Patarroyo presenta avance mundial en vacunas sintéticas
Autores
de la investigación, Manuel Alfonso Patarroyo, Manuel Elkin Patarroyo y Adriana
Bermúdez.
Publicó
una investigación que sienta bases para nuevas vacunas contra más de 500 males
infecciosos.
Después
de 33 años de trabajo dedicados a buscar la forma de fabricar vacunas en el
laboratorio para todas las enfermedades infecciosas, el científico Manuel Elkin Patarroyo, junto a un
equipo de investigadores de
Este
avance, que abriría las puertas para la prevención y el manejo, a través de
vacunas, de más de 500 males infecciosos (que afectan a dos terceras partes de
la humanidad y matan cada año a cerca de 17 millones
de personas), fue divulgado hoy por la revista de química más importante del
mundo: 'Chemical Reviews'.
Este,
que sería el desarrollo científico más importante logrado por investigadores
colombianos hasta ahora, se presentó a través de un modelo práctico, con la
fabricación de una nueva vacuna contra la malaria que, de acuerdo con pruebas
de laboratorio hechas con monos Aotus, tiene una efectividad del 90 por ciento.
¿En
qué consiste el avance?
Como
se sabe, hasta ahora las vacunas clásicas o biológicas se elaboran con el
microbio causante de la enfermedad infecciosa, entero, mutado o muerto, o con
un fragmento de él; al introducirse en el cuerpo, estas sustancias estimulan al
sistema inmunológico para que produzca defensas contra él; de este modo, cuando
vuelva a entrar al cuerpo, el organismo estará en capacidad de rechazarlo.
Con
microbios y parásitos como el 'plasmodium falciparum' (causante de la malaria) existe el
inconveniente de que al entrar al organismo, logra burlar al sistema
inmunológico para no ser detectado, lo cual impide que genere defensas contra
él.
Patarroyo y su equipo no solo
descubrieron la forma como el 'plasmodium' engaña al
cuerpo, sino que identificaron en él las partículas que dañan al organismo e
inventaron la forma de fabricarlas, una a una, en el laboratorio, pero con las
modificaciones necesarias para que el cuerpo no se deje engañar, las reconozca
y reaccione, produciendo defensas suficientes y permanentes que actuarán en
caso de que la infección llegue.
De
eso se trata la vacuna sintética contra la malaria, la primera en el mundo de
estas características -que no requiere ni del parásito ni de fragmentos de él
para su elaboración-, con este nivel de eficacia.
¿Cómo
lo hicieron?
Para
lograrlo, los investigadores colombianos fabricaron y analizaron 38 mil
fragmentos originales del 'plasmodium falciparum', que permitieron, después de 20 años de
ensayos, descubrir las reglas y plantear principios "para ir más allá de
la naturaleza de las proteínas".
El
artículo de 'Chemical Reviews'
muestra la composición química de noventa de estos fragmentos originales o
modificados, elaborados en el laboratorio a través de la metodología "más
sofisticada desarrollada hasta hoy para reconocer la localización de los átomos
en una molécula", explicó Patarroyo, que
presentó su trabajo junto con la investigadora Adriana Bermúdez, candidata a
doctorado en química, y el médico y doctor en ciencias Manuel Alfonso Patarroyo.
De
acuerdo con Patarroyo, la forma de fabricación de las
vacunas sintéticas es estándar, lo cual permite que todos los lotes sean
iguales y puedan producirse en grandes cantidades (a precios muy bajos);
tampoco requieren de cadenas de frío para mantenerse, no contienen
contaminantes que generen reacciones secundarias y no se descomponen.
"Con
este hallazgo -asegura Patarroyo- se va más allá de
la naturaleza de los microbios, porque se modifican sus átomos según las
necesidades del cuerpo, a través de un proceso estandarizado, lo que nunca
podrá hacerse con las vacunas biológicas".
Pero
lo más importante, es que 'Chemical Reviews' presenta un decálogo innovador, que aporta la
forma y los principios, para que cualquier laboratorio científico del mundo
pueda producir, bajo este esquema, vacunas contra enfermedades tan complejas
como la tuberculosis, la hepatitis, las neumonías, las meningitis producidas
por bacterias, la sífilis, el dengue, el cólera, la caries dental y el herpes,
entre otras. No se descarta, de hecho, que este modelo facilite, a futuro, la
búsqueda de una vacuna contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH),
causante del sida.
Este
artículo está precedido por 300 investigaciones de Patarroyo
y su equipo sobre el tema, publicadas en las últimas dos décadas por revistas
como 'Nature', 'Account of Chemical Research',
'Clinical Microbiological Reviews' y 'Angewandte Chimie', en las que fueron demostrando que era necesario
modificar algunos átomos en lugares específicos de los fragmentos involucrados
en la invasión de los microbios, para que el sistema inmunológico se active y
produzca los anticuerpos necesarios para defender al organismo.
Los
resultados fueron calificados como "excelentes" por un equipo anónimo
de pares académicos de primera línea de todo el mundo, lo que hizo que la
revista catalogara de "fuera de serie" el trabajo de Patarroyo y su equipo de
"Es
un orgullo que la solución al problema de las infecciones, a través de este
modelo, sea aportado por colombianos a la humanidad entera", afirma Patarroyo.
¿Qué
viene con la vacuna antimalárica?
En
el caso concreto de la vacuna contra la malaria, la importancia radica en que
el sistema inmunológico de los monos Aotus y de los humanos se comporta en
forma similar ante el 'plasmodium falciparum'.
"Por
esa razón, el siguiente paso es determinar, en ensayos en humanos, si es
necesario hacer modificaciones de algunos fragmentos del parásito, para que la
eficacia que hemos obtenido en los monos, del 90 por ciento, sea equivalente en
personas", dijo Patarroyo.
¿Por
qué es importante la publicación?
Un
trabajo científico es significativo solo si es avalado por pares académicos y
publicado en revistas de alto impacto científico.
Se
trata de publicaciones reconocidas en el mundo científico internacional; cada
una tiene un comité editorial conformado por los investigadores más connotados
del mundo, en diferentes áreas.
También
cuentan con grupos asesores de pares (evaluadores externos especializados en
los temas de cada revista). El Instituto de Información Científica (ISI) es el
encargado de determinar cuáles de estas revistas son importantes en ciencia
(indexar) y de calificarlas periódicamente bajo modelos muy rigurosos. Así se
elabora el ránking de estas publicaciones.
¿Cómo
se publica y se avala un artículo científico?
Los
autores envían el artículo al comité editorial de la revista, que lo acepta o
lo rechaza. Si se acepta, es enviado a pares anónimos del mundo. Ellos critican
o rechazan el artículo y envían los comentarios al comité editorial de la
revista, que los remite al autor. Este debe responder al comité editorial las
críticas, comentarios o preguntas hechas por los pares, que finalmente aceptan,
piden más explicaciones o rechazan definitivamente la publicación. Se estima
que de cada cien trabajos enviados a una revista como 'Chemical
Reviews', logran ser publicados entre dos y cinco.
¿Cuántas
revistas científicas indexadas existen?
Son
más de 10.000. Cinco mil de ellas no logran ninguna calificación. Solo 13
revistas están por encima de factor de impacto 30; 'Chemical
Reviews', con 35,9, es la séptima revista de mayor
impacto científico del mundo, por encima de 'Nature',
'The Lancet' y 'Science'. En sus 85 años de historia, solo ha avalado y
publicado ocho artículos de investigadores latinoamericanos, dos de ellos de
Manuel Elkin Patarroyo.
Carlos
Francisco Fernández
Asesor médico de EL TIEMPO
Sonia
Perilla Santamaría
Subeditora de Vida de Hoy