El porqué y el cómo de la gripa
Síntomas
aparecen súbitamente y pueden durar de
La
gripa es una infección causada por virus, que afecta principalmente la nariz,
la garganta, los bronquios y, ocasionalmente, los pulmones. La
infección alcanza sus picos de prevalencia en
temporadas lluviosas, como esta.
Los
virus, vale decirlo, no son los causantes de los molestos síntomas; son el
reflejo de los esfuerzos del sistema inmunológico por defenderse de ellos. Esas
molestias aparecen 24 horas después del contagio; el signo que suele
anunciar la llegada de la gripa es el dolor de garganta, porque el virus
infecta primero la nariz y la faringe, lo que causa irritación, inflamación
y dolor. La mayoría de los afectados se recupera en una semana.
Durante
ese tiempo la enfermedad puede pasar fácilmente de una persona a otra; la única
forma de disminuir ese riesgo de adquirirla es adoptar medidas, como el lavado
frecuente de las manos, no compartir vasos ni cubiertos con el agripado (que
debe usar tapabocas) y evitar los cambios bruscos de temperatura.
Un
virus que viaja por el aire
¿Qué
es la gripa?
Es
una enfermedad infecciosa y epidémica, de origen viral, que ataca el cuerpo
humano produciendo dolor de cabeza, fiebre, secreción nasal, tos, irritación en
la nariz y en las vías respiratorias y una sensación general de malestar.
¿Qué
la causa?
Los
virus. Se conocen diferentes tipos, pero los que habitualmente enferman a las
personas son los virus de la influenza A y el virus de la gripa B. Del A se
conocen varios subtipos. Los que circulan entre la población desde 1977 son el
H1N1 y el H3N2.
El
virus tiene gran capacidad para mutar, lo que causa la aparición de nuevas
cepas. Por eso, cada año, debe replantearse la composición de la vacuna.
¿Quiénes
están en mayor riesgo?
Aunque
cualquier persona puede contraer la gripa, ciertas poblaciones tienen un riesgo
más alto de contagiarse y desarrollar sus complicaciones. Estos grupos incluyen
a todos los niños desde los 6 meses a los 5 años de edad, los adultos de 50
años de edad y más, y cualquier persona con una enfermedad crónica, como
diabetes, asma o enfermedad cardiaca.
¿Cómo
se diagnostica?
No
son necesarias pruebas de laboratorio para diagnosticar una gripa; no obstante,
la gente tiende a diferenciarla de los resfriados cuando tiene fiebre alta y la
intensidad de los síntomas es mucho mayor.
¿Cómo
se contagia?
La
forma más común de contraer la gripa es inhalando gotitas provenientes de la
tos y los estornudos de los agripados. Con menos frecuencia se propaga cuando
uno toca una superficie, como el mango de un grifo o un teléfono en el que está
el virus, y luego se toca la boca, la nariz o los ojos. Los síntomas, que
aparecen tras un período de incubación de uno o dos días, suelen desaparecer
entre tres y siete días después.
A
veces empeora
Una
gripa puede complicarse y dar lugar a infecciones respiratorias altas como la
otitis, la sinusitis y las bronquitis agudas.
Puede desembocar en neumonías e infecciones respiratorias graves, debido a la
infección con gérmenes distintos al virus de la gripa (bacterias del tipo
neumococo y estafiloco) o por el propio virus -lo
cual ocurre rara vez-, lo que ocasiona una neumonía gripal igualmente grave.
Cuando eso pasa, al quinto o sexto día de evolución el afectado empeora, en
lugar de mejorar: sufre subidas bruscas de fiebre, dolor en el costado y tos
con expectoración rojiza.
Ayude
a prevenirla y manéjela en casa
Entre
las recomendaciones para mantener a raya este mal están las siguientes:
Aire
y luz: mantenga habitaciones y oficinas bien ventiladas e
iluminadas. La circulación del aire y la luz del sol inactivan algunos virus.
Evite
cambios bruscos: pasar del calor al frío puede irritar las vías
respiratorias y causar inflamación; cuando esto ocurre se aumentan las
secreciones, condición que facilita el desarrollo de virus.
Lávese
las manos: la gente también puede contaminar sus manos cuando se
suena o toca superficies contaminadas; en temporada lluviosa, lo mejor es
lavárselas seguido.
No
al humo de cigarrillo: las sustancias que contiene causan la
inflamación crónica de los bronquios, una condición favorable para que allí se
siembren virus y bacterias.
Polvo:
aspire con frecuencia tapetes y cortinas. El polvo puede contener partículas
que favorecen las alergias; con ellas el riesgo de sufrir una gripa es mucho
más alto.
Dolor
de garganta
Si
hay dolor al tragar, la zona irritada puede estar en la parte superior de la
garganta. Mezcle una cucharadita de sal en medio litro de agua tibia y haga
gárgaras cada media hora. Eso baña los tejidos y algo calma.
Destape
su nariz
Aplíquese
un gotero de agua con sal en cada fosa varias veces al día. No use descongestio-nantes nasales sin fórmula: la mayoría de
ellos eleva la tensión arterial y crea dependencia.
Si
ya la tiene, sepa aliviarla
No
tome antibióticos: la gripa o resfriado común es producida por virus.
Contra ellos no funciona nada.
Líquidos:
con la gripa aumenta el sudor, se respira mas rápido,
hay más secreciones, se llora y hay tos. Esto aumenta la pérdida de agua. Por
eso las secreciones se hacen más espesas y la sensación de congestión es mayor.
Lo recomendable es tomar dos litros de agua al día.
Caldo
de pollo: contiene sustancias que aumentan la producción de
secreciones; refresca y limpia las vías respiratorias. Una taza caliente es la
dosis recomendada.
Vaporizaciones: el
vapor humedece las vías y afloja las secreciones. Hace que ceda la congestión y
se respire mejor. Si no tiene vaporizador, improvise uno con una olla.