Leyendo los labios, una joven
sorda se graduó de arquitecta en Armenia
Jennifer
obtuvo su título en
Además,
Jennifer Cañaveral espera terminar un curso de inglés para iniciar un postgrado
en Europa.
A
sus 25 años, Jennifer Cañaveral nunca ha escuchado una palabra, pues
perdió totalmente la audición por una meningitis que sufrió cuando sólo tenía
nueve meses.
Ella se comunica leyendo los labios y percibe los sonidos por medio de las
vibraciones.
La limitación de Jennifer no fue impedimento para que obtuviera hoy su título
como arquitecta, que le otorgó
Apenas empezó a sonar el Himno Nacional, en el protocolo de graduación,
Jennifer, que nació en Cali, pero que vive en Armenia, se paró y empezó a
cantar las estrofas del símbolo patrio, como si escuchara los versos que un día
Núñez escribió.
Desde los dos años, la hoy arquitecta reconoce los sonidos por medio de la
vibración y se comunica con los demás, a través de la lectura labio-facial. Es
decir, que para que Jennifer entienda lo que alguien está hablando, debe
mirarlo fijamente a los labios.
Con esta técnica, la de leer los labios, la joven culminó todos sus estudios en
instituciones para personas oyentes. Ella recuerda que las dos etapas más
difíciles de superar fueron la primaria, cuando la cambiaron de ciudad y de
colegio, y la universidad donde se enfrentó a nuevas experiencias.
Para Jennifer, estos 10 semestres fueron muy duros, pues cuenta que le tocó
vivir todo tipo de momentos tristes y dolorosos, incluyendo el rechazo por
parte de algunos de sus compañeros.
"Por eso siempre hice mis trabajos sola, pues ellos pensaban que yo
no entendía nada, que conmigo no se podía entablar una conversación y mucho
menos trabajar para alguna entrega o proyecto", narra con tristeza.
Pero poco a poco y doblando esfuerzos, Jennifer logró ganarse el respeto de sus
compañeros y de los profesores a quienes también les tocó aprender mucho de
ella.
"En los primeros semestres Jennifer nos escribía en papelitos las dudas
que tenía, desde su inicio fue una estudiante con ansias de conocimiento, por
esa razón a mí también me tocó aprender la lectura labio-facial, para
comprender todo lo que ella reclamaba", recuerda Arbey
Fernández Cruz, profesor de ética profesional de
Aunque Jennifer no tiene una pronunciación perfecta, no tuvo lío cuando
sustentó, frente a tres profesores 'cuchillas', su proyecto de grado al que
llamó 'Intervenciones Urbanas Integrales en el Sector de
"Me tardó un año terminar este proyecto, ya que también tuve que hacerlo
sola", manifiesta con orgullo.
Para Jennifer, su familia fue incondicional y gracias a ellos consiguió lo que
hoy tiene. "Recuerdo que mi mamá me enseñaba a gesticular y a
memorizar las vibraciones de los sonidos, a ella le debo todo", dice la
arquitecta.
Jennifer siempre fue de muy pocos amigos, pero en su ceremonia de grado estaba
David Moreno, su mejor amigo. "La conozco desde los dos años, siempre hubo
respaldo más como hermanos que como amigos, yo pienso que Jennifer nos
demuestra que las discapacidades no existen, que todo en la vida se puede si se
quiere", dijo David, quien además recordó que cuando niño le tocó
defenderla de quienes la querían molestar.
Los planes de estudio y superación para esta joven no terminaron con su título
de grado. Ella espera terminar un curso intensivo de inglés, que le abrirá las
puertas para ingresar a un posgrado en Europa.
YEISON GUALDRÓN
Para EL TIEMPO
ARMENIA