Parteros urbanos que llevan la práctica de nuevo a lo natural quieren 'humanizar la gestación'

Martiniano Courvoisier, Carolina Rodríguez y Alejandra Montes son miembros de Artemisa, una asociación de parteros de Bogotá.

Artemisa es un grupo de profesionales que atienden partos en casa, debido a la necesidad de algunas parejas de humanizar el nacimiento.

"Ampliar la conciencia de que nacer con una partera es recobrar la memoria de lo que es ser mujer sobre la tierra es el objetivo de la partería", dice Alejandra Montes, cofundadora de Artemisa, una asociación de parteras de Bogotá.

Aunque parezca mentira, no es un grupo de mujeres de tez morena y de origen humilde, que atiende madres sin acceso a la salud, como corresponde al imaginario de este oficio en el país.

Alejandra, filósofa y docente, junto con la enfermera Claudia Durán; Elsy Otálora, terapeuta ocupacional, Martiniano Courvoisier, médico alópata y Carolina Rodríguez, fisioterapeuta, creen que el mundo necesita regresar a lo natural y humanizar la gestación y el nacimiento. Por eso,crearon un grupo de parteros 'urbanos', que va de la mano con una tendencia de parejas que prefieren tener a su bebé en casa.

Su función es acompañar a los futuros padres durante el embarazo, para que la nueva mamá, en compañía del hombre, afronte su condición con tranquilidad, conozca su cuerpo y elimine los miedos propios del parto. Lo ideal es que se preparen para que el nacimiento suceda en el hogar.

El equipo trabaja con la pareja o la mamá desde el cuarto mes de gestación. Para establecer el tratamiento, se emplea la logoterapia, una herramienta filosófica que, a través del diálogo, identifica sus miedos personales y culturales. Para relajarla y prepararla se emplean técnicas de yoga, danza, esencias florales y meditación.

Si deciden que el bebé nazca en la casa, se debe adecuar el lugar, generalmente, la habitación principal. Se desinfecta, si es necesario se pinta, se acomoda la cama y se baja la intensidad de la luz. Además, si así lo desea, la mujer puede parir o relajarse en una tina inflable. Antes de que el niño salga, a la madre se le da agua de manzanilla para dilatar, se hacen cantos y la partera dirige el pujo con su voz.

Cuando el pequeño nace se le pone inmediatamente en el pecho de la mujer y en ese momento es posible comenzar el proceso de lactancia materna.

Por esa razón, padres como José Isaías Romero y su esposa, Luz Ángela Ballesteros, se preparan con Artemisa, porque el nacimiento del niño en un hospital no les parece la mejor opción.

"Los miedos de la gestación se mitigan con un proceso de preparación que no se da en las EPS", dice este papá.

Sin embargo, si los padres prefieren o se presenta una complicación, el equipo asiste al hospital.

El objetivo de esta práctica tradicional es que las mujeres sean autónomas y recuperen el poder de decisión sobre su cuerpo, su pareja y el nacimiento de sus hijos.

Posición de la ciencia occidental

Jimmy Castañeda, presidente de la Federación Colombiana de Asociaciones de Obstetricia y Ginecología, señala que la atención a las madres merece especial atención en un país en desarrollo como Colombia. "No descalifico la partería, pero el problema de mortalidad mater- na es tan importante que no podemos pensar hoy en lo que no es científico, a menos que esté involucrado en un sistema".

Además, el especialista en ginecología piensa que quien atiende a la madre debe tener una formación académica para ejercer como partero en condiciones que no son las de un centro médico.

KAREN JOHANA SÁNCHEZ
EDNA JULIANA ROJAS H.
REDACTORAS ABC DEL BEBÉ