'La pobreza es más que falta de
educación': James Heckman
El
Nobel de Economía 2000 dice que crecer en circunstancias adversas cambia la
biología del cuerpo.
Hace
casi un par de semanas, la Casa de Nariño fue el escenario para la presentación
de la estrategia de atención integral a la primera infancia. El programa, que
lleva el nombre 'De cero a siempre', implica la inversión de 5,6 billones de
pesos a lo largo del cuatrienio, casi tres veces más que lo designado en la
pasada administración.
La
meta de la estrategia es llegar a 1,2 millones de niños de los estratos
más pobres con una serie de métodos de avanzada, que van desde atención a
la madre gestante, hasta el seguimiento al bebé y el acompañamiento en sus
primeros años.
¿Por
qué no comenzar más tarde? Las razones las da James Heckman,
un profesor de la universidad de Chicago, en Estados Unidos, quien en el 2000
recibió el premio Nobel de Economía por sus aportes
al área de la microeconomía, y que lleva más de una década inmerso
en el tema del desarrollo temprano.
¿A qué
se debe su interés en este tema?
La
razón es que hace 10 o 15 años me involucré en estudios relacionados con temas
de empleo y con los programas de entrenamiento laboral, y encontré que los
resultados eran muy malos. Hallé que todo dependía de las capacidades y que los
entrenamientos eran muy efectivos para las personas de niveles más altos, por
lo cual empecé a pensar en el tema de las habilidades.
¿Qué
más le sucedió?
Casi
al mismo tiempo, fue publicado en Estados Unidos un libro llamado La curva de Bell, que me pareció fascinante, y que decía que la
habilidad es fácil de predecir. Uno de los argumentos de los autores es que la
capacidad de una persona viene genéticamente determinada. Incluso, el libro se
atrevió a explicar las diferencias entre razas, en particular, entre blancos y
negros. A pesar de que esa conclusión estaba equivocada, el tema me interesó
mucho y una cosa llevó a la otra.
¿A
qué conclusión llegó?
Encontré
que las diferencias entre las habilidades de diversos grupos de la población empezaban
a una edad muy temprana, y que la genética no tenía que ver en ello. La razón
es que cuando se atacan esas disparidades, los resultados se ven muy rápido.
¿Por
qué lo entusiasmó tanto ese hallazgo?
Entendí
que esta es una manera de reducir la desigualdad.
¿Qué
siguió, entonces?
La
pregunta que me hice entonces fue si podemos hacer algo con respecto a la
pobreza, a sabiendas de que no es genética y que podemos mejorar la habilidad
de las personas si hacemos cosas a tiempo. Eso me llevó a una ruta muy tortuosa
de volver a mirar miles de datos, porque yo soy un economista empírico, y
encontré que las tasas de retorno de los programas de primera infancia son muy
altas. A pesar de que es como comparar peras y manzanas, es mejor que invertir
en acciones.
¿Eso
va más allá de la educación?
Así
es. La mayoría de los economistas piensan que el capital humano equivale a la
educación, pero lo cierto es que la habilidad y las capacidades de una persona
son también una forma de capital humano.
¿Cómo
impulsarlo?
Los
primeros años de una persona son fundamentales. Si uno toma un niño que ha sido
víctima de abusos, como sucedió con muchos menores en la época en que Rumania
era comunista, en la que miles fueron internados en orfanatos o algo parecido,
se pueden ver, literalmente hablando, los cambios en el cerebro. No era un tema
de nutrición, porque los niños eran alimentados, sino de falta de padres, algo
que acaba teniendo una manifestación física.
¿Qué
consecuencias tiene ese rompimiento?
Se
trata no solo de cariño, sino de un elemento que tiene una base biológica. La
generación de oxitocina vuelve a la gente más
altruista y amorosa, algo que tiene efectos sobre el niño. Por cierto, si uno
toma a un menor que ha sido víctima de esta situación y lo lleva a un ambiente
amable, los resultados se ven muy rápido.
¿Eso
no era conocido?
Sabemos
que la gente que crece en circunstancias adversas sufre, pero lo que yo no
sabía, hasta hace muy poco, es que eso cambia la biología del cuerpo humano y
que algunas de esas condiciones se vuelven hereditarias, incluyendo la
desigualdad. Estamos también comenzando a entender cómo nos volvemos personas y
cómo se pueden estimular las oportunidades. Eso quiere decir, tener la
capacidad de conseguir mejores trabajos o poder reaccionar en forma adecuada a
los momentos adversos.
¿Cuáles
son los elementos de una política pública en este campo?
Comenzar
tan temprano como se pueda.
¿Que
quiere decir eso?
Empezar
desde que el niño está en el vientre de su madre. Es conocido que una mujer
embarazada que bebe alcohol o fuma le hace daño a la criatura, y el abuso de
esas sustancias puede limitar gravemente el desarrollo social y la capacidad de
aprender de un niño; pero eso, que suena tan obvio, no lo es en algunas capas
de la población.
¿Por
qué hay que empezar en esa etapa?
Porque
la capacidad cognitiva se desarrolla muy temprano y a partir de cierta edad es
difícil conseguir cambios. No sucede lo mismo con elementos emocionales o
sociales a través de los cuales también es posible influir positivamente en las
personas a una edad más tardía.
¿Eso
qué implica?
Darle
a la población en desventaja elementos de los que carece.
Por
ejemplo...
Crianza,
cuya falta es el elemento que, yo creo, es el más importante en la pobreza. Por
ejemplo, los estudios muestran que el apoyo que recibe un niño a la hora de
hacer cosas o de plantear preguntas, es mucho menor en las clases menos
favorecidas. Eso quiere decir, entre otras cosas, que el número de palabras conocidas
es mucho menor y que el vocabulario es limitado.
¿Y
eso no depende del ingreso?
La
pobreza no es solo falta de dinero. Está correlacionada, pero es más que eso.
¿Cómo
responder en un país como Colombia, en donde abundan las madres solas?
Hay
que tener paternidad sustituta, que no quiere decir apartar a un niño de su
madre, lo cual es un error inmenso. Se trata de que el Estado complemente y
refuerce esa labor mediante acompañamiento o capacitación. En otras palabras,
centros para que los niños aprendan y estén acompañados, junto con el apoyo
familiar, con el fin de hacerle entender a quien esté a cargo del hogar que
ciertas actitudes son clave. Hay que enseñarles a muchos padres a serlo.
¿Cuál
es la meta?
En
último término, se trata de fomentar que haya mejores seres humanos para que
sean lo que ellos quieran. Pero que cada persona pueda escoger si es esto o lo
otro.
¿Son
algunos de esos daños mencionados reversibles para un niño que tenga 5 o más
años?
En
buena parte, sin duda. Así como le ocurre a los pulmones de un fumador que deja
el cigarrillo, también se puede recuperar algo del camino perdido en este
terreno. Pero, entre mayor sea el niño, hay que utilizar herramientas sociales
o emocionales como estímulo.
¿Qué
le gustaría ver en Colombia?
Me
gustaría ver buenos sistemas de evaluación y continuidad. Este es un esfuerzo
colectivo, pero me alegra comprobar que las decisiones están basadas en la
evidencia. Si todo eso se logra, la meta de eliminar la pobreza extrema en
Colombia se va a conseguir.