No se deje asustar por la anestesia

Para reducir riesgos por enfermedades o alergias, es vital consultar con el anestesiólogo.

Pese a ser muy seguro, este procedimiento no está exento de complicaciones. Conózcalas.

Desde que el estudiante de medicina William Thomas Green Morton proporcionó la primera anestesia con éter sulfúrico en el Hospital General de Massachusetts (Boston, 16 de octubre de 1846), no se ha detenido la búsqueda de técnicas más efectivas y seguras en este campo.

Hoy es muy claro que sin ella sería imposible practicar cualquier tipo de cirugía, desde la más simple hasta la más compleja. Y aunque el enorme desarrollo que ha tenido la anestesiología la ha convertido en un procedimiento muy seguro, no está exento de complicaciones.

Se estima que las graves ocurren en uno de cada 10.000 casos. Pese a ser pocas, logran crear temores entre la gente que tiene a la vista una cirugía.
 
¿Cómo actúa?
A través de procesos bioquímicos la anestesia bloquea las señales táctiles, de dolor, de temperatura, de sonido y de olor, entre otras, que le llegan al sistema nervioso desde el exterior. Esto evita que, mientras dure el efecto, el cerebro procese esa información.
 
¿Todas las anestesias funcionan igual?
Todas actúan bloqueando los impulsos nerviosos, pero sus efectos varían según el lugar de aplicación y la acción que se busca. Por eso hay anestesia local (la persona está despierta y solo tiene insensibilizada una parte del cuerpo); regional (el paciente está despierto, aunque la anestesia afecta a una amplia región del cuerpo), y la general (el cerebro no recibe estímulos y la persona está inconsciente).
 
¿Para qué son las citas con el anestesiólogo?
Es importante que antes de la cirugía este especialista evalúe cuáles son las condiciones de salud del paciente y conozca sus antecedentes; de esto depende que pueda detectar los riesgos que podría correr esta persona con la anestesia y prevenirlos.
 
¿Hay personas a las que no se les puede poner anestesia?
Por su estado de salud, algunas tienen más posibilidades de complicarse en una cirugía que otras. Hay una escala que clasifica el riesgo anestésico en pacientes y con base en ella los especialistas deciden.
 
¿Por qué ocurren las complicaciones?
En realidad son muy pocas y pueden suceder por múltiples factores, como la acción de los propios anestésicos, la situación de salud de la persona y algunas condiciones del procedimiento; estos pueden causar algunos efectos negativos, para los cuales todo anestesiólogo debe estar preparado.
 
¿Es cierto que algunos pacientes nunca despiertan de la anestesia?
No hay posibilidad de que un paciente quede anestesiado para siempre, pues es un procedimiento reversible. Lo que sí puede ocurrir es que la persona fallezca durante la cirugía, lo cual sucede por muchos otros factores.

¿Qué pasa en la sala de operaciones?
Se conectan al paciente aparatos para vigilar corazón, presión arterial, respiración y niveles de oxígeno. Si se trata de una anestesia general, se inicia un proceso de inducción para relajar a la persona, con la inyección de fármacos por la vena. Luego se pasa un tubo por la tráquea, que se conecta a la máquina de anestesia. Por allí se pasan gases anestésicos, que mantienen dormida a la persona.
 
¿Por qué piden estar en ayunas en cirugía?
Cuando se aplica anestesia general se corre el riesgo de que el contenido del estómago pase a los pulmones (broncoaspire). Esto no solo dificulta la entrada de oxígeno al cuerpo, también puede traer consecuencias graves, que van desde las infecciones severas hasta la muerte.
 
Posibles efectos negativos
Entre los frecuentes están náuseas y vómito; alergia a los anestésicos o daños en los nervios, la garganta, los dientes y las cuerdas vocales.

Entre los menos frecuentes, pero más graves, están broncoaspiración, infarto o arritmia, accidentes cerebrovasculares, despertar durante la cirugía y muerte.
 
Cuándo consultar
Si después de haber sido dado de alta presenta estos síntomas, consulte:

Tos persistente, alteraciones de la voz (disfonía o afonía), dolor en el pecho u otra parte del cuerpo, pérdida del movimiento o de la sensibilidad en alguna parte, vómito o náuseas persistentes.
 
Usted también puede ayudar
Acuda acompañado a las citas con el anestesiólogo y apórtele toda la información que le pida.

Siga cada una de las recomendaciones que le dé, incluida la toma de medicamentos.

Si tiene dudas o nota cambios en su estado de salud, comuníqueselo.

Pregunte por el tipo de anestesia, las complicaciones y el tiempo aproximado de duración de la cirugía.

'Algunos temen que la anestesia queme sus neuronas'
 
Anestesiólogo aclara mitos e insiste en que omitir información antes de una cirugía es peligroso.
 
El papel de un anestesiólogo en una sala de cirugía no es, como se infiere de las series médicas televisivas, la de mantener dormido al paciente mientras lo intervienen.
 
"Va mucho más allá", dice el vicepresidente de la Sociedad Cundinamarquesa de Anestesiología, César Armando Rubiano Macías.
 
El especialista explica que no solo deben "decidir cómo y en qué condiciones debe dormirse al paciente y qué método conviene más, también vigilamos todas sus funciones vitales durante el procedimiento, para evitar que estas se alteren o que existan complicaciones o molestias futuras derivadas de la cirugía, como miedo, angustia, dolor, ansiedad y otras más concretas, como las náuseas y el vómito".
 
Insiste, eso sí, en que los procedimientos anestésicos son cada vez más seguros. Pese a eso, sin embargo, la gente mantiene temores y mitos sobre ellos: "En la consulta previa a la cirugía -dice Rubiano- lo que más pregunta la gente es si se pueden morir durante la anestesia, despertarse en medio de la operación, perder neuronas a causa de ella e incluso tenerla en el cuerpo durante semanas. Y muchos creen que con anestesias regionales como las epidurales, quedan dolores para toda la vida".
 
Rubiano asegura que la mayoría de esos temores son infundados, "gracias a los avances de la medicina, a los equipos con los que se cuenta para vigilar a los pacientes y a la cada vez mayor especialización de estos profesionales, los riesgos de complicaciones son casi nulos".
 
Aclara, eso sí, que la gente debe poner de su parte y confesarse, literalmente, con el anestesiólogo: "La idea es que nos cuenten todo: sus antecedentes familiares y personales de salud (por ejemplo alergias a fármacos, males del sistema nervioso, epilepsia, problemas anteriores con anestesia), los medicamentos que usan y hasta las drogas que consumen".
 
Aun así, los pacientes omiten información por vergüenza, por miedo a que les suspendan la cirugía o simplemente porque no le dan importancia a cierta información, "la clave está en no quedarse con dudas, en no omitir detalles y en seguir, al pie de la letra, las recomendaciones previas a la cirugía".

REDACCIÓN SALUD