No es un juego: las dietas altas en grasa, tan
comunes hoy, y el sedentarismo, hacen que el colesterol avance de forma
silenciosa hasta causar estragos letales.
A pesar de ser el responsable del 8% de toda la carga de enfermedades, del
60% de las de corazón y del 40% de los infartos cerebrales, el colesterol es
vital en muchos procesos fisiológicos importantes como el celular, el digestivo
y en la sintetización de hormonas, entre otras
funciones. Todo depende de la cantidad que haya en el organismo.
Dime qué nivel de colesterol tienes y te diré qué tan bueno o malo es, es la
pregunta clave, según los cardiólogos.
Para prevenir las enfermedades cardiovasculares, la cantidad total de este
lípido en la sangre no debe exceder de 220 miligramos por decilitro (mg/dl) en personas sanas, y ser
lo más baja posible entre quienes tienen un problema cardiovascular previo.
La cifra de colesterol HDL (el bueno) debe superar los 40 mg/dl y la de LDL (el malo) no
debe rebasar los 155 mg/dl. Las mujeres tienen la
ventaja de que su organismo posee niveles más altos de colesterol ‘bueno’, en
torno a 40-45 mg/dl de HDL
en la edad fértil, frente a los hombres, que tienen menos colesterol ‘bueno’,
alrededor de 35-40 mg/dl de
HDL. Hombres y mujeres deben mantener los niveles de colesterol ‘malo’ por
debajo de los 130 mg/dl de cLDL.
Lo ideal para gozar de una buena salud cardiovascular consiste en no superar
nunca la cantidad de colesterol total recomendada y reunir la mayor proporción
posible de HDL y la mínima de LDL en el organismo.
Según los cardiólogos, el hígado es el encargado de fabricar el 80% del
colesterol que hay en el organismo, mientras que el 20%-25% restante se obtiene
a través del consumo de alimentos de origen animal, ricos en grasas saturadas.
Este 20%-25% es el escaso margen disponible para controlar tanto la cantidad
total de colesterol, como la proporción de colesterol ‘bueno’ y ‘malo’ en el
cuerpo.
“Estos datos reflejan el hecho de que existen diferencias claras en los
hábitos de alimentación y actividad física, sin menospreciar la influencia que
tienen diferentes formas de alteraciones genéticas en el metabolismo de
colesterol, que son bastante frecuentes en los países mediterráneos”, afirma el
doctor Gilberto Castillo, cardiólogo del Centro Médico Imbanaco.
Según recientes estudios, la hipercolesterolemia es uno de los principales
determinantes de la aparición de infarto agudo de miocardio, una de las
principales causas de muerte en Colombia.
“En nuestro país, aunque se ha avanzado en prevención, las campañas sobre el
control del colesterol no alcanzan efectos significativos. Las dietas altas en
grasa y el sedentarismo elevan significativamente el riesgo de tener niveles de
colesterol altos. No tenemos aún una cultura de la prevención”, agrega el
doctor Castillo.
No espere a sufrir de una patología cardiaca para cambiar sus hábitos
alimenticios, comience a cuidarse desde ahora.
Hay alimentos que favorecen la disminución de los niveles de colesterol
dañino en la sangre, lo que representa disminución de riesgo de padecer
enfermedades cardiovasculares, según lo afirma el doctor Carlos Lanz en su libro ‘Comer bien, vivir bien’. Entre esos
alimentos beneficiosos para la salud están los frutos secos (45 gr. al día),
frutas y verduras que garantizan un aporte de fibra, azúcares sanos, vitaminas
y minerales, proteínas (carnes blancas) que aportan aminoácidos esenciales y
grasas de calidad (ácidos grasos omega 3 y 6).
También se recomienda bajar el consumo de alimentos ricos en grasas
saturadas, consumir carnes blancas más que rojas. Disminuir el consumo de sal,
ya que favorece la retención de líquidos y el aumento de la tensión arterial.
Realizar ejercicio físico diariamente, no es necesario acudir al gimnasio,
puede caminar o trotar mínimo 40 minutos. Incluir en la alimentación frutas y
vegetales, que son fuentes de fibra.
Según una investigación realizada en Japón, el fumar potencia el impacto ya
de por sí negativo de los niveles de colesterol elevados en sangre. Es decir,
intensifica el riesgo de enfermedad cardíaca.
En este trabajo, un equipo liderado por Koshi Nakamura, de la Universidad Médica de Kanasawa,
encontró que cuanto más colesterol total, mayor riesgo cardiovascular del orden
del 50 % superior, en el caso de los fumadores, en contraste con el 40 % de los
no fumadores.
De modo similar, una disminución del colesterol HDL (llamado “Bueno”) se
vinculaba hasta con un 70% de aumento del riesgo de enfermedad coronaria entre
los que tenían el mal hábito, pero sólo en un 30% en quienes llevaban un estilo
de vida libre de humo. “El tabaquismo mitiga los efectos protectores del
colesterol HDL sobre el riesgo coronario“, concluyeron en el estudio.