¿Quién no carga con un recuerdo doloroso que quisiera eliminar? Ese
deseo, explorado en películas como Eterno resplandor de una mente sin
recuerdos, podría ser realidad. Según una investigación de la Universidad de
Cambridge, hay dos técnicas para sacarse de la cabeza las experiencias amargas:
la supresión y la sustitución.
Citado por el diario argentino La Nación, Roland Benoit, jefe del
Departamento de Neurociencia de esa institución, explicó que el primer
mecanismo para causar el olvido es detener el proceso de recordar, o sea “empujar
la memoria (afuera) de la conciencia intencionalmente”. El segundo mecanismo
consiste en ‘encender’ un nuevo recuerdo, para que trate “de ocupar la
conciencia con algo más agradable”.
Resonancia e interferencia
Mediante resonancias magnéticas, los investigadores concluyeron que
“cada mecanismo activa unos circuitos neuronales distintos” y que ambas
estrategias cerebrales son igualmente efectivas a la hora de dese-char recuerdos.
Para Andrés Pérez, docente de Psicología de la Universidad del Rosario, lo
que plantea Benoit es aprovechar un fenómeno llamado interferencia. “Lo que uno
recuerda hace parte de una cadena de hechos, por lo que algunos recuerdos
interfieren con otros –afirma–. Hay dos posibilidades
de interferencia, una proactiva, cuando los recuerdos más viejos afectan a los
nuevos, y otra retroactiva, en la que pasa lo contrario”.
Aunque las pesquisas de Cambridge no son una panacea, sino apenas una
descripción de lo que pasa en el cerebro cuando las personas tratan de olvidar
algo, a partir de sus conclusiones es posible desarrollar tratamientos para
diversos problemas mentales.
Mientras tanto, ¿es posible bloquear los recuerdos? El psicólogo clínico
Juan Camilo Restrepo, de La Sabana, aclara que las intervenciones
cognoscitivo-conductuales que se hacen hoy no tratan de borrar malos recuerdos,
sino propiciar otra manera de abordarlos. De hecho, el estrés postraumático se
trata reprocesando los eventos sufridos, para cambiar el modo en que el sujeto
los representa en su memoria. Todo, con base en el hecho de que cuando el
recuerdo es traído al presente se almacena de nuevo en el cerebro. “En ese
momento entra en una etapa débil, y puede ser modificado”, dice Restrepo.
Los tratamientos “abordan dos componentes –agrega–:
el primero busca que la persona aprenda que esas situaciones (ya) no son
peligrosas; y el segundo lleva a la persona a modificar el significado de esa
información. Lo que se busca es erradicar la memoria emocional negativa, que la
persona sea consciente de lo que pasó, pero que ya no la afecte”.
Pero antes de cualquier intervención, hay que tener en cuenta un
principio fundamental: los malos recuerdos no son inútiles. De hecho,
desempeñan un papel muy importante. “Cumplen una función adaptativa y ayudan a
protegernos y evitar el peligro. Por ejemplo, si me atracan en un puente por la
noche, gracias al recuerdo que tengo de ese evento no volveré a pasar por el
mismo lugar a la misma hora”, sostiene Pérez.
Por supuesto, todo extremo es dañino y hay recuerdos persistentes que se
vuelven traumas. “Cuando se presentan reacciones emocionales muy intensas en
momentos inadecuados, y eso afecta la calidad de vida, hablamos de una
patología”. Es la señal de alarma que da Restrepo.
Lo negativo es más persistente
“Está comprobado que los recuerdos con mayor carga afectiva son los más
persistentes. Y entre los positivos y los negativos, suelen imponerse los
segundos”, asegura el psicólogo Andrés Pérez.
Fármacos, el olvido que tomaremos
Estudios señalan que el propanolol reduce el
estrés postraumático
El psicólogo Juan Camilo Restrepo comenta que varios experimentos han
demostrado que la memoria se puede intervenir. Los primeros se hicieron con
animales que habían memorizado la forma de salir de un laberinto, pero que
luego de darles una sustancia inhibidora de la síntesis de proteínas no
recordaban cómo hacerlo. Otro estudio probó en humanos un fármaco que se
utiliza para regular la tensión. A varias víctimas de eventos traumáticos les
pidieron describirlos y a algunas les dieron el fármaco. Al cabo de una semana
de dosis diarias, su respuesta psicológica al hecho resultó mucho mejor que la
de los demás. “Sin embargo -advierte Restrepo-, como no conocemos ciertas
variables de los mecanismos de reconsolidación de la
memoria, no se sabe cómo podrían aplicarse en la parte clínica”.
El tema de la memoria ha inspirado al cine
En ‘Eterno resplandor de una mente sin recuerdos’, los protagonistas
acuden a una clínica para olvidarse mutuamente. En ‘Paycheck’,
a Ben Affleck le borran la memoria cada vez que idea
una novedad tecnológica, y ‘El vengador del futuro’ gira en torno de la
creación de falsos recuerdos.
SERGIO CAMACHO IANNINI
Redactor de EL TIEMPO