Investigación universitaria, tres
décadas de atraso: experto chileno
El
chileno José Joaquín Brunner dice que este es uno de
los principales desafíos de Colombia.
La investigación universitaria en Colombia se encuentra
rezagada entre 20 y 30 años respecto de países como Brasil, México, Argentina y
Chile y es uno de los que menos recursos gastan en ciencia y tecnología en la
región, según el investigador José Joaquín Brunner,
quien estuvo en el país invitado por la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Brunner dirige el programa de doctorado en Estudios
de la Educación Superior de la Universidad Diego Portales (Chile), es miembro
de la Academia Mundial de Artes y Ciencias y parte del consejo editorial de la
revista académica Journal of
Studies in International Education.
¿Cómo ve la calidad de las universidades de América Latina y su
investigación?
Hay 4.000 universidades en Iberoamérica con calidades
diversas y solo 200 son instituciones donde la investigación científica y
tecnológica se ha desarrollado de una manera considerable. Son siempre las
principales universidades de cada país, y en Colombia son la Nacional, los
Andes, la de Antioquia y la del Valle. (Lea también: Apuntes de clase, lo que más leen los
universitarios).
¿Persiste un rezago del país en la materia?
Uno de los principales desafíos de Colombia es el desarrollo de la
investigación universitaria. Al compararla con países con los cuales es
legítimo hacerlo, como Brasil, México, Argentina y Chile, donde existe un mayor
volumen de investigación, Colombia está muy detrás: casi 30 años de atraso
frente a Brasil y entre 15 y 20 respecto de Argentina, México y Chile.
¿Qué puede explicar este atraso?
Es probable que Colombia no haya tenido una estrategia consistente durante las
últimas décadas para formar investigadores, como lo han hecho otros países. Otro
factor es la inversión en ciencia y tecnología: no ha invertido lo necesario
para que las universidades desarrollen centros de excelencia.
¿Cuánto invierte América Latina en ciencia y tecnología?
La mayoría de los países de la región aspira a gastar al menos un punto del
Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia y tecnología, pero están invirtiendo
apenas el 0,50 o 0,40, mientras que las naciones desarrolladas gastan entre 2 y
3,5 por ciento del PIB. Y esta brecha en formación de talento, publicaciones,
equipamiento e intercambios internacionales se está haciendo cada vez más
grande.
¿Y cómo está Colombia?
El país invierte la mitad o menos de lo que invierten los países
latinoamericanos que han consolidado sus sistemas de investigación y
desarrollo... Ha tenido que dedicar muchos recursos a ampliar cobertura y, tal
vez, no ha habido una estrategia a mediano y largo plazo para desarrollar
sustentablemente el sistema de educación superior y la investigación
científico-tecnológica del mundo académico. (Lea también: 'Hay que mejorar la calidad de la educación': Jeffrey Sachs).
¿Falta voluntad política?
Se requieren políticas que se apliquen de forma consistente durante 20 o 30
años, independientemente de quién esté en el Gobierno. Brasil hizo una apuesta
a largo plazo y no modificó su política; invirtió en programas de doctorado,
envió gente talentosa al exterior a formarse y construyó centros de excelencia.
Ahora se ven los frutos.
La meta del país es formar 1.000 doctores al año. ¿Cuál sería el número ideal?
No hay un número preciso, pero, para mirar la magnitud, Dinamarca, un pequeño
país europeo, forma al año entre 2.000 y 3.000 doctores, y cuando hablamos de
que aquí se forman 500, es una brecha enorme... No hay que pretender tener
doctores en todo; se deberían concentrar esfuerzos en ciertas áreas vinculadas
al desarrollo de los sectores más dinámicos de exportación del país.
¿Cómo cuáles?
Aquellos que muestren la mayor capacidad competitiva. Sin embargo, no puede
pensarse solo en el sector productivo; también, en el desarrollo de políticas
públicas en las áreas de la salud y la educación... Uno de los grandes desafíos
en la región es mejorar la calidad del sistema educativo, y debemos producir
conocimiento para llevar a cabo ese tipo de política, evaluarla y medir su
impacto.
¿Qué pasa si no se invierte en ciencia?
La brecha de conocimiento entre un país en desarrollo y uno desarrollado se
está haciendo cada vez mayor, y esto significa menos posibilidades de asegurar
el bienestar y los derechos de todos los ciudadanos.
REDACCIÓN EL TIEMPO.