No se deje enfermar por el
sedentarismo
El ejercicio reduce el riesgo de males cardiovasculares,
diabetes tipo dos y algunos cánceres.
Seis
de cada diez adultos en el mundo no hacen suficiente actividad física para
mantenerse sanos.
No
se trata, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), de un
asunto menor, de hecho clasifica al sedentarismo como el cuarto mayor factor de
riesgo de mortalidad en el planeta, superado apenas por la hipertensión (13 por
ciento), el consumo de cigarrillo (9 por ciento), el exceso de glucosa en la
sangre (6 por ciento), y el sobrepeso y la obesidad (5 por ciento).
En
estos momentos, y según estadísticas de la OMS dadas a conocer a propósito del
Día Mundial de la Actividad Física, que se conmemora el sábado próximo, es
posible atribuir 1,9 millones de muertes anuales a la inactividad física.
Uno
de los mensajes que se difundirá con fuerza este año es que nunca es tarde para
empezar a hacer actividad física.
Vale
aclarar, sin embargo, que este concepto no se refiere solamente a la práctica
de algún deporte, sino que es mucho más amplio. Para la OMS, se trata de
cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el
consiguiente consumo de energía. Y eso incluye los deportes, el ejercicio y
otras actividades, como el juego, las caminatas, las tareas domésticas, la
jardinería o el baile.
No
son pocas las ventajas que, a juicio de especialistas, trae el empezar a
moverse más. Belkis Angulo Brión,
presidenta de la Asociación Colombiana de Medicina Física y Rehabilitación,
explica algunas: “Se ha documentado en numerosos estudios el hecho de que ayuda
a prevenir los riesgos de enfermedad cardiovascular y hay una menor
probabilidad de desarrollar diabetes tipo dos (asociada a la gordura). El
ejercicio, en general, ayuda a controlar el sobrepeso y la obesidad; además,
disminuye la incidencia de algunos tipos de cáncer, como el de colon y mama”.
Angulo
añade que la actividad física, moderada o vigorosa, debe ir enfocada a combatir
el sedentarismo que está presente sobre todo en las áreas urbanas.
“Estamos
sujetos –afirma– a procesos de mecanización de las
actividades. Nos sentamos frente al computador y cada vez nos movemos menos.
Incluso para ir de un piso a otro usamos el ascensor o el carro, para recorrer
distancias cortas”. Por su parte, Mariana Tovar, médica fisiatra del
Departamento de Medicina Física y Rehabilitación de la Universidad del Valle,
aclara que para que la actividad física sea efectiva se requiere ponerle al
corazón algo de exigencia.
“Es
recomendable, para una persona que no tenga ninguna patología y quiera seguir
manteniéndose sana, que practique ejercicios aeróbicos –explica Tovar–. De esta manera, los músculos consumen oxígeno para
obtener la energía necesaria para realizar el ejercicio”. Según la experta,
para determinar la frecuencia cardiaca máxima a la cual una persona debe
ejercitarse se utiliza una fórmula muy sencilla: se toma 220 como valor
constante y se le resta su edad.
Ejercicio
terapéutico para personas con discapacidad
De
acuerdo con la fisiatra Belkys Angulo, esta clase de
ejercicio es recomendado para personas que tengan algún evento de salud y estén
sometidas a una inmovilización prolongada, que conlleva al síndrome de desacondicionamiento físico, el cual ocasiona
manifestaciones a nivel muscular, puede producir osteoporosis, alteraciones
cardiovasculares e impacto en el sistema respiratorio.