Las personas tienden a ignorar y a evitar la información que contradice su
forma de pensar.
Esta es la principal conclusión de la revisión que científicos de las
universidades de Ilinois y de La Florida (Estados
Unidos) hicieron de 91 estudios sobre el tema.
En un informe publicado con base en su análisis por el Psychological
Bulletin, de la Asociación Psicológica Americana, los
investigadores afirman que, en general, la población prefiere validar sus
opiniones con otras semejantes, antes que hacer el esfuerzo de buscar la
verdad.
“Los resultados de este trabajo nos ponen en alerta con respecto a la alta
probabilidad que tenemos de evitar conocer la verdad, lo cual puede ser un
problema en muchas situaciones”, dijo a El Mundo, de España, Dolores Albarracín, autora principal de la revisión.
Un ejemplo que recoge el artículo se centra en aquellas personas que están
muy comprometidas con la religión: “Normalmente evitan el contacto con
información o individuos que pueden alejarlos de su doctrina”, cuentan los
investigadores.
Del total de 8 mil individuos incluidos en los 91 estudios, el 67 por ciento
seleccionó aquellos mensajes afines a sus ideas y solo el 33 por ciento se
detuvo a escuchar puntos de vista contrarios a los suyos.
Rodrigo Córdoba, psiquiatra, señala que este fenómeno se conoce como
percepción selectiva. Debido a que el cerebro no puede observar o asimilar
todos los estímulos que recibe al mismo tiempo, tiende a escoger: “Dicha
selección, valga decirlo, no se produce al azar, tiende a apoyarse en los
intereses, las actitudes y las experiencias de la persona”, dice Córdoba.
Esa atención que se pone sobre la información o sobre los puntos de vista
que refuerzan el propio ocurre con lo que se oye, con lo que se ve y con lo que
se lee, por ejemplo, en los medios de comunicación. “En estos casos la gente
atiende más y memoriza mejor”, explica Fernando Chacón, profesor español de
psicología social. Albarracín asegura, además, que
escoger lo que se quiere leer, ver o escuchar permite evitar conflictos,
“muchas veces los cambios en nuestras ideas implicarían cambios en nuestra
forma de vivir y en nuestra manera de relacionarnos”, añade.
Entre las personas que fueron objeto de estudio, existe un grupo específico
con la mente más cerrada y que solamente opta por información que confirme su
postura, “esto se debe, en parte, a la inseguridad con sus propias ideas y a la
ansiedad que experimentan al ser confrontados o contradichos”, explica la
directora del estudio.
Los investigadores concluyeron que es más probable que aquellos que tienen
más confianza en sus propias creencias e ideas, escuchen opiniones contrarias y
estén más abiertos a enfrentar el debate.
El cerebro refuerza incluso lo negativo.
Los científicos advierten que la percepción selectiva puede llegar a ser
problemática. Si, por ejemplo, una persona o una situación resulta
desagradable para el individuo por alguna razón, lo más probable es que su
cerebro siempre apunte a ver solo el lado negativo, para reforzar la percepción
que ya tiene, en lugar de abrirse a información que aporte un ángulo distinto.
Aclaran, sin embargo, que hay factores que motivan a las personas a conocer
los argumentos contrarios para rebatirlos. El primero es el caso de aquellos
que tienen que defender en público las ideas propias; el segundo está
relacionado con la importancia que el tema tiene para el individuo: ‘Si, por
ejemplo, una casa te gusta mucho, siempre buscarás una opinión sincera antes de
comprarla’, dice Chacón.
‘‘ Los resultados de este trabajo nos ponen en alerta con respecto a la alta
probabilidad que tenemos de evitar conocer la verdad”.
Dolores Albarracín, profesora de psicología de la
U. de Illinois (E.U.)