El Clavo. Por: César López.
La mala educación
Abril 12 de 2010
En la edición 50
de la revista El Clavo tuve la oportunidad de entrevistar a los rectores de cinco
universidades de Cali y a todos les pregunté sobre su percepción de los jóvenes
que llegan a estudiar a sus instituciones académicas. Todos mostraron gran
preocupación por los problemas que hay en la educación primaria y secundaria,
demostrados en deficiencias en ciencias básicas, lectura, escritura y métodos
de estudio.
Tal
vez lo que sucede en Colombia, al igual que otros de los muchos problemas que
tiene nuestro país, es la falta de un proyecto de nación, donde todos los
factores y actores sociales hagan parte de un objetivo en común.
Debido
a que no hay proyecto claro de país, no hay proceso que integre la educación
básica primaria de la secundaria, la secundaria de la universitaria y la
universitaria con las necesidades prácticas de Colombia.
Por
eso es que a uno le dicen cuando llega a bachillerato que “ahora sí vamos a
aprender” y lo mismo sucede en la universidad, donde supuestamente debemos
desaprender para luego volver a aprender y ni hablar cuando llegamos al campo
laboral.
Entonces
es muy difícil que en la universidad, donde llega todo tipo de estudiantes, se
pueda integrar y adaptar fácilmente a un alumno que viene de un sistema
calificación por logros, donde en últimas un estudiante de colegio termina
pasando de cualquier forma al siguiente grado.
Y
como el sistema educativo es una rueda suelta en varios aspectos, ofrece una
formación en competencias que no son pertinentes para las necesidades reales de
los colombianos. Hay cantidad de materias y carreras universitarias que son prácticamente
inútiles, que no van en una línea de conocimientos que deban ser aplicados.
Tener
claro cuál es el país que queremos y necesitamos nos daría pistas sobre qué
profesionales y de qué tipo necesita Colombia para que el urgente proyecto sea
una realidad. En ese momento tendría sentido todo un sistema educativo que
apunte hacia el nuevo norte trazado.
Por
ahora las universidades se ven obligadas a recibir estudiantes que presentan
problemas de base y recurrir a cursos nivelatorios y
semestres cero para por lo menos garantizar unas condiciones mínimas en sus
programas académicos. Y claro, la mayoría de universidades privadas no se
pueden dar el lujo de poner estándares altos para el ingreso de sus nuevos
estudiantes, porque se terminarían quedando sin gente y no serían sostenibles
con una baja población estudiantil.
La
solución no puede ser que a los profesores universitarios se les pida que sean
exigentes y a la vez flexibles y que además motiven a estudiar a sus alumnos
que llegan con lagunas desde el colegio.
Mientras
que no haya un verdadero proyecto de país, y por lo tanto educativo para
Colombia, las universidades tendrán que trabajar con la papa caliente que les
llega y buscar alternativas que intenten solucionar este gran problema que debe
ser prioridad para el próximo Gobierno.
Antes
que la seguridad y otras promesas de los candidatos presidenciales, está el
bienestar y la calidad de vida de un país que necesita de estructura para
afrontar la competitividad y desarrollo de una nación que busque salir
adelante. Ese es el gran reto.