Jóvenes entre 30 y 40 años, más propensos a males del corazón

El frenético ritmo de vida actual no ayuda a que los treintañeros cuiden su corazón.

No hacen ejercicio, comen mal, trabajan mucho y viven estresadao.

Álvaro tiene 40 años, pero parece de 65. Su cintura mide más de 110 centímetros, no hace ejercicio, se va de rumba todas las semanas, fuma, tiene un trabajo que lo estresa, no come verduras y las frutas ni las mira. Por si fuera poco, en su familia hay antecedentes de infartos.

A pesar de eso, pensaba que sufrir una enfermedad del corazón era cosa de los abuelos. Pero hace cuatro meses, un dolor intenso en el pecho lo despertó a las 5 a.m. Un diagnóstico de infarto cardiaco lo hizo aterrizar y le cambió la forma de ver la vida.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son, con 17 millones de decesos anuales, la principal causa de muerte en el planeta. Se calcula que en Colombia cada año ocurren 130 mil infartos y que, en Estados Unidos, una persona sufre uno cada 25 segundos.

De hecho, la Sociedad Colombiana de Cardiología estima que para el 2020 el número de víctimas por enfermedades cardiovasculares aumentará a 20 millones anuales, y a 24 millones en el 2030. Y aunque la edad promedio de los pacientes en riesgo de sufrir uno de estos males está por encima de los 50 años, el creciente número de personas jóvenes con problemas coronarios preocupa a los expertos.

Cuando el riesgo aumenta

Según Natalia Londoño, presidenta electa de la Asociación Colombiana de Medicina Interna (Acmi), en el frenético mundo de hoy, alguien que esté entre los 30 y los 40 años y no controle los factores de riesgo cardiaco (colesterol alto, sedentarismo, tabaquismo, alcoholismo e hipertensión arterial), tiene tres o cuatro veces más posibilidades de sufrir una enfermedad cardiocerebrovascular, que las personas que se cuidan en ese sentido.

El asunto es peor si hay antecedentes familiares y si, como Álvaro, se vive en un ambiente estresante.

"Las personas jóvenes, aunque no tienen la carga de la edad, suman el estrés a los problemas psicosociales, al consumo de alcohol y al cigarrillo, y ahí se produce el infarto", le dijo hace poco al diario La Nación Jorge Trongé, ex presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología.

Otros males

Según Londoño, además, cuando la gente se preocupa piensa solo en infartos, pero desconoce que el ritmo agobiante del mundo actual puede llevar a que se desarrollen otras enfermedades en el sistema cardiovascular, igual de preocupantes, como el endurecimiento de las arterias (arterioesclerosis), los cambios en el ritmo del corazón (arritmias cardiacas), las alteraciones de respiración durante el sueño y la ruptura de arterias, entre otras (ver gráfico).

La buena noticia, dicen los expertos, es que con hábitos sanos de vida, todos estos males son prevenibles.

Enemigos del corazón

Tenga cuidado con estos factores:

Hipertensión: eleva el riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca.

Colesterol elevado: su aumento se debe a la grasa saturada contenida en productos lácteos, carnes rojas y ciertos aceites. El problema surge cuando la sangre tiene muchas lipoproteínas de baja densidad (LDL o colesterol malo) y estas se acumulan en las paredes de las arterias formando una placa.

Obesidad y sobrepeso: pueden elevar los niveles de colesterol, causar hipertensión y aumentar el riesgo de enfermedad arterial coronaria.

Cigarrillo: eleva de manera considerable la probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Herencia: los males del corazón suelen heredarse. Por ejemplo, si los papás o hermanos tuvieron un problema cardiaco antes de los 55 años, la persona tiene más riesgo cardiovascular que alguien sin esos antecedentes.

Otros factores: el uso de algunos anticonceptivos orales y el estrés han sido relacionados con una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares.

Las cosas que le hacen bien

Hábitos sanos: mantenerse en el peso adecuado, no fumar, ser moderado con el consumo de alcohol y dormir bien (al menos siete horas diarias) disminuyen las posibilidades de sufrir un infarto.

Ejercicio: ejercitarse regularmente mejora la eficiencia del corazón y hace que éste requiera menos esfuerzo para cumplir con su tarea; además, ayuda a regular la tensión arterial, fortalece el músculo cardiaco y hace más flexibles las arterias.

Pensar de manera positiva: un estudio estadounidense encontró que cultivar el buen humor, pensar en positivo y no sobredimensionar los problemas reduce, en un 22 por ciento, la probabilidad de tener enfermedades relacionadas con el corazón.

Comer bien: el consumo diario de verduras, frutos secos, carnes blancas, frutas y verduras frescas, huevos y lácteos, aceite de oliva (y otros aceites mono y poliinsaturados) y cereales, está asociado con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular.

REDACCIÓN SALUD