A
sus 62 años, doña Alba Rodallega cuenta que le ha
tocado defender a su hijo de 35. Y con él entró a estudiar bachillerato y
manualidades.
A
los 8 meses de nacido a su hijo le diagnosticaron una deficiencia cognitiva que
frena su aprendizaje. Con esfuerzos terminó primaria e intentó seguir el
bachillerato y ella lo acompañó, pero tuvo que desistir ante los tropiezos con
los profesores.
Dice
que "cuando cumplió 18 me informaron que su proceso de capacitación había
terminado. He recorrido asociaciones y fundaciones y no hay apoyo. Y como a él
no se le nota tanto, a veces en la calle me toca defenderlo y explicar su
caso".
Casos
parecidos fueron ventilados el jueves por un centenar de madres que con sus
hijos con diferentes complejidades hicieron un plantón de más de tres horas
frente a la Alcaldía de Cali para exigir mayor apoyo y recursos.
Jeison Aristizábal, quien está al frente de la Asociación de
Discapacitados del Valle, expone que la Alcaldía de Cali no ha hecho ningún
aporte y hay limitaciones para atender a 450 personas.
Precisa
que se requiere de fonoaudiólogos, sicólogos y fisioterapeutas, entre otras
especialidades, y no hay recursos para contratarlos.
En
la protesta participaron representantes y madres con sus hijos vinculados a
ocho fundaciones, que se quejan del bajo presupuesto, 390 millones de pesos,
que deben repartirse y alcanzar un año.
Los
casos más frecuentes son síndrome de Down, parálisis
cerebral, retardo mental y autismo, entre otros.
Según
se indicó, cuando los muchachos cumplen 16 años se suspenden la ayuda.
"Cómo pueden pensar que a esa edad se termina su discapacidad. Nos toca
atenderlos como a muchachos", explicaba Inés Azcárate,
con un hijo de 30.
El
secretario privado de la Alcaldía, Juan Esteban Ángel, explicó que el
secretario de Educación atendería a los representantes el lunes a las 3:00 de
la tarde. Expuso que la Alcaldía dispuso de 480 millones para 410 niños en
condición de discapacidad.
Lo
grave es que a los estratos 1 y 2 corresponde el 75 por ciento de esta
población, los sectores con más apremios económicos, lo que torna un drama la
atención de sus hijos.
REDACCIÓN
CALI