JULIÁN MAURICIO CÉSPEDES PARA EL TIEMPO QUINCHÍA (RISARALDA) Tremendo susto
se llevaron los amigos de Jorge Hernán Maya, que de nacimiento no tiene brazos
ni piernas, cuando lo vieron lanzarse a una piscina; pensaron que se ahogaría y
se alistaron para salvarlo, pero, antes de que se tiraran, el joven empezó a
nadar.
Él, que tiene 26 años y tiene menos de un metro de estatura, desde niño, a
pesar de sus dificultades físicas, ha sido pintor, locutor, presentador,
animador y hasta coordinador de comunidades juveniles en Quinchía,
un pueblo del norte de Risaralda.
Y aunque ningún médico le ha dado un diagnóstico exacto del porqué de su
discapacidad, Jorge Hernán ha preferido vivir con intensidad y sin estarse
quejando por su situación.
“Me cansé de preguntar. A mi mamá tampoco le dijeron nada. Sólo sé que nací
sin brazos y pies”, cuenta Jorge, quien bromea con su discapacidad.
“En las conferencias a las que me han invitado los niños me dicen: oiga,
¿usted por qué no tiene manos ni pies?, y yo les respondo: lo que pasa es que
se me quedaron en mi casa, pero hoy no los necesito”, asegura.
Y es que en el pueblo no es raro verlo en una moto, rumbeando, o frente a un
computador, que se pudo comprar gracias a rifas y donaciones.
Para Jorge, su mentón es la herramienta para manejar casi todo lo que tiene
que ver con tecnología.Verlo trabajar o presenciar
cómo responde una llamada desde su celular es como asistir a un espectáculo de
malabares.
Según doña Ana Calvo, la madre de este joven líder quindiano, él “es
entregado al estudio, es muy conocido aquí en Quinchía.
La gente lo quiere mucho por su carisma y porque siempre busca la forma de
ayudar”.
Con el apoyo de su madre y de sus 11 hermanos, todos en óptimas condiciones
de salud, Jorge pudo estudiar, ya que ellos lo llevaban cargado a la escuela.
Luego, consiguió el primer título de bachiller de los Maya.
“Él sabe que contará siempre con la familia”, dice Carlos, su hermano.
Líder desde siempre Cuando Jorge cursaba su último año de secundaria, en el
Colegio Nuestra Señora de los Dolores, fue elegido personero estudiantil. Desde
ese día, empezó a involucrarse en actividades estudiantiles, políticas y
sociales.“Se me abrieron muchas puertas; fui el mejor
personero de Risaralda y pude representar al
departamento en Bogotá”, comenta. Esto le dio confianza para ingresar en el
Gracias a
“Sólo quiero estudiar; no le pido limosna a nadie, quiero salir adelante y
ayudarle a la juventud. Exijo educación por mi condición y porque es un
derecho”, comentó.
Jorge ya está acostumbrado a que lo inviten a dar conferencias a varios
colegios del país. Él les habla a los jóvenes sobre su vida y sobre la
importancia de tener una mentalidad sin barrera.
Ricardo Vejarano / EL TIEMPO