Polémica en Reino Unido por
condena a madre que inyectó dosis letal a su hijo por compasión
Frances Inglis
pagará cadena perpetua por inyectar heroína a su hijo con lesión cerebral.
Inglis, de 57 años, justificó su
acción explicando que sentía que no tenía más remedio que liberar a su hijo,
Thomas, del "infierno en vida" que suponía su estado vegetativo.
Inglis, madre de tres hijos,
estaba en libertad condicional después de haber intentado antes matar a Thomas
cuando se registró en noviembre de 2008 bajo una identidad falsa en el centro
donde ése estaba hospitalizado.
La
mujer admitió el hecho, pero insistió en que había actuado únicamente por
compasión.
Los
miembros del jurado la consideraron culpable por una mayoría de diez frente a
dos, según informa hoy la prensa británica, y el juez, Brian
Barker, dijo que, con independencia de cuál hubiera
sido su intención, se trataba de un asesinato.
La
familia de la condenada pidió la revisión del caso después de que el juez
emitiese su condena a perpetuidad y le dijese que tendría que pasar un mínimo
de nueve años en la cárcel.
El
veredicto suscitó gritos de "vergüenza" de la galería ocupada por el
público en el tribunal londinense de Old Bailey.
A
las puertas del tribunal, el hijo mayor de Inglis,
Alex, de 26 años, defendió a su madre y dijo que había actuado sólo "por
amor" hacia su hermano.
"Toda
la familia y la novia de Tom apoyamos totalmente a mi
madre. Todos los que amaban a Tom y se sentían cerca
de él no consideran lo que ha hecho un asesinato, sino un valiente acto de
amor", afirmó Alex.
Thomas
Inglis sufrió graves lesiones cerebrales tras saltar
en julio de 2008 de una ambulancia y golpearse la cabeza contra el suelo.
Había
participado en una pelea a las puertas de un pub y se
había roto el labio, pero no quería que lo llevaran al hospital.
Últimamente
había mostrado una ligera mejoría, pero seguía necesitando cuidados continuos y
su madre, que se estaba formando como enfermera, no quiso creer el pronóstico
alentador de uno de los médicos.
Diez
días después de la hospitalización de Thomas, su madre trató sin éxito de
conseguir heroína pura de un vecino, y después de un primer intento de
administrarle una inyección letal, fue puesta en libertad condicional.
El
personal del centro donde estaba internado su hijo tenía una foto de Frances Inglis para impedirle la
entrada en el caso de que intentara acercarse a aquél, pero un día, tras
tomarse un trago de una botella de whisky en el
parque del hospital y armada con varias jeringas, logró finalmente su
propósito.
"Le
sostuve en mis brazos, le dije que le quería, cogí una jeringa y le inyecté en
los muslos y el brazo. Le dije que todo iría bien", relató la madre.
Cuando
los enfermeros del centro descubrieron lo sucedido, Frances
Inglis dijo que tenía sida y los amenazó, se encerró
en la habitación utilizando una bombona de oxígeno y una silla de ruedas.
LONDRES
Efe