Los calores antes de la menopausia podrían protegerla

 

El sofoco estaría vinculado con una reducción del riesgo de sufrir un infarto, según estudios.

Los calores en la mujer, un trastorno que muchas veces viene acompañado del enrojecimiento de la piel, se asocian fundamentalmente a una menopausia declarada y a sus efectos negativos, pero no siempre es así.

Aunque la mayoría de las féminas esperan que los sofocos lleguen con la menopausia, más de la mitad de ellas podrían empezar a sentirlos antes de que concluya la etapa fértil de su vida, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Washington (UW) y del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson (ambos en Seattle, Estado Unidos), en el que participaron alrededor de 9.000 mujeres de entre 45 y 56 años de edad.

Estos resultados, publicados en la revista Menopause, no deberían preocupar a las mujeres, aunque sí pueden fomentar que se modifique la mirada médica de los sofocos, según la doctora Susan D. Reed, autora principal de la investigación.

Se sabe que los calores, asociados a la menopausia, ocurren cuando los cambios hormonales de la mujer hacen que los vasos sanguíneos cercanos a la superficie de su piel se distiendan rápidamente y, hasta ahora, se creía que aquellas con ciclos menstruales regulares producirían suficiente estrógeno para evitar el trastorno. No obstante, y a la luz de esta encuesta, la doctora Reed cree que habría que revisarse esa noción.

¿Calores cardiosaludables?

Por otra parte, los sofocos nocturnos en algunos casos podrían relacionarse con un cierto efecto protector, ya que aquellas mujeres que los padecen al inicio de la menopausia podrían tener menos probabilidades de sufrir algunos problemas cardiovasculares, según investigadores estadounidenses.

“Aunque son muy molestos, los sofocos pueden no ser del todo malos”, ha explicado la endocrinóloga Emily D. Szmuilowicz, de la Universidad Northwestern, autora principal del estudio, junto con JoAnn Manson, del Brigham and Women’s Hospital, y Ellen Seely, de la Escuela de Medicina de Harvard, en EE. UU.

“Encontramos que las mujeres que experimentaron estos síntomas cuando comenzó la menopausia tenían menos eventos cardiovasculares que las que experimentaron sofocos en la menopausia tardía o no los tuvieron”, ha dicho Szmuilowicz.

“Aunque los sofocos nunca serán agradables, quizás estos resultados los hagan más tolerables”, ha señalado Szmuilowicz.

Los hallazgos han surgido de un nuevo análisis de un estudio clínico llamado Women’s Health Initiative Observational Study (Estudio Observacional de la salud femenina), en el que se analizó la salud de 60.000 mujeres durante diez años para determinar la relación entre los síntomas menopáusicos y los trastornos cardiovasculares.

Ellos también se sofocan

En ciertos casos especiales, los varones también pueden tener accesos repentinos de calor corporal, incluso aunque no se den cuenta de que padecen este síntoma, de acuerdo con una investigación liderada por Laura J. Hanisch y apoyada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos y el Hospital de la Universidad de Pennsylvania (EE. UU.).

Los autores del estudio, publicado en la revista ‘Psychophysiology’, emplearon una técnica llamada ‘conductancia de la piel esternal o del esternón’ (SCL, por sus siglas en inglés) para identificar los ‘golpes de calor’ en un grupo de pacientes que ya no producían testosterona por diversos motivos, como haberse sometido a tratamientos para el cáncer de próstata.

EFE