Cali aprende el cine que no es para ver

En estas películas no se necesita apagar la luz, pero sí se requiere oído e imaginación despiertos.

Los doce asistentes superan su falta de vista con la sensibilidad de quien disfruta las cosas más sencillas.

Gloria Stella Mina, de 57 años, ciega desde hace cinco años cuando fue a una consulta médica y resultó intoxicada por un medicamento, siente entre la alegría y la nostalgia que puede provocar estar sentada en la sala de un cinema.

A su lado, Consuelo Manzano, quien nunca tuvo ese sentido, vive una experiencia única al formar imágenes con cada palabra que describe lo que está pasando en la película.
Las dos estuvieron ayer en el estreno del programa audio-cine, un proyecto de la Biblioteca Departamental 'Jorge Gárces Borrero', en el sur de Cali, para que los ciegos también puedan disfrutar de las historias reales y de la ficción.

La propuesta es un paso para que se vaya masificando el entretenimiento para esta población, dice la coordinadora de la sala Hellen Keller, Luz Stella Otálvora López.
El programa está apoyado en una propuesta de la Organización Nacional de Ciegos de España (Once), como una especie de las antiguas radionovelas, que en las décadas de los setenta sentaban a las familias alrededor de los radios. Pero tiene más descripciones en las secuencias. El Centro Cultural Comfandi también está desarrollando esta clase de propuestas.

En la Biblioteca no faltó quien hablará de poder agregarle las crispetas a la película.
Juan Gabriel Soto dejó de ver cuando tenía 3 años y sufrió una caída. Ahora es tecnólogo, tiene un hijo y ofició como el presentador de las películas.

"Buenas tardes a todos por estar acá. Hoy tenemos la audición de una película, en audex, en el formato de cine para ciegos. Vamos a proyectarles 'el cerdo valiente' y  los videntes, si quieren, cierren los ojos para que imaginen la películas como quienes no podemos ver", dice riendo.

Esta es la sala Hellen Kellerg, que lleva el nombre de la activista, política y oradora sordociega estadounidense.

Humberto Cerón, a quien se le fue apagando la vista hace unos 10 años, fue con su inseparable esposa Miryam Rincón. Ella cierra los ojos para entrar en la misma comunión de imágenes.

La directora de la Biblioteca, Juliana Garcés, espera que estos procesos sigan creciendo en favor de la inclusión. Cada año, más de 2.000 personas con discapacidad consultan los servicios allí.

Edilma González, una practicante de sicología de la universidad Cooperativa, siente que esta clase de proyectos les reconocen un derecho a esta población.
La sicóloga Otálvora apaga la luz cuando empieza la película porque sirve de enseñanza a los videntes en el auditorio y porque el cine es un arte que nadie puede dejar de compartir.

"Salgo muy contenta de la película porque uno descubre cosas todos los días", se despide doña Gloria cuando acaba la función.