Los padres que no aman a sus hijos
Enero 24 de 2010



Defenderse de un padre (madre) narcisista es muy difícil, por no decir imposible, para un niño pequeño.

Los padres narcisistas no aman de verdad, anteponen las necesidades propias a las de sus hijos, son egoístas o incluso amenazantes y son incapaces de hacer verdaderos sacrificios. Además, no están dispuestos a aceptar su condición.

Convivir durante la etapa infantil con padres como estos es una verdadera desgracia, porque el niño no puede protegerse de tales conductas. Y opta por callarse porque se siente frágil frente a una autoridad prepotente. Su batalla es solitaria porque el padre narcisista manipula a todos en la familia. Domina con especial sevicia y disimulo al cónyuge y lo obliga a respaldar sus acciones, por absurdas que sean, al tiempo que pone una fachada inofensiva que nadie se atreve a cuestionar.

Por todo lo anterior, la confrontación con el padre narcisista sólo puede darse, cuando el hijo-ya de adulto-pierde el miedo a hablar sobre el tema y, con ayuda, pone en práctica alguna de las siguientes recomendaciones:

·  Cuestionar las opiniones negativas que sobre él (ella) ha tenido el padre narcisista.

·  Recordar que esas opiniones tomaron fuerza en el largo proceso de una infancia sometida y se convirtieron en mitos (falsas creencias).

·  Los mitos incluyen entre otros: “Usted es un fracaso... malo...bruto...mal hijo...la causa de mi infelicidad...de mi separación...etc”.Y se los creen, la víctima y muchos de sus allegados.

·  Reafirmarse en los aspectos personales positivos, históricamente minimizados y saboteados.

·  Poner límites a conductas desconsideradas, injustas, exageradas o abusivas.

·  Realizar las necesarias confrontaciones y entender que éstas tienen como objetivo expresar una opinión, no buscar que la contraparte reconozca nada. Recordar que el narcisista jamás aceptará nada que lo contradiga. La confrontación deberá hacerse sin desarrollar sentimientos de culpa.

·  Expresar sentimientos conflictivos guardados por mucho tiempo y darse cuenta que ello no acarrea consecuencias negativas sino, por el contrario, una sensación de seguridad y liberación.

·  Si bien nunca habrá un momento oportuno para ventilar diferencias con una autoridad narcisista, se pueden intentar las confrontaciones en momentos de relativa calma. Tener en cuenta que si el padre está irritable, se tornará rápidamente agresivo e irracional y el tema más sencillo desembocará en una discusión caótica.

·  Aprender a identificar los propios pensamientos, actitudes o comportamientos autodestructivos con los que se ha perpetuado la imagen negativa que la víctima del narcisismo siempre ha tenido de sí misma.

·  Recordar eventos olvidados del pasado, hablando en privado con los hermanos o parientes más equilibrados. Este ejercicio sirve para identificar una historia repetitiva de actitudes y comportamientos sumisos frente a la arbitrariedad parental.

La aplicación de algunas de las acciones anteriores le quita piso a la autoridad abusiva y le ayuda al hijo a liberarse de la esclavitud de tantos años.

carloscliment@elpais.com.co