Aunque en teoría sus afiliados están enfocados hacia temas del campo -la
mayoría son personal del ICA y de Corpoica, las dos
entidades líderes en la investigación científica agropecuaria en el país- el
Fondo de Empleados de las Instituciones Agropecuarias de Colombia (Corveica) aparece como uno de los jugadores de peso en el
negocio de la salud en la sabana de Bogotá.
Una de sus últimas jugadas en el sector fue la compra del total de las
acciones de la clínica Sabana de Occidente al Grupo Salucoop.
Y ese negocio, que aún está en trámite, puso sobre el Fondo de
Empleados la mirada de los organismos de control, que encuentran sospechosas
coincidencias entre los movimientos de Carlos Gustavo Palacino,
el polémico zar de Salucoop, con los de Jose Tobías Correa Nieto, el hombre que desde hace más de
40 años es el poder en el fondo de empleados.
Correa Nieto -que fue condenado en el 97 a dos años de cárcel por disfrazar
aportes a una campaña política como si se trataran de pagos publicitarios de Corveica-, compró a mediados del 2011, en plena
intervención de Saludcoop, un lote de 3 mil metros
cuadrados en Villa Valeria, el proyecto resort de Palacino en el Meta.
Los 400 millones salieron de Corveica a pesar de
que muy pocos de los afiliados al fondo tienen acceso a los lujos del
condominio. Correa, reconocido amigo de Palacino,
fue además miembro del Consejo Directivo de Saludcoop.
EL TIEMPO conoció un informe preliminar de la Secretaría de Transparencia de
la Presidencia, dirigida por Carlos Fernando Galán, que advierte que las mismas
entidades que potenciaron el crecimiento de este fondo durante 40 años -ICA, Corpoica y Ministerio de Agricultura- le han quitado su apoyo
a Correa por dudas en el manejo de la entidad.
El documento recoge los resultados de una visita especial de la
Superintendencia de Sociedades, que revela en mayo del 2012 el Fondo de
Empleados estaba ilíquido: tenía un faltante de 2 mil millones de pesos.
Y esta ha sido la tendencia progresiva desde enero, cuando tenía un déficit
de 1.400 millones. Lo paradójico es que mientras le falta plata para
prestarles a sus afiliados, Corveica tiene una
cartera por cobrar de 19 mil millones de pesos, con empresas que están bajo el
mismo control de esta entidad: Corvesalud, Produmedios y Clínica Sabana de Occidente de Facatativá.
La cuenta de cobro más grande, de más de 15 mil millones de pesos, es un
crédito a Corvesalud para la compra de la Clínica La
Sabana. Corvesalud es una IPS creada por el Fondo
para la prestación de servicios de salud de Salucoop.
Según la Super, los registros contables sobre esas
deudas son deficientes.
Y mientras avanza la negociación de la Sabana de Occidente -que en diciembre
del 2011 registró un patrimonio negativo por 6 mil millones de pesos- decenas
de empleados afiliados se quejaron ante el ICA porque pese a que esta entidad direcciona aportes del 5 por ciento de sus nóminas para el
ahorro, estos tienen dificultades para pedir créditos, para acceder a los
beneficios e, incluso, para retirar sus capitales ya que se les exige un pago
castigo.
Ante las quejas, a mediados de este año, el ICA suspendió los traslados de
los descuentos de los asociados de Corveica,
argumentando "mora de las obligaciones y el reporte a las centrales de
información a los asociados". Esta suspensión se dio en medio del trámite
de Corveica de un crédito por 3 mil millones de pesos
para invertir precisamente en Clínica Sabana. Este diario conoció una carta de
Correa Nieto en la que le dice al ICA que Corveica
"es una entidad autónoma en el manejo de sus negocios" y pide que se
restablezca el giro de los aportes de los afiliados.
La Superintendencia también encontró que este año entraron como afiliados al
fondo asociados que no cumplen los requisitos legales. De los casi 4 mil
miembros, 500 son independientes, ya que Corveica
reformó sus estatutos para ampliar el perfil de sus asociados. La Súper le
ordenó que "se abstenga de asociar a personas que no tienen ningún vínculo
laboral, así como a a personas pensionadas". En
ese grupo está el alcalde de Circasia (Quindío), Jamay Adolfo Arias Mora.
EL TIEMPO intentó comunicarse en repetidas oportunidades tanto con Corveica como con Corvesalud,
pero no fue posible establecer el contacto.
REDACCIÓN JUSTICIA