La Píldora, 50 Años De Revolución

La píldora cumple 50 años de vida y es justo celebrarlo. La vida cotidiana y la geografía humana de muchos países no serían iguales sin este invento, que dio a la mujer, por primera vez, la posibilidad de separar sin grandes traumatismos la sexualidad y la procreación.

El anticonceptivo oral - nombre técnico de la humilde píldora se forjó en escenarios latinoamericanos. En Ciudad de México tuvo su sede el laboratorio que sintetizó la hormona femenina a partir de sustancias vegetales. Y fue en Puerto Rico donde se realizaron las primeras aplicaciones del invento, una vez que en Estados Unidos se derivó la hormona inicial hacia el propósito de evitar la ovulación.

La píldora significó un importante cambio conceptual en la medicina, ya que, salvo aplicaciones terapéuticas para regular determinados trastornos hormonales, no es un compuesto destinado a atacar enfermedades, sino un aliado químico de la voluntad de quien la toma. Así, pues, no es alivio para pacientes sino para consumidores.

La idea inicial de los demógrafos que primero la emplearon fue la de convertirla en mecanismo para ayudar al control de la población en los países de bajo desarrollo y alta natalidad. Paradójicamente, durante cinco decenios ha pasado a ser la mejor amiga de las clases burguesas urbanas. Sin ella no habría podido desarrollarse tan vigorosa y sólidamente la transformación sexual de los años 60, quizás la más perdurable y veloz revolución de costumbres de los últimos siglos. Y sin ella la mujer no habría podido adquirir uno de los más trascendentales certificados de libertad que le ha concedido la Historia. Tan importante, que ha provocado un cisma entre recalcitrantes doctrinas religiosas que la condenan y la decisión con que las mujeres se han apartado de las prédicas de la Iglesia para abrazar la tentación liberadora de la pastilla anticonceptiva. Sobra decir que, gracias a ella, se ha evitado la proliferación aún mayor del aborto.

Seguramente los inventores de la píldora imaginaron que podría ser un arma para frenar el crecimiento natal en el Tercer Mundo. Pero no alcanzaron a suponer que terminaría deteniendo por completo el crecimiento de la población en muchas sociedades afluentes. Hoy sabemos que ha sido así y que la píldora es la principal protagonista de la reducción de habitantes nativos en países como Italia (que perderá 5 millones de pobladores en los próximos 25 años), España (2 millones), Alemania (1i 250.000) y Portugal (350.000).

En el caso colombiano, la píldora y otros métodos anticonceptivos han logrado detener el desbocado crecimiento de la rata demográfica. La fuerte caída de la fecundidad es notable: en 35 años, el promedio de hijos por mujer pasó de 7 a 2,6. Esto ha convertido a Colombia en un ejemplo de país que logró controlar su tasa de crecimiento. Además, el 72 por ciento de las mujeres en edad fértil emplean métodos modernos de anticoncepción. Aunque aún no se ha aclarado su situación, la píldora del día después, un anticonceptivo más avanzado, también está disponible para que las colombianas tengan control sobre su cuerpo, su sexualidad y su placer.

No cabe duda de que la píldora anticonceptiva merece un sitio especial entre los grandes revolucionarios del último medio siglo. Lo reconocemos gozosamente en sus bodas de oro.