiólogos bien
posicionados en el ámbito científico nacional e internacional. Y más de 60
publicaciones en revistas como ‘American Journal of Tropical Medicine’ dan
cuenta de ello.
Este
premio al CIC es muy importante porque es el resultado de las investigaciones
que hemos realizado con
“Con
el CIC demostramos que en los países en desarrollo se puede hacer investigación
del mismo nivel que en los países industrializados. Nuestros investigadores ya
no tienen que ser cerebros fugados e irse a hacer ciencia al exterior, ya lo
pueden hacer aquí. Y a la vez nos da la oportunidad de traer investigadores de
otros países y hacer transferencia de tecnología. La idea es que el CIC sea un
hotel ciencia para investigar aquí y que la gente no se tenga que demorar los
25 años que nos tardamos nosotros en construirlo”, concluye la doctora Arévalo.
Y
en verdad, ahí lo tienen todo, incluidos los mosquitos y los micos, mientras
que a los centros de investigación de EE.UU. tienen
que llevar los mosquitos infectados en avión desde Tailandia.
La vacuna está en la fase dos
La
vacuna contra la malaria causada por el parásito Plasmodium
vivax, pero que es transmitida por el mosquito del
género anofeles, está en ensayos clínicos de la fase dos.
En
los últimos cinco años se han realizado cuatro ensayos clínicos con
participación de cien personas mayores de 18 años con buenos resultados para
los estudios de la fase uno, en la que se prueba la inmunogenicidad
y la seguridad, y en la estandarización del modelo de desafío.
En
la fase dos se prueba la eficacia protectora de la
vacuna al someter a estas personas a la picadura del mosquito o mosquita, ya
que la que transmite el parásito causante de la malaria es la hembra.
Por
eso en Caucaseco sus investigadores se dedican gran
parte de su tiempo a cultivar mosquitos anofeles, tarea que tiene su ciencia:
los nutren con alimento para peces mientras son larvas y con agua azucarada cuando
son adultos, y deben permanecer a