REDACCIÓN BOGOTÁ Los jóvenes están perdiendo cada vez más el sentido
auditivo, por culpa del excesivo volumen puesto en los auriculares que usan
para escuchar la radio o la música de los reproductores portátiles digitales.
Aunque este gusto moderno resulte cómodo y placentero, la juventud oye la
música en esos audífonos muy por encima de los 65 decibeles que la Organización
Mundial de la Salud (OMS) señaló como tolerables para el oído humano, según una
alerta lanzada por varios otorrinolaringólogos y la Secretaría Distrital de Salud (SDS).
El director de Salud Pública de la SDS, Ricardo Rojas, dijo que “aun cuando
no se ha evidenciado que el abuso del volumen en los auriculares sea un
problema de salud pública en la ciudad, sí es importante advertir que es necesario
que los jóvenes tomen medidas para que no pierdan la audición prematuramente”.
El reconocido otorrinolaringólogo José Antonio Rivas expresó que cada semana
llegan a su consulta hasta cuatro pacientes con traumatismos acústicos
provocados por fuertes ruidos a los que han estado expuestos permanentemente,
entre ellos, los provenientes de aviones, taladros en la calle y abuso de
auriculares.
“Los jóvenes no se dan cuenta de que el oído se les está afectando, porque
la pérdida de la audición es lenta, progresiva. Por esa causa no consultan,
precisamente. Sólo acuden al especialista porque notan, después, que no
escuchan bien cuando les habla una persona que está algo lejos y tienen que
preguntarle a cada rato: ¿Qué fue lo que dijo?, ¿me repite porque no le entendí
bien?.” Esa pérdida auditiva se presenta cuando,
además de escucharse la música por encima de los 85 decibeles, esta se mantiene
por más de una hora diaria y año tras año, explicó Rivas.
“Mientras más alto sea el nivel del sonido, mayor es el daño porque se
afectan las células ciliadas del oído interno,” comentó Rivas.
A estos ruidos se suman los provenientes de las discotecas, las vías de alto
tráfico, los taladros y las máquinas usadas en las obras y que tanto a jóvenes
como al resto de la población les pueden afectar el oído.
Además, si esos ruidos son permanentes y prolongados con el tiempo, los
afectados pueden sufrir de estrés, insomnio, dolor de cabeza o migraña y
alteraciones en el comportamiento, coincidieron en afirmar Rojas y Rivas.
Como no hay una norma que prohíba el uso de audífonos puestos a todo
volumen, los especialistas y la Secretaría de Salud recomendaron, sobre todo, a
los jóvenes que atiendan estas advertencias y no sean “sordos” a los llamados
para que controlen el volumen de los auriculares.
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LA AVENIDA CIUDAD DE CALI, LA MÁS RUIDOSA.
Las principales avenidas de Bogotá exceden los límites del ruido, aceptables
para el oído humano (65 decibeles en el día). Según el informe del proyecto ‘Bogotá,
cómo vamos’, la mayoría superan los 72 (vea el gráfico). La más ruidosa es la
avenida Ciudad de Cali (78,5); le siguen Ciudad de Quito (77,1) y Boyacá
(76,9). La Secretaría de Ambiente trazó una línea de base para reforzar los
controles contra el ruido en las calles y, con las alcaldías, seguir bajándole
los altos decibeles a las discotecas y a los comercios.
El director de Control Ambiental, Édgar Erazo, dijo que, igualmente, con los establecimientos se
está trabajando una autorregulación para que los dueños sean quienes se
encarguen de bajarle al ruido.