El nuevo Icfes

El año pasado se aprobó la Ley 1324, que reformó el Icfes, especializándolo en la evaluación de la educación colombiana.
Creado en 1968, tuvo como finalidad "servir de órgano auxiliar del Ministerio de Educación Nacional en lo relativo a la inspección y vigilancia de la educación superior, otorgar asistencia técnica, económica y administrativa a las universidades dentro del respeto a su autonomía legal, y prestar aquellos servicios que sean necesarios". Es curioso que entre las funciones originales no estuvo la evaluación, que ha sido su actividad de mayor reconocimiento. En agosto de 1968, se aplicó la primera prueba de Estado a un poco más de trescientos mil bachilleres, y desde entonces lo ha hecho de manera continuada.

El desarrollo del sistema educativo dio origen a desarrollos y reformas que fortalecieron gradualmente el Sistema Nacional de Pruebas, en tanto que se debilitaron las funciones relacionadas con la Educación Superior. La Ley 30 de 1992 trasladó al Consejo Nacional de Educación Superior y al Sistema Nacional de Acreditación competencias del Icfes y redefinió el alcance de los exámenes de Estado. En el 2003 se modificó su estructura y se le asignó como objeto fundamental la evaluación del sistema educativo colombiano en todos sus niveles y modalidades, para propender a la calidad de la educación, al tiempo que se creó el Viceministerio de Educación Superior, trasladándole todas las funciones que desempeñaba en este tema.

Hace poco se hizo la rendición de cuentas del primer año del nuevo instituto, con resultados sorprendentes en lo que representa el patrimonio del país en materia de diagnóstico de la calidad. Además de la conocida prueba que presentan los bachilleres, se cuenta hoy con las pruebas Saber (para grados básicos), los Ecaes (para la educación superior) y la participación en pruebas internacionales como Timss, Pisa y Serce. Se ha avanzado de manera notable en un sistema de información que permite a colegios y universidades saber el estado de sus resultados académicos en comparación con pares locales, nacionales e internacionales.

Este es un punto de partida fundamental para el diseño de políticas de calidad. Sin embargo, la información generada por el sistema de evaluación resulta subutilizada, ya que su aprovechamiento implica un esfuerzo de investigación académica que permita profundizar no solamente en resultados, sino sobre los procesos asociados a ellos. Las solas pruebas tienen el valor del termómetro y otros instrumentos que permiten identificar la temperatura, la tensión arterial o el conteo de leucocitos en una persona: si bien son indispensables, por sí solos no dicen qué remedio necesita el paciente. Todos los datos de los cuales dispone el país sobre su educación requieren una interpretación que ayude a aproximar a los maestros y a los administradores, tanto a los factores de éxito como a las causas de fracaso, con el fin de encontrar los remedios pertinentes a la salud de cada institución. Pues bien, la reforma le asigna ahora al Icfes la función de "adelantar investigación sobre los factores que inciden sobre la calidad educativa".

Esto abre nuevas oportunidades y desafíos a las universidades y centros de investigación, para avanzar en el estudio de los factores determinantes de la calidad. Nada puede ser más importante, especialmente cuando se abre la discusión sobre las propuestas que los candidatos a la presidencia deben hacer en esta materia. Lamentablemente a veces se tiene la sensación de que van bastante a tientas. Para todos la educación de calidad es prioritaria, pero en ninguno es muy claro cómo se irá a lograr. Hay asuntos financieros, pedagógicos, organizativos, culturales... Pero pocos saben cómo inciden en los resultados del proceso.
Por esto creo que la función investigativa del Icfes debe convertirse en el principal eje de las políticas de calidad educativa de los próximos lustros y ello requerirá de los recursos necesarios.
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Francisco Cajiao