Manos Unidas velaron por la salud
de caleños más pobres
El
gastroenterólogo David Posner (de barba) recibió de colegas y proveedores del
hospital estadounidense donde trabaja instrumentos y provisiones que trajo a
Foto:
Ernesto Guzmán Junior I El País
El
gastroenterólogo estadounidense David Posner no da
por sentado que regresará a Cali en 2012, ya que, según dice, no planifica sus
proyectos con un año de anticipación. Pero lo más seguro es que lo tengamos de
regreso, porque su esposa Nancy Posner, enfermera
profesional, se mostró dispuesta a volver.
Estos
profesionales estadounidenses, cuyas cabelleras plateadas podrían dar fe de sus
más de 35 años de trayectoria en el campo de la medicina, hicieron parte de
Gracias
a la gestión de
Acompañados
de médicos de la ciudad y también de estudiantes de los colegios Colombo
Británico, Arboleda y Bolívar y de otros voluntarios que servían de
traductores, durante seis días, los médicos extranjeros atendieron desde
consulta de pediatría, pasando por ortopedia infantil, oftalmología, ginecología,
dermatología, urología, gastroenterología, traumatología e incluso realizaron
complicadas cirugías de tumores y de columna que demoraron entre seis y ocho
horas.
Batallador
e incansable se mostró el doctor Posner, quien
trabaja en el Center Medical Mercy,
de Baltimore, el mismo donde es jefe de
El
especialista en procedimientos como endoscopia, colonoscopia
y fluoroscopia, hizo el pasado lunes “39 procedimientos en un día”, resalta el
doctor Sardi, para mostrar la gran experiencia de
éste y todos los profesionales de la misión.
Algunos
de ellos son jefes de unidades en hospitales de EE.UU.
y algunos incluso son docentes universitarios. “Y no ganan un solo peso en
Entretelones
No
quieren perder un minuto, porque, simplemente, a los médicos les interesa
atender al mayor número de pacientes. Por eso, solamente a la hora del almuerzo
fue posible hablar con el doctor Posner. Su bata azul
estaba impregnada de sudor. Lucía algo cansado, pero se mostró amable. Mauricio
Perlaza, intérprete profesional y voluntario de Manos Unidas por Colombia
sirvió de traductor.
El
doctor cuenta que aceptó venir por primera vez a una misión médica en Colombia
luego de haber tomado bastante vino en una fiesta. “No, no, mentiras”, dice
bromeando, “sólo fueron dos copas”.
“Ten
cuidado”, fue la advertencia que le hicieron sus hijos cuando supieron la
noticia, pues al igual que él, tenían la impresión de que Colombia era un país
con mucho comercio de droga y violencia. “Ahora lo veo como a cualquier otro
país: con cosas buenas y malas”.
Poder
ayudar a tantas personas en Cali - atendió un promedio de
Como
es su propio jefe, no le tocó, como a la mayoría de sus colegas, pedir permiso
o tomarse una semana de sus vacaciones.
“El
hospital donde trabajo, el Centro Médico Mercy, es
patrocinador de esta misión médica y esto implica que nunca me dirán que no. Es
un hospital católico. Y parte de la filosofía de sus monjas es cuidar a los
pobres, por eso ellas animan a los médicos a que participen en misiones como
ésta”, explica mientras lleva un bocado del almuerzo a su boca.
Para
venir a Cali, corrió, como el resto de profesionales extranjeros, incluida su
esposa Nancy, con sus propios gastos para los tiquetes de viaje y el hospedaje.
Alrededor de US$1.500 cada uno (alrededor de tres
millones de pesos).
Y
no arribaron con las manos vacías. Gracias a la gestión de Manos Unidas y de
todos los profesionales de esta sexta edición de la misión, llegaron cargados
de insumos, medicinas, aparatos como electrocardiogramas, artroscopio,
laparoscopio, monitores, etc, que representan una
valiosa colaboración para los cinco hospitales elegidos para su accionar.
Iván
González, director médico del San Juan de Dios, ilustra lo que significa esta
ayuda. “Hasta este corte, miércoles, a las 3:00 p.m.,
Entre
tanto, Claudio Gregorio Arias, médico subdirector de
Sobre
estas cifras quizá nada sepa el doctor Posner. De lo
que puede dar fe es que en el H.U.V., por ejemplo,
encontró los recursos y el personal idóneo para hacer su trabajo y “nosotros
trajimos unos instrumentos nuevos para donarlos aquí. Los médicos del Hospital
Universitario se pusieron muy contentos con lo que les he traído: balones,
asas, diferentes cosas que se utilizan para endoscopia y colonoscopia”.
Todos ganan
No
sólo los hospitales y los pacientes caleños ganan con la llegada de
El
doctor David Posner y sus colegas estadounidenses dan
cuenta de lo beneficioso que resulta para ellos participar en esta labor
humanitaria desde el punto de vista personal y profesional.
El
gastroenterólogo, de serenos ojos azules, destaca cómo le es muy satisfactorio
ayudar a la gente de Cali que no tiene los medios económicos para pagar un
tratamiento o procedimiento, como también lo hace con ciudadanos de escasos
recursos de su propio país.
Y
reconoce que participar en este tipo de misiones le permite relacionarse con
otros doctores y “darme cuenta cómo hacen sus procedimientos y es posible que
hagan cosas de una manera diferente y así puedo aprender también de ellos”.
Ese
intercambio de conocimientos y de experiencias, porque como lo dice el doctor Sardi, “aquí en Colombia hay médicos muy buenos, lo que les
falta son recursos”, y el hecho de encontrar personas tan agradecidas y
hermosas, fue lo que motivó a pediatras como Julie
Elles y Cathy Baldino a
venir por segunda ocasión al país en
Ellas,
que en vacaciones normales estarían disfrutando de la playa y del buceo,
prefirieron estar ocupadas todo el día ayudando a resolver casos de
hidrocefalia, cataratas, infecciones de la piel, anormalidades en la espina
dorsal, etc.
Y
tienen el propósito de poner en contacto a las entidades estadounidenses con
las que ellas trabajan con fundaciones de Colombia para ayudar a las mujeres
con cáncer de mama o de cérvix y prevenir a sus hijas
y familias sobre estas enfermedades.
Y
ellas se marcharon felices, porque “todos los días aprendimos algo nuevo”,
incluida una nueva forma de practicar la medicina.
Y
están dispuestas a regresar el próximo año, como seguramente lo hará el doctor Posner, pues como dice Julie:
“Venir aquí de vacaciones me hace sentir más rejuvenecida cuando llego a casa.
Me hace mejor persona y una mejor doctora”.
Leyes absurdas
El
doctor Armando Sardi se lamenta de las leyes
“absurdas” que existen en Colombia y que obstaculizan la donación de equipos e
insumos para los hospitales, que tanto lo necesitan.
”Colombia
es uno de los países más difíciles en el mundo para traer donaciones”, dice. Y
cuenta cómo siendo colombiano, tiene que decirles a colegas e instituciones en EE.UU. que quieren hacerle alguna donación, “lo siento
mucho, mándela para Perú o para Ecuador, porque en Colombia no la puedo
entregar aunque la estamos necesitando”.
“Es mejor que venir de turista”
En
el área de traumatología del Hospital San Juan de Dios el ortopeda Wade Van Sic, de 33 años, contó sobre su debut como médico
de
Luego
de examinar a la ama de casa caleña Alba Moreno y sugerirle que se hiciera
practicar una cirugía de clavícula, el médico calificó su experiencia de
increíble. “Creo que voy a ganar más trabajando en esta misión que viniendo
como turista al país”.
En
su afán por volver al trabajo, se despidió con un adiós en español y una
advertencia, entre risas: “Asegúrese de que quede bien en la foto”.
Beneficios de