No sólo del PIB muere el hombre
Mayo 28 de 2010
Por Rodrigo Guerrero*
Los estudios dicen que la violencia no tiene una sola explicación.
En un trabajo titulado “Lo dicen los datos: La violencia
homicida en Colombia es un resultado del ciclo económico”, un grupo de
investigadores de
El método científico dice que la credibilidad de un
hallazgo depende más del método con que se llegó a él, que de la autoridad o el
prestigio de quien lo afirma. La lógica es mala consejera de la ciencia.
Al revisar el mencionado trabajo, encontré fallas que no
permiten afirmar que existe una relación de causalidad entre el crecimiento
económico y la disminución de los homicidios.
En primer lugar incurre en lo que se podría llamar “reduccionismo económico”, esto es, tratar de explicar toda
la variación de la violencia por motivos económicos. Esa peligrosa
simplificación se originó cuando Gary Becker, Premio Nóbel de Economía, publicó unas
observaciones sobre la racionalidad y el crimen. Según Becker
el criminal hace un balance del riesgo y el beneficio que puede obtener y actúa
de acuerdo con él.
El problema es pensar que todos los homicidios tienen una
racionalidad económica -como el atraco bancario o el fleteo-, cuando la gran
mayoría, al menos en Colombia, no la tienen. El consumo desmedido de alcohol
asociado al porte de armas, hace que en los fines de semana, la noche de año
nuevo, el día de la madre, etc., se incrementen los homicidios.
Los múltiples estudios hechos en varios países al igual
que los realizados en Colombia por Cisalva indican
que la violencia no tiene una sola explicación y que a ella contribuyen
factores como la ineficacia de la justicia y la policía, la disponibilidad de
armas de fuego en la población civil, el consumo desmedido de alcohol, factores
culturales como la violencia intrafamiliar y escolar que predisponen a la
intolerancia y a la respuesta violenta al conflicto, el crimen organizado en
sus variadas manifestaciones y, sin duda, en una pequeña parte, existe la
racionalidad económica.
Algunos datos inéditos muestran que no existe ninguna
correlación entre el desempleo y las tasas generales de homicidio en Cali. Sin
embargo, cuando se corre desempleo contra homicidios con motivación económica
aparece una correlación fuerte y significante, que no aparece en la tasa
general porque, siendo éstos únicamente el 10% del total, su impacto se diluye
entre las otras motivaciones.
Una correlación aislada, así sea fuerte y robusta, no
puede determinar causalidad. Los hallazgos dan para formular una hipótesis, no
una tesis con validez universal, especialmente cuando riñe con otras
observaciones que indican que no es el PIB, sino la desigualdad social y
económica de una sociedad, las que se asocian causalmente con la violencia.
*Epidemiólogo y Concejal de Cali.