Las dolorosas várices, que pueden desembocar en problemas severos

El sedentarismo y la obesidad tienden a agravar esta condición genética, más común entre mujeres.

Ser mujer, tener más de 40 años y antecedentes familiares de várices son factores que deben bastarle a una persona para consultar cuanto antes, pues le dan a una persona un 50 por ciento de probabilidades de desarrollar este mal.

De hecho, la recomendación de especialistas como Daniel Indaburu, presidente de la Asociación Colombiana de Angiología y Cirugía Vascular, es ir al médico aun cuando no se presenten los típicos síntomas de esta dolencia, como sensación de pesadez y tensión en las piernas, calambres, hormigueos e incluso fuertes dolores; hay quienes nunca experimentan estas molestias, pese a tener la enfermedad.

A los factores de riesgo hay que sumar el sobrepeso y el sedentarismo, hábitos que pueden desembocar en serios problemas de circulación sanguínea que dilatan las venas de las piernas hasta agrandarlas y hacerlas visibles, con un cambio en la coloración de la piel.

Jorge Ulloa, director científico de la Fundación Colombiana de Enfermedades Vasculares, asegura que el 20 por ciento de todas las personas con este mal evolucionan a estadios severos; "de ellos, el 1 por ciento sufre complicaciones, como úlceras varicosas; estas son pequeñas heridas abiertas, de difícil curación, que se producen en la piel donde está la várice", dice.

Otra complicación peligrosa es la tromboflebitis o formación de coágulos sanguíneos dentro de las venas, que es causada por el reposo prolongado o la acción de algunas hormonas femeninas (anticonceptivos).

Esta dolencia también puede desarrollarse en personas que, por su oficio, permanecen mucho tiempo en la misma posición, sentadas o de pie, como los viajeros, los cirujanos, los peluqueros, los cocineros y las azafatas.

Indaburu insiste en la importancia de estar siempre bajo control médico, para mantener a raya las complicaciones asociadas a estas dolencias y, por supuesto, tratarse, según el caso, con técnicas como cirugía (en casos severos), escleroterapia (inyecciones en los vasos sanguíneos pequeños) y radiofrecuencia (uso de ondas para destruir las venas, principalmente las superficiales).

Todos estos tratamientos deben hacerse bajo estricto control médico.

¿Las medias sirven o no?

Las medias de compresión graduada ayudan a prevenir y a atenuar la insuficiencia venosa, pues ejercen una compresión gradual en las piernas (oprimen más la zona de los tobillos y menos la de los muslos). Esto estimula la circulación hacia arriba, haciendo que la sangre viaje con mayor facilidad hacia el corazón.

Existen varios niveles de compresión, pues las hay para distintos estadios de la enfermedad. A diferencia de las medias convencionales, estas tienen la capacidad de impedir que la sangre se acumule en las venas, con lo cual se alivian las molestias e incluso se retardan las complicaciones.

Están indicadas para las personas con várices, así no sean sintomáticas; para las que están en tratamiento o para quienes están sanas, pero pasan mucho tiempo sentadas o de pie.