El ministro de
Salud, Alejandro Gaviria, defiende la reforma y la creación de esa futura
entidad que manejará al sector. Dice que no operará como un modelo centralista
La reforma al sistema de salud —cuya presentación al Congreso de la
República se prevé para este mes, sigue generando incertidumbre.
Primero, por la desaparición de las Empresas
Promotoras de Salud, EPS, y segundo por la creación de una ‘mega-entidad’
pública (MiSalud) para manejar todo un sistema que
acusa fallas en la atención, millonarias deudas y problemas de corrupción.
El ministro de Salud, Alejandro Gaviria asegura que
los cambios son urgentes, ya que resolver la crisis no da espera.
Las EPS se transformarán en gestores con un énfasis
territorial. Estos gestores serán los representantes del usuario y coordinarán
la prestación de los servicios con base en una red claramente definida. Hay dos
cambios fundamentales: ya no manejarán la plata y su remuneración dependerá en
parte de los resultados en salud. En algunas regiones, en el Régimen Subsidiado
en particular, está labor podrá ser asumida por las entidades territoriales.
Por supuesto está prevista una transición. Hemos
pensado que podría ser de uno o dos años. No podemos dar saltos al vacío.
Tenemos que garantizar la continuidad del servicio. La ley tendrá un capítulo
específico sobre la transición.
Los planes vigentes no cambiarán. Pero hemos
pensado en una alternativa, en la posibilidad de que quienes deseen comprar un
plan voluntario no tengan que pagar dos veces por el mismo cubrimiento como ocurre
hoy. Con la reforma podrán “llevarse” la Unidad de Pago por Capitación, UPC, no
la contribución, la diferencia es de fondo, para pagar por el plan.
No será una aseguradora estatal. No queremos crear una súper Caprecom. O regresar al Seguro Social. O centralizar la
administración de todo el sistema. La gestión de riesgos y la administración de
la salud en los territorios estarán a cargo de los nuevos gestores. Estos
realizarán las auditorías médicas y ordenarán los giros de MiSalud
a los hospitales.
MiSalud puede entenderse como la entidad que
administrará los recursos y la información del sistema. No operará como
administradora de la salud. No tendrá filiales, ni hará las veces de
aseguradora.
Será supervisada por la Superfinanciera.
Tendrá todos los controles posibles. Pero cabe que señalar la situación actual,
esto es, la situación de un fondo virtual como el Fosyga
que delegó todas sus funciones a un administrador fiduciario, no es sostenible.
Las fiducias no quieren estar en el negocio. Por lo
tanto, el paso de un fondo virtual, como el Fosyga, a
uno real, como Misalud, era casi inevitable.
Reitero: algunos de los gestores podrán ser
públicos, empresas mixtas o privadas. Esperamos que las tutelas disminuyan
sustancialmente con la redefinición del plan de beneficios, con la creación del
plan integral. En caso de existir, las tutelas por bienes y servicios por fuera
del plan integral serán pagados directamente por el Fondo.
La transición contempla la creación de algunos
instrumentos que le permitirán a la Nación asumir una parte de esas deudas. En
todo caso, independientemente de la reforma, tenemos que seguir trabajando en
resolver las dificultades financieras de la coyuntura. La reforma es sobre el
futuro. Pero somos conscientes de que existe un pasado complicado por resolver.
No todas las entidades territoriales podrán
hacerlo. Pero yo prefiero que la responsabilidad recaiga sobre quienes, al
menos, están sujetos al escrutinio público. Le doy un ejemplo. La semana pasada
estuve en Guainía. Allí estaban el gobernador, el
alcalde y los secretarios de salud. Los representantes de las EPS no se dejaron
ver.
La deuda de las EPS a los prestadores supera los cinco billones de
pesos. Muchas EPS tienen patrimonio negativo. Varias intervenidas.
La situación es grave. Y la reforma intenta evitar que en el futuro se repita
esta situación.