Males huérfanos buscan ser
reconocidos
Se
estima que sólo 50 de las 5.000 enfermedades infrecuentes que existen, tienen
tratamiento. Cuatro afectados cuentan cómo fueron diagnosticados.
Huérfanas:
este es el término que mejor describe a las llamadas enfermedades raras,
infrecuentes y poco comunes. Debido a que menos de cinco de cada 10.000
personas se ven afectadas por ellas, las posibilidades de lograr diagnósticos a
tiempo y conseguir tratamientos adecuados, tienden a ser remotas.
Luz
Victoria Salazar, vocera de pacientes afectados por
males de este tipo, dice que "al ser males de baja frecuencia, se
investiga poco en ellos". Además, la industria farmacéutica prefiere no
invertir grandes sumas y esfuerzos en la búsqueda de medicamentos que serían
comprados por unos pocos.
Por
eso se estima que de las más de 5.000 patologías catalogadas como raras, hoy
sólo 50 tienen tratamiento.
Los
siguientes son los testimonios de cuatro personas que fueron diagnosticados con
estas enfermedades.
ADRIANA
CAÑAS (Anemia aplásica)
En
palabras de esta paisa, la enfermedad que tiene le
impide a su médula ósea producir suficientes glóbulos rojos, "por eso mis
tejidos y mis órganos no reciben suficiente oxígeno".
Los
primeros síntomas aparecieron hace tres años, en su cuarto mes de embarazo:
"Me desmayaba, me dolía todo el cuerpo, vivía débil y tenía muchas
hemorragias. En los controles me decían que era por el calor, y me mandaron
pañitos de agua fría". Un día, ya muy enferma, acabó en el Hospital San
Vicente de Paúl: "El médico que me vio me dijo que tenía los síntomas de
una anemia aplásica (la médula ósea no produce las
células de la sangre).
Duré
hospitalizada tres meses. Hoy me tratan con quimioterapia y me trasfunden
sangre a cada rato. Espero que las células que producen los glóbulos rojos, se
reactiven algún día".
JAIME
ORLANDO RUIZ
Esclerosis lateral amiotrófica (ELA)
En el 2001, y tras meses de presentar debilidad en los músculos de sus brazos,
decidió -por consejo de su hermano José Guillermo, que es médico internista-
consultar a un neurólogo en Bogotá. Fue él quien le confirmó sus peores
temores: tenía esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad degenerativa que
ataca el sistema nervioso central y causa parálisis progresiva. Desde entonces
lucha, junto a su familia, para que la enfermedad avance con lentitud. Pese a
las limitaciones para moverse, hace todo lo posible por disfrutar cada instante
de la vida, a la que concibe como un "milagro".
WENDY
MATEUS CHACÓN
Mucopolisacaridosis
Cuando Wendy nació, Martha Chacón, su mamá, supo que
algo andaba mal: "Lloraba y se movía distinto, y su forma no era como la
de otros bebés. Pero me dijeron que era normal", dice.
Los
médicos la iban tratando según los síntomas: "Se puso amarilla y me
pidieron que la asoleara; luego sus ojos empezaron a torcerse, y la mandaron al
oftalmólogo.
Otro
médico le diagnosticó hipotiroidismo; la trató y mejoró. A los tres años dejó
de crecer". A los cinco un médico le diagnosticó, por fin, mucopolisacaridosis, un desorden causado por la deficiencia
de enzimas lisosomales, necesarias para la
eliminación de unas sustancias llamadas mucopolisacáridos.
Esto hace que se acumulen en las células y produzcan daños en todo el cuerpo.
MARCELIANA
ÁVILA ANDRADE
Porfiria
Hace ocho años esta médica bogotana estuvo al borde de la muerte por un
episodio de porfiria, un mal hereditario que altera
el componente principal de la hemoglobina y que causa síntomas neuroviscerales (dolores, vómito, estreñimiento, fatiga).
Si
las crisis no se tratan a tiempo, y con el medicamento adecuado, puede causar
parálisis de los músculos, incluso de los respiratorios, y llevar a la muerte:
"Mi primer episodio se desencadenó días después de haberme sometido a una
cirugía. Empezó con un dolor progresivo en la columna, que no se iba con nada.
Como no daban con lo que tenía, fui tratada de muchas cosas distintas.
Mi
mal empeoró hasta dejarme completamente paralizada. Casi al borde la muerte, un
neurólogo diagnosticó porfiria unos meses después.
Saber qué desencadena los episodios me ayuda a controlarla. Aún trato de
recuperarme de ese primer ataque".
REDACCIÓN
SALUD