La médica colombiana que recibirá
Gobierno
francés exaltará este 9 de noviembre a Nubia Muñoz, candidata al Nobel de
Medicina 2008.
Con
ocasión de recibir este 9 de noviembre
Aunque vive desde hace más de 30 años en Francia, esta médica caleña, egresada
de
¿Qué siente al recibir
Es un gran honor, pero no solo para mí, sino para muchos colegas que han
trabajado conmigo, y naturalmente también para Colombia. No creo que muchos
colombianos la hayan recibido.
Aunque este año otro investigador colombiano, Carlos Moreno, también la
recibió. Y como coincidencia feliz, Carlos Moreno es el encargado de imponerme
la medalla. Me alegra también porque soy una mujer y el creador del premio,
Napoleón Bonaparte, era bastante machista.
Acaso, ¿es usted feminista?
Soy más bien realista. Incluso en Francia, un país desarrollado, las mujeres
tienen muchas dificultades para acceder a las mismas oportunidades que los
hombres. La causa de las mujeres ha avanzado, pero todavía queda mucho camino
por hacer.
El realismo es la razón que esgrimen miles de colombianos radicados en
Francia para pedir la nacionalidad francesa. ¿Por qué decidió conservar la
nacionalidad colombiana?
Porque sigo muy contenta y orgullosa de ser colombiana y no veo razón para
cambiar de nacionalidad. Vivo unos 4 meses al año en Colombia. Siempre he
estado en contacto con investigadores colombianos. Con ellos hemos realizado
varios proyectos de investigación. Todavía asesoro estudios en el Instituto
Nacional de Cancerología.
¿Y Francia, entonces?
Me gusta vivir en Francia. Por eso estoy radicada aquí desde hace más de 30
años. Trabajé sin problema en el Centro Internacional de Investigación sobre el
Cáncer (CIRC) de Lyon, que forma parte de
Algunos sostienen que es injusto que usted no haya recibido el premio Nobel de Medicina en el 2008, al mismo tiempo con el
biólogo alemán Harald Zur Hausen. Al fin y al cabo, si la humanidad dispone
actualmente de una vacuna para combatir el cáncer de cuello uterino es gracias
a los trabajos en laboratorio de Zur Hausen, pero también a los trabajos epidemiológicos que
usted coordinó en muchas partes del mundo. ¿Por qué él sí fue galardonado y
usted no?
En 1970 yo sospechaba que el virus del papiloma humano era el principal
responsable del cáncer cervical. Pero, en ese entonces, no se disponía de la tecnología
necesaria para probarlo. Fue sólo a partir de los 80 cuando en el laboratorio
de Zur Hausen se
desarrollaron unas pruebas mediante las cuales se podían detectar fragmentos
del genoma viral en las células tumorales. En su laboratorio, Zur Hausen logró demostrar, por
primera vez, la presencia de fragmentos del genoma de ciertos tipos del virus
del papiloma en las células tumorales. Esto era lo que faltaba para aplicar
luego esa técnica a los estudios epidemiológicos que yo tuve la fortuna de
dirigir en más de 30 países. Estas investigaciones de campo fueron
fundamentales.
¿Por qué piensa usted que el comité Nobel
privilegió solamente la investigación en laboratorio y omitió reconocer las
suyas?
En el 2008, el comité Nobel hizo algo que nunca
antes había hecho: unir en un solo premio dos virus que causan dos enfermedades
muy distintas. La mitad del premio fue destinada a recompensar a los
descubridores del virus del sida, y la otra mitad, para los del papiloma. Los
franceses Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier lo recibieron por haber descubierto el VIH; Harald Zur Hausen,
por el papiloma. Yo he debido recibir el premio al mismo tiempo que Zur Hausen, pero el Nobel solo puede ser atribuido a tres personas, no a
cuatro. Por eso me quedé por fuera.
¿No se siente amargada por haber pasado tan cerca?
No. Yo no me esperaba ser nominada al Nobel. Fue una
gran sorpresa y un gran honor. La nominación ya es más que suficiente para mí.
Que yo sepa, no hay ningún otro investigador
colombiano que haya sido postulado al Nobel de
medicina. Creo que hay muy pocos investigadores que han tenido el privilegio de
vivir la historia fantástica que yo he vivido.
¿Cuál es esa historia?
Primero, descubrir que dos enfermedades muy graves, el cáncer de hígado y el
cáncer de cuello uterino, son causadas principalmente por dos virus: el de la
hepatitis B y el del papiloma.
Y, posteriormente, haber podido participar en los estudios que lograron
demostrar que el mejor instrumento para combatir esas enfermedades es la prevención,
actuando directamente sobre esas causas mediante vacunas.
¿Desarrolló usted esas vacunas?
No directamente. Mis contribuciones han sido determinantes en ese proceso, pero
esa labor ha estado a cargo de grandes empresas farmacéuticas. Esas vacunas contra
el virus de la hepatitis B y contra ciertos tipos del virus del papiloma son
las primeras en la historia de la humanidad contra el cáncer.
Personalmente, lo que más me interesa es que lo que descubrimos sirva para
mejorar la salud de las mujeres. El cáncer de cuello uterino afecta sobre todo
a mujeres entre 45 y 50 años que tienen varios hijos. Su muerte es una
tragedia.
En el caso del virus del papiloma que causa el cáncer cervical, ¿cuál fue su
principal contribución?
Demostrar que ciertos tipos de este virus son la causa principal y necesaria de
este cáncer. Gracias a los estudios epidemiológicos que yo dirigí, demostramos
que los tipos 16 y 18 del papiloma son los causantes del 70 por ciento de los
cánceres cervicales en el mundo.
¿Se necesita liderazgo para coordinar una investigación en más de 30 países?
Sí, pero mi liderazgo no era autoritario, sino suave y justo. Apliqué mi gran
sentido de la persuasión. No imponíamos nada a nuestros colegas en el terreno,
sino que los entrenábamos y los poníamos como primeros autores de los artículos
científicos. Muchos se entusiasmaron tanto que luego empezaron una carrera de
epidemiólogos.
Una
vida dedicada a la ciencia
La
doctora Nubia Muñoz realizó, durante tres años, una estancia en el National Cancer Institute y en