O Faltan Pobres O Sobra Sisbén

Los resultados de la Misión para revisar las cifras sobre la pobreza en el país ya han suscitado varios debates en los que cada quien saca conclusiones según su posición política. El Gobierno se muestra complacido por poder mostrar que desde el 2002 se han reducido un poco los índices de pobreza e indigencia en el país, mientras que la mayoría de los analistas resaltan que esta reducción fue pequeña en medio de la bonanza económica, que la indigencia ha aumentado en los dos últimos años, que la desigualdad también es más grande y, sobre todo, que es una vergüenza que más de 20 millones de colombianos sigan viviendo en la pobreza y 8 millones en la miseria. Sin embargo, para hacer más objetivos estos debates políticos, es necesario resolver varias preguntas técnicas, e inclusive aritméticas, que quedan pendientes del informe de la Misión, pues hay cifras que todavía no cuadran o están en contradicción con otras estadísticas oficiales.

Por ejemplo, sería bueno conocer la explicación económica de la fuerte reducción de los índices en el año 2003 (la pobreza baja 2,5 por ciento y la indigencia rural baja 5,5 por ciento en un solo año) sin que se recuerde ningún cambio estructural en la economía en ese período, ni mucho menos en la agricultura. Más aún en las mediciones de pobreza que realizó el DNP hace 3 años, en el 2003 la pobreza total tan solo se reducía 0,5 por ciento y aumentaba un porcentaje similar en las zonas urbanas.

Otra pregunta que se debe estar haciendo el Gobierno es por qué la indigencia sigue siendo tan alta (17,8 por ciento), a pesar de la gran cantidad de recursos destinados a los programas asistencialistas (Familias en Acción y otros), que se supone debían mejorar las condiciones de vida de los más pobres. La respuesta la puede encontrar el DNP en las cifras de la oficina de Acción Social de la Presidencia, que es la que lleva las estadísticas oficiales de los desplazados. De acuerdo con esta fuente, que no es una ONG opositora del Gobierno, de los 3,1 millones de desplazados que tiene registrados, 2,3 millones lo han sido desde el año 2002. Es decir que el 70 por ciento de los desplazados actuales han sido expulsados de sus tierras durante los gobiernos de Uribe a pesar de la seguridad democrática, y la gran mayoría de ellos viven en condiciones de miseria.

En donde las cifras oficiales sí se contradicen de manera grave es en los resultados del Sisbén, que es una metodología alternativa de medición de la pobreza, que, como su nombre lo indica (Sistema de Identificación de Beneficiarios de programas sociales), se utiliza para determinar quiénes pueden acceder a los subsidios monetarios y en especie que otorga el Estado.

En el 2003, el DNP hizo una profunda revisión de la metodología del Sisbén cuyo resultado fue que el número de pobres identificado con este método era prácticamente igual al estimado en la línea de pobreza.

La situación actual es muy diferente. Mientras que según la Misión existen 20 millones de pobres (el 46 por ciento de la población), en los niveles I y II del Sisbén están registrados 30 millones de pobres (el 69 por ciento de la población). La diferencia es del 50 por ciento, pero no se trata tan solo de una cuestión estadística, sino que tiene graves implicaciones sobre el gasto público, pues los 10 millones que según el Dane y el DNP no son pobres sí están recibiendo subsidios del Estado.

Sólo hay dos soluciones posibles para esta evidente contradicción: o faltan varios millones de pobres en la medición que se acaba de divulgar o, como lo denunció la senadora Cecilia López, hay varios millones de colados en el Sisbén. Lo primero significaría el fracaso total de las políticas oficiales de reducción de la pobreza; lo segundo, el éxito total de la estrategia de aumentar los beneficiarios de los subsidios públicos a cambio de votos para la reelección