Las neuronas sufren por falta
de agua
Pocos saben
que el rendimiento mental puede disminuir cuando el cuerpo pierde mucho
líquido.
"¡Está
más claro que el agua!", suele afirmarse para dar a entender que cierto asunto
resulta evidente y no admite ninguna duda o interpretación diferente.
Lo cierto es que, para quien no consume suficiente agua o no repone
adecuadamente la que ha perdido su cuerpo, las cosas pueden no estar claras,
porque la deshidratación afecta en diversos grados el rendimiento intelectual,
de acuerdo con un estudio del Observatorio de Hidratación y Salud de España
(OHS).
Para evitar que las neuronas sufran por falta de agua, los expertos del OHS
recomiendan, especialmente en épocas en que se realice un esfuerzo mental más
intenso, como los exámenes, la preparación de proyectos o las entrevistas
laborales, mantener una buena hidratación, bebiendo de dos a tres litros de
agua al día, a través de infusiones, refrescos, jugos y lácteos, entre otros.
Según las conclusiones del informe 'Hidratación en temporadas de esfuerzo
mental intenso', realizado por el OHS, el rendimiento mental puede disminuir
con la deshidratación, sobre todo cuando el cuerpo pierde más del 2 por ciento
de líquidos.
Las investigaciones muestran que una leve pérdida del equilibrio hídrico puede
afectar, de manera más o menos intensa, la capacidad de atención y la memoria a
corto plazo, y puede influir en la actividad mental rutinaria o en la
concentración.
Conforme avanzan el tiempo y el nivel de deshidratación se detecta un mayor
descenso de las habilidades psicomotoras. La pérdida del equilibrio hídrico
también guarda relación con un incremento de la fatiga, el cansancio, los
problemas visuales, la pérdida de memoria y la disminución de la atención, la
pérdida de habilidad aritmética y el incremento del tiempo de respuesta ante
estímulos visuales, de acuerdo con el OHS.
Además, la ausencia de una correcta hidratación afecta el tiempo de reacción y
la discriminación perceptiva. Por eso, dicen los expertos, en los trabajos que
requieren un esfuerzo físico importante a altas temperaturas y al aire libre
(bomberos, agricultores, trabajadores de la construcción, etc.), las pérdidas
de líquidos aumentan el riesgo de accidentes laborales.
Finalmente, la deshidratación también afecta de forma especialmente negativa la
función cerebral de los ancianos, ya que reduce su velocidad de procesamiento y
el rendimiento de la memoria.
Recomendación:
de dos a tres litros diarios
Consecuencias
Cuando no se
bebe lo necesario y no se reponen las pérdidas de líquido aparece la
deshidratación, que puede provocar, además de pérdida de rendimiento
intelectual y cognitivo, dolor de cabeza, alteración de la presión sanguínea,
desvanecimiento y vértigo al levantarse. Cuanto mayor es la pérdida de líquido,
los síntomas son más fuertes.
'Tips' para tener una buena salud
Los expertos
recomiendan beber de dos a tres litros de líquido al día, procurar tener
siempre una botella de nuestra bebida preferida a mano para tomar regularmente
en la biblioteca, en clase o en el trabajo, y variar el tipo de líquidos que se
consumen para tomar más fácilmente la cantidad adecuada. Es clave tomarse el
agua a temperatura ambiente.
La
temperatura es importante
Si están
frías, las bebidas pasan más rápidamente del estómago al intestino delgado,
donde son asimiladas por el organismo, y aumenta el riesgo de diarrea y de
espasmo esofágico. El otro extremo, sin embargo, también es perjudicial pues si
las bebidas están muy calientes, el vaciado gástrico es lento y no se obtienen
tan rápidamente los beneficios esperados con la ingesta del líquido.
EFE
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