Opinion | columna | maria-elvira-bonilla - Agosto 30 de 2012
La directora de la Biblioteca Luis Ángel Arango,
la caleña Margarita Garrido, fue invitada por la Universidad de los Andes a
hablarles a los graduandos de todas las carreras. Centró su reflexión sobre la
manera como deben ejercer la carrera los nuevos profesionales. Estos son
algunos apartes de su cátedra de valores.
“Podemos decir que nos educamos para tres cosas: para el trabajo, para darle
sentido a nuestras vidas y para ejercer como ciudadanos en la sociedad en la
que vivimos. Pero también se trata de haber aprendido a discutir, a argumentar,
a pensar en público, a escuchar a otros y formar un pensamiento autónomo y una
conciencia ética que impida que sean instrumentalizados o que instrumentalicen
a los demás y no acepten de manera pasiva la interpelación del poder o del
dinero.
En medio del mundo consumista que nos rodea vale la pena retomar la
advertencia de Tagore: vamos tras posesiones que nos
protegen, nos satisfacen y nos consuelan pero en ese camino a veces nos
olvidamos de establecer relaciones verdaderas, humanas, con las personas,
relaciones finas y complejas, que conecten seres, y no sean meros vínculos de
manipulación y utilización, aquellos que convierten los amigos en meros escalones,
trincheras o palancas (…)
El pragmatismo y el hedonismo a veces nos hacen romper límites que si
reflexionamos no quisiéramos haber roto. Por eso no podemos dejar de
reflexionar sobre el sentido de lo que hacemos y de lo que consumimos: el
modelo del bienestar, del consumo, guiado por el individualismo, es
insostenible. (…)
Nos educamos también para la convivencia, para la vida en común, para
democracias dignas de llevar ese nombre. No en vano los movimientos de protesta
de hoy se llaman indignados. La dignidad humana se ha puesto en juego aún en
estados democráticos pues no hay una real búsqueda del bien público ni una
escucha verdadera de las personas. (…)
La repugnancia hacia ciertas prácticas políticas nos lleva a una cierta
despolitización olvidando que en casi todas nuestras decisiones y proyectos hay
una dimensión política, es decir la que tiene que ver con la convivencia y el
interés público. Por eso no podemos engrosar las filas de los despolitizados.
Atender el interés público en la toma de decisiones así sea en un ámbito de
empresa privada es tan importante como el construir en el trabajo relaciones
justas, de mutuo reconocimiento.
Finalmente, quiero agregar una reflexión sobre la sostenibilidad
del planeta. Este es un reto ético y político. Se trata de garantizar que los
recursos que usamos estén disponibles para las futuras seis generaciones lo
cual obliga necesariamente a pensar en propiciar formas de convivencia justa,
incluyente, participativa, sin miseria ni violencia. Los contrarios, las injusticias
sociales, económicas y culturales y las violencias de palabra, de obra en todos
los ámbitos, no hacen sostenible la sociedad, ni la democracia ni el planeta.(…)
Las opciones éticas necesitan también grandes ejercicios de imaginación,
creatividad y optimismo, los cuales acompañan generalmente a la juventud. Por
todo esto, mi invitación es finalmente a suscribir un nuevo pacto ético entre
ustedes como profesionales y la sociedad”.