El trastorno narcisista de la personalidad
Diciembre 13 de 2009


Por: Carlos Climent

El narcisismo -término que aplica a ambos sexos- es un trastorno de la personalidad y uno de los obstáculos más grandes para las relaciones interpersonales.

El trastorno narcisista de la personalidad, según las clasificaciones internacionales, se confirma cuando el individuo tiene varias de las siguientes características:

*Siempre quiere ser el centro de atención.

*Sus relaciones interpersonales están caracterizadas por su egoísmo, grandiosidad, egocentrismo, frialdad y superficialidad.

*Es incapaz de querer de verdad y en consecuencia no siente consideración por el dolor de los demás. Estos hechos no se suelen entender, en toda su dimensión, sino después de muchos años de “sufrir” la convivencia con el narcisista.

*Limita, domina y somete a quienes tiene a su alrededor. Los niños y los cónyuges pasivos son sus víctimas predilectas. La falta de afecto verdadero en la infancia, es decir la deprivación afectiva, que supone el haber tenido unos padres narcisistas durante la infancia lleva con muchísima frecuencia a tener un problema narcisista o a elegir a un narcisista como pareja.

*Reacciona con sorpresa y no pocas veces con violencia, frente a la crítica o el rechazo y no admite confrontación alguna.

*Con frecuencia muestra conductas ventajistas o explotadoras.

*Su opinión sobre los demás oscila entre los extremos de la idealización dramatizada y la exagerada desaprobación.

*Puede lucir muy detallista en una circunstancia determinada. Y en otra, sin el menor remordimiento, actuar de forma totalmente despiadada.

*Subestima a los demás.

*No le reconoce méritos a nadie.

*Es atenido. Con frecuencia se cree con derecho a las cosas sin merecérselas y no vacila en manipular a quien le rodea.

Estos rasgos pueden estar presentes en las personas comunes y corrientes, pero también los pueden tener los individuos excepcionales.

Las formas de narcisismo son variadísimas. Es de anotar que en casi todos los trastornos de personalidad coexisten rasgos narcisistas. Cuando sólo hay unas pocas de estas características y/o no son muy pronunciadas, se habla de rasgos narcisistas en vez de trastorno narcisista de la personalidad. Los rasgos indican una severidad menor del proceso patológico, pero no dejan de ser un inconveniente ya que sus manifestaciones son permanentes. De cualquier forma, el convivir con un narcisista cotidianamente es una fuente inagotable de conflicto.

No se hace el diagnóstico de un trastorno narcisista de la personalidad a menos que sus manifestaciones sean muy abundantes y/o interfieran en las relaciones interpersonales del individuo. Estas características, en grados variables de severidad, se hacen evidentes desde la etapa de adulto joven y no se modifican mayormente a lo largo de toda la vida.

Las formas benignas de esta condición pueden coexistir-no sin muchas dificultades-con la cotidianidad de la vida familiar, social y de pareja. Las formas más severas o malignas vienen acompañadas por hipocresía y crueldad extremas, lo cual representa un grave obstáculo para la convivencia.

carloscliment@elpais.com.co