Pólvora, licor y armas
Con
el día festivo de ayer se dio inicio oficial a la temporada navideña de este
año. Como es costumbre, los enemigos que hay que derrotar son la quema indebida
de la pólvora, el consumo de licor adulterado y el uso irresponsable de las
armas de fuego. Este conocido trío es culpable de las evitables tragedias que
anualmente les arruinan la Navidad a miles de familias colombianas, muchas
veces con secuelas físicas para toda la vida.
A
pesar de los importantes esfuerzos que los distintos gobiernos locales han
hecho al prohibir la fabricación y venta de pólvora en sus jurisdicciones, el
objetivo ideal de ningún niño quemado sigue lejano. Con los reportes del lunes
pasado, cuando se celebró la noche de las velitas, en todo el país se
registraban unas 83 personas afectadas por la pólvora, entre ellas unos 60
menores, en Antioquia, Bolívar, Nariño, Caldas, Quindío y otras regiones.
No
hay que desconocer, sin embargo, que en años recientes la cifra total de
heridos al final de la temporada decembrina ha venido
disminuyendo. La meta en este 2009 es reducir las más de 315 víctimas
contabilizadas el año pasado. Hay razones para el optimismo. Varias localidades,
entre ellas Soacha, en las goteras de Bogotá, estrenan restricciones al uso y
venta, que se espera empujen a la baja el número de niños mutilados por la
pólvora.
El
otro frente de las autoridades locales y policiales para este fin de año es el
de las armas. El lunes se lanzó un plan nacional de desarme, liderado por la
gobernación del Atlántico, que cubre 21 de los 33 departamentos del país y que
restringiría el porte de pistolas y revólveres hasta el 11 de enero. Se estima
que en el 80 por ciento de los más de 14.000 homicidios ocurridos en lo corrido
del año, tales artefactos son protagonistas. Entre aquellos figuran los de 638
menores, la mayoría por balas perdidas.
El
debate del porte de armas no es reciente ni está resuelto. Más aún, ciudades
como Barranquilla y departamentos como Cauca, Sucre y Córdoba no se sumaron a
la iniciativa al esgrimir razones de "seguridad". Una reducción
ostensible de los homicidios en esta Navidad les daría a los impulsores del
desarme argumentos poderosos para profundizar estas políticas y extenderlas.
Por
último, no sobra repetir lo referente a los peligros para la salud que
representa el licor adulterado. En pocos días, la Policía bogotana incautó
15.000 botellas, y operativos similares deben continuar en toda la geografía
nacional. Pólvora, licor y armas conforman un trío que gobernadores, alcaldes,
policías y ciudadanos no deben descansar en combatir.