Medidas simples para prevenir la dolorosa tortícolis

 

Este trastorno tiene tratamiento.

Las malas posturas, el sedentarismo y el estrés, principales causas de este problema.

Casi todos los adultos han tenido, alguna vez en su vida, episodios de tortícolis. El dolor que causa este tipo de distonía muscular no sólo limita a la persona para girar la cabeza, sino que endurece los músculos del cuello.

Lo más habitual es que el dolor vaya cediendo a medida que los músculos afectados se relajan, pero eso no ocurre en todos los casos, pues hay algunos tipos de tortícolis que obedecen a causas más serias.

Lo más común es que esta molestia se produzca por malas posturas y por sobrecargas o imbalances musculares; también puede deberse a alteraciones en la columna vertebral, a lesiones congénitas, a infecciones e incluso ser consecuencia de un estado de ansiedad generalizado.

Accidentes automovilísticos en los que un vehículo es golpeado por detrás pueden provocar "latigazos" que hacen que los músculos del cuello de los ocupantes del primer carro, se contraigan en forma exagerada para proteger la columna provocando tortícolis severas.

La postura que identifica al afectado de tortícolis es la de la cabeza inclinada hacia un lado, así como una posición extraña del mentón, fruto de la irritación de los nervios a nivel de la columna cervical.

La mayoría de los casos de tortícolis se pueden tratar con procedimientos simples: aplicación de calor en la zona afectada, masajes a cargo de un fisioterapeuta para rebajar la contractura y fármacos relajantes, si el proceso inflamatorio se alarga más de tres días.

En el caso de las congénitas las intervenciones son más complejas; pueden incluir la aplicación de relajantes musculares que bloquean el sistema nervioso, o de toxina botulínica, además de cirugías para alargar músculos o "desconectar" los nervios que producen su contracción.

¿Cómo se previene?

La médica fisiatra Olga Lucía Estrada hace las siguientes recomendaciones para evitar esta molestia, que es muy común:

Buena postura al sentarse: la espalda debe ir recta, apoyada en el respaldo o espaldar de la silla y los pies bien apoyados en el suelo.

Silla adecuada para el carro: debe ser firme y no hundirse mucho. El cuerpo debe descansar sobre el acolchado y su distancia del volante, los frenos, el embrague y el acelerador debe ser acorde con la estatura para evitar incomodidades.

Apoya-cabezas para la silla del carro: permite que el cuello descanse y mantenga una postura correcta con la columna durante el viaje.

Cama cómoda y buen colchón: la mejor postura para que el cuerpo descanse durante el sueño es acostarse de lado y con las piernas dobladas, formando una S con el cuerpo. El colchón debe ser firme; las almohadas, ni muy altas ni muy bajas.

Evite la quietud: cada dos horas, por lo menos, levántese, doble las piernas, gire el cuello y estire los brazos.

Agua caliente: ponga sobre el cuello una bolsa de agua caliente envuelta en una toalla y cámbiela cuando se enfríe. Repita la operación durante 30 a 45 minutos y luego estire suavemente los músculos de esta zona.

En el trabajo: adopte buenas posturas cuando lleve a cabo actividades prolongadas, procurando que la silla sea lo más anatómica posible y que le dé buen apoyo a la columna vertebral.

Objetos pesados: al levantarlos asegúrese de flexionar las rodillas y mantener la espalda recta.

Este mal sería tan antiguo como el hombre

Recientes estudios efectuados con restos humanos del yacimiento prehistórico de la Cueva de Maltravieso, en Cáceres (España), demuestran que los casos de tortículos datan de fechas antiquísimas. El análisis del cráneo de una mujer, que vivió hace 3.500 años y tenía unos 22 de existencia, indica que estaba trepanado, un detalle que hace pensar a los investigadores en la cultura médica de aquella época, pues posiblemente sufrió alguna especie de operación para intentar solucionar la tortícolis congénita que padecía.

Efe reportajes con asesoría de la Asociación  Colombiana de Medicina Física y Rehabilitación