La nueva anorexia
Febrero 16 de 2010


La obsesión por contar calorías, cuidar el peso y analizar cada alimento, se llama ‘ortorexia’.

¿Antes de llevarse un alimento a la boca piensa en las calorías, en los puntos, en las bacterias, duda de la higiene del plato, de la cuchara y de la mesa en la que le sirven?

¿No come carne roja, porque le aterroriza saber su origen e higiene? ¿No ingiere cerdo, porque le teme a la gripe porcina? ¿No consume pescado por la alta sospecha de contaminación? ¿No bebe leche porque cree padecer intolerancia a la lactosa? ¿Detesta los enlatados, porque los conservantes les restan nutrientes? ¿Considera los hornos microondas como los hornos crematorios de la salud?

¿Ha perdido amigos, por rechazar almuerzos y asados? ¿Dejó de ir a restaurantes, porque no hay menú que se ajuste a sus exigencias alimenticias? ¿Perdió la cuenta de hace cuánto dejó de degustar la comida para disgustarse por la comida?

Todo indica que usted puede estar padeciendo la nueva anorexia: ortorexia, comportamiento obsesivo compulsivo que lleva a sus víctimas a sentir la paranoia de ser envenenado por las industrias alimenticias con sus colorantes y conservantes, o llegar al punto de la hipocondría, hasta indultar un bistec, sólo porque tiene un trozo carbonizado.

No es tan extendida como la anorexia o la bulimia, pero no por eso es menos frecuente o grave, sólo más nueva. Según la nutricionista dietista Marta Lucía Lemos, “esta enfermedad llegó a los consultorios médicos hace unos cinco años, y puede llegar a condiciones similares a las de quien sufre de anorexia. Esto debido a que quien la padece se reprime tanto de comer ciertos alimentos, que puede tener problemas de salud, por falencias de los componentes nutricionales básicos, especialmente proteínas y vitaminas”.

Ortorexia proviene del vocablo griego ‘orthos’, que significa ‘apetito correcto’. La ortorexia es obsesión patológica por consumir solamente comida sana, o de cierto tipo, ya sea orgánica, vegetal, sin conservantes, sin grasa, sin carne o solo frutas o alimentos crudos.

El psiquiatra Lucio David González considera que “es propia de una personalidad obsesiva. Esto se conjuga con la exageración cotidiana, que conlleva a tener problemas sociales, que se somatizan causando migrañas, trastornos del sueño y depresiones, sintomatología que sólo puede ser tratada con fármacos y psicoterapia cognitiva o de psicoanálisis”.

“Muchos ven en la ortorexia un elixir de la eterna juventud para mantenerse bellos, sanos y delgados”, asegura Claudia Patricia Cote, nutricionista dietista del Centro Médico Imbanaco.

Quien bautizó esta patología fue Steven Bratman, médico norteamericano que, siendo víctima de ésta, se dedicó a investigarla y a reseñarla en su libro ‘Health Food Junkies’ (2000). Éste, quien fue cocinero y agricultor, sólo consumía alimentos acabados de salir del huerto y los masticaba 50 veces antes de digerirlos.

De acuerdo con Bratman, “los ‘ortoréxicos’ esperan obtener beneficios físicos, psíquicos y morales, lo cual los lleva a una dependencia similar a la de un adicto a las drogas, al ser una obsesión compulsiva por mejorar la salud”.

ABC los más propensos

Los que más fácil caen en esta obsesión son: fisicoculturistas, modelos, gimnastas, nutricionistas, bailarinas de ballet, modelos y vegetarianos.

·  Hay quienes hasta se especializan en nutrición. Llegan a saber más de microbiología, de transgénicos y de procesos de agricultura que los propios expertos.

Síntomas

·  Son similares a los de la anorexia: las mujeres que lo padecen presentan amenorrea (ausencia del periodo), alucinan. Debido a la falta de vitaminas, proteínas y Complejo B, se dan las depresiones y trastornos psicológicos.

·  Los nutricionistas dicen que un ‘ortoréxico’ necesita una alimentación CESA, es decir, “completa, equilibrada, suficiente y adecuada” y tratamiento psicoterapéutico y farmacológico.

Test: ¿Es usted ortoréxico?

1. ¿Qué tiempo le dedica a pensar en la comida?

a. Más de 3 horas diarias.

b. No piensa, sólo consume.

c. Una hora antes de comer.

2. Compra alimentos pensando en:

a. El número de calorías y de preservantes que contienen.

b. Su preferencia personal.

c. Lo que está en descuento.

3. ¿Su calidad de vida alimenticia es alta?

a. Sí. Desde que inicié esta dieta, la vida me cambió del cielo a la tierra.

b. No sé, no me doy cuenta.

c. He hecho tantas dietas que ya ni sé si dan resultado.

4. Siente culpabilidad por la comida cuando...

a. Consume alimentos que no están en su régimen dietario.

b. Come más de lo habitual.

c. No tiene sentimientos de culpa, pecado es no comer.

5. ¿Planifica los alimentos que va a consumir al otro día?

a. Sin falta, vivo por ello. Hasta tengo un listado de los alimentos con cada una de sus características.

b. No. Cada día lleva su azar.

c. Claro, los blanquillos y los fríjoles hay que remojarlos.

6. La película con la que se siente identificado(a):

a. Mejor Imposible (Jack Nicholson y Helen Hunt).

b. El Amor Ciego (Gwyneth Paltrow).

c. El Profesor Chiflado (Eddie Murphy).

7. Últimamente al asomarse al espejo ...

a. Más amarillo o naranja que de costumbre (Claro Ha consumido más ahuyama y zanahoria de lo acostumbrado).

b. Más gordo. Voy a acabar con esta dieta, no sirvió para nada.

c. Igual, no noto nada. Pero así me quieren.

Respuestas

Mayoría A: Va camino a la ‘ortorexia’, si no es ya un ‘ortoréxico’. Consulte a un nutricionista y a un psicólogo.

Testimonio: Una ‘ortoréxica’ convertida

Una nutricionista del Centro Médico Imbanaco que prefirió mantener su nombre en reserva, admitió haber padecido de ‘ortorexia’ y haberse recuperado: “Aún hoy no tomo la comida con las manos, prefiero deslizar el contenido del paquete en mi boca. Cuando estoy en una reunión con compañeros de trabajo o amigos, no acepto lo que me ofrecen, porque antes pienso ¿en dónde estuvo? ¿Qué habrá tocado? ¿Se habrá lavado las manos? He asistido a congresos de microbiología y he visto cómo caminan los parásitos por entre los alimentos. Se ha encontrado desechos orgánicos en las manos de personas que luego han ingerido alimentos. Si saco una nuez de un paquete, lo pienso dos o tres veces antes de comérmela”.