Un equipo de científicos de
El estudio, publicado en la revista Journal of Neuroscience, explica que este
hallazgo fue posible gracias a la colocación de electrodos en el cerebro. El
equipo, liderado por el bioingeniero Bradley Greger, diseñó un
delicado mecanismo, que consiste en distribuir los electrodos en dos “rejillas”
del tamaño de un botón, que ubicaron en los centros del habla del cerebro de un
paciente epiléptico.
Los científicos conectaron el sistema de electrodos a un computador
dispuesto para grabar señales cerebrales y presentaron al paciente 10 palabras
consideradas útiles para una persona paralizada: “sí”, “no”, “calor”, “frío”,
“hambriento”, “sediento”, “hola”, “adiós”, “más” y “menos”.
Luego, le pidieron repetirlas en voz alta y comprobaron que, en el 76 al 90
por ciento de los casos, el computador mostraba las mismas señales cerebrales
para cada palabra que las que había enseñado en el experimento anterior.
“No cabíamos de la emoción cuando vimos que funcionaba”, dijo Greger.
El científico calificó el hallazgo de “lectura del pensamiento” y expresó su
esperanza de que “en dos o tres años esté disponible para su uso en pacientes
paralizados”. Según Greger, podrían resultar
beneficiados pacientes que padecen parálisis temporal tras sufrir un ataque.
SE DESARROLLARÁ UN LÉXICO MÁS AMPLIO La posibilidad de que pensar una
palabra produzca las mismas señales cerebrales que decirla conduce al bioingeniero Bradley Greger, inventor del mecanismo, a creer que no es
disparatado prever la creación de una máquina de traducción. “Hemos probado que
estas señales nos dicen lo que la persona está pensando, pero necesitamos ser
capaces de traducir más palabras con precisión, hasta que se convierta en algo
útil”, explicó.
En ese estado, los pacientes suelen comunicarse con movimientos, como el
guiño de un ojo o con la escogencia de palabras de un listado