Nuevas enfermedades y medicación excesiva: ¿Cuál es el límite entre estar sano y estar enfermo?

La tendencia en medicina de ofrecer fármacos para casi todo aspecto de la vida, estaría llevando a la gente a sobremedicarse.

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Enfermedades que hasta hace poco no existían, como la disfunción eréctil, la andropausia (alteraciones del carácter por déficit de la testosterona) o el llamado trastorno de déficit de atención en los niños han llevado a muchos a plantearse una pregunta: ¿Cuál es el límite entre estar sano y estar enfermo?

"Las nuevas posibilidades que ofrece la medicina para casi todos los aspectos de la vida han hecho que esta haya dejado de ser vista sólo como la gran herramienta contra el dolor y la muerte y que vaya adquiriendo una lógica cada vez más parecida a la de la publicidad: crear nuevas necesidades, como en cualquier otro mercado", señaló la investigadora Kalman Applbaum en un artículo publicado en el 2006 en PLOS Medicine.

Pero, más allá del hecho de que la medicación excesiva representa un riesgo para la salud, ¿es malo que haya un número cada vez más alto de herramientas terapéuticas a disposición del público?

"No creo que haya un problema en la diversidad o en la tendencia a una medicina mejorativa u optimizadora; lo malo es que hay problemas de salud que están olvidados", responde José Alberto Mainetti, director del Instituto de Bioética y Humanidades Médicas de la Fundación Mainetti (La Plata).

Para este especialista en bioética, "la prevención, la atención primaria y los cuidados paliativos deberían tener mayor soporte, y eso falta en la medicina actual. No digo que estas tendencias la obstaculicen, pero debería prestárseles más atención".

"La pregunta no es sólo si los nuevos tratamientos producen algún beneficio, sino también si hay una costoefectividad razonable para la sociedad", opina Agustín Ciapponi, coordinador del Centro Cochrane Argentina.

La lupa sobre la creciente medicalización de la sociedad no sólo hace foco en la medicina estética o mejoradora y en la amplificación de pequeños malestares cotidianos que, de pronto, se convierten en "enfermedades" o en manuales donde casi toda particularidad humana (desde la conducta hasta el estado de ánimo) es susceptible de convertirse en "trastorno": también lo hace sobre la medicina preventiva y el control de males crónicos.

Para Ciapponi, el desplazamiento del límite de la enfermedad hacia la población sana existe y es un negocio formidable para las farmacéuticas y otras industrias asociadas: "Lo complejo de la cuestión es que el hecho de que se trate de un negocio no significa, de ninguna manera, que los avances médicos no se sustenten en datos y procedimientos científicamente correctos", dice.

"También es cierto que hoy se tienen muchos más conocimientos biológicos y se sabe, por ejemplo, que reducir ciertos niveles de colesterol o de presión arterial realmente redunda en beneficios para la salud", agrega Ciapponi. Lo que hay que evaluar, según él, es que "muchas veces esos beneficios son modestos en relación con los recursos necesarios para obtenerlos".

El escritor y periodista Miguel Jara, autor de libros como Traficantes de salud: cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad, tiene una postura más radical: "Los medicamentos son útiles para la humanidad. Sin embargo estamos viviendo en una sociedad que empuja a la gente a consumirlos en exceso, en lugar de promover la adopción de estilos de vida saludables. La consigna es: para cada enfermedad y para cada síntoma, una pastilla. Eso ha llevado a la gente a sobremedicarse, sin medir las consecuencias", dice Jara.

¿Qué pueden hacer los consumidores?

Miguel Jara insiste en que la gente tome consciencia sobre el tema y aconseja:

Cada persona conoce su cuerpo, por lo tanto hay que evitar el consumo innecesario de fármacos y hay que ser protagonista de los tratamientos, cuando se requieran.

Ningún fármaco es inocuo: así como aportan beneficios, pueden causar daños.

Racionalice el uso: tomar más fármacos no lo hará más sano.

Efectos no son homogéneos: un medicamento puede variar su actuar de un organismo a otro.

No quedarse callado: si siente que una medicina le causa molestias, consulte.

Información: cuando el médico le formule algo, pregúntele todo lo que se le ocurra sobre el fármaco. Si queda con dudas, busque una segunda opinión.

Se crean enfermedades 

En el libro 'Los inventores de enfermedades', el autor alemán Jörg Blech enumera cinco campos con los que se crean males para vender tratamientos:

Convertir un proceso normal en un problema médico (la caída del pelo).

Difundir problemas personales y sociales como alteraciones de salud (desánimo = depresión).

Elevar un riesgo a la condición de enfermedad (el obsesivo control del colesterol).

Promover síntomas poco frecuentes como epidemias (disfunción eréctil).

Transformar síntomas leves en señal de enfermedad grave: Síndrome del colon irritable.

REDACCIÓN SALUD
Con información de GDA, 'La Nación' (Argentina).