Editorial: Muertes evitables
En
estos tiempos de reforma, deben fijarse objetivos claros para enfrentar el
cáncer en Colombia.
Las cifras son impactantes: según datos de
La propia Organización Mundial de
Hay que reconocer que ahora la humanidad tiene un mayor entendimiento de la
naturaleza del cáncer, lo que ha desembocado en el desarrollo de mejores formas
de prevenirlo, diagnosticarlo y tratarlo. Infortunadamente, las debilidades de
los sistemas de salud no han permitido que el grueso de la población, sobre todo
en naciones de bajos y medianos ingresos, adquiera conciencia sobre la
importancia del autocuidado y tenga acceso a una
atención médica oportuna e integral cuando la enfermedad aparece.
Aunque lo lógico sería que la mayoría de la gente tuviera claridad sobre qué
cosas la ponen en un riesgo más alto de enfermar, una
amplia encuesta de
Un buen número de participantes del estudio relegó a un segundo plano aquellos
aspectos que tienen que ver con la responsabilidad individual, como los malos
hábitos alimentarios, el sedentarismo, el tabaquismo y el consumo excesivo de
alcohol.
Cada vez resultan menos claras las razones por las cuales en el país cada día
se registran 13 casos nuevos de cáncer de cuello uterino, 12 de pulmón y 12 de
estómago, aun cuando en un alto porcentaje la aparición de este tipo de tumores
puede prevenirse.
Capítulo aparte es el de la atención que reciben los enfermos. A menudo, los
pacientes de cáncer deben librar su batalla contra la enfermedad en absoluta
desigualdad, pues a las trabas administrativas que les imponen las EPS y las
clínicas y hospitales para acceder a tiempo a medicamentos y procedimientos,
hay que sumar la atomización de la atención.
La integralidad consagrada en las normas se queda en
el papel cuando un enfermo debe tramitar autorizaciones y hacer papeleos de
oficina en oficina, y reclamar medicamentos, recibir tratamientos, asistir a
controles e ir a urgencias en sitios distintos y, en muchos casos, de dudosa
calidad. Tamaño desgaste juega contra la posibilidad de recuperación de la
persona.
En estos tiempos de reforma, los responsables de la salud de los colombianos
deben fijarse objetivos claros en temas como este. No sólo es posible salvar
muchas vidas, también mejorar el bienestar de los enfermos; ambos factores
constituyen medidores concretos de la calidad e impacto de un sistema de salud
que, retóricamente, ha sido promovido como uno de los mejores del mundo.