Los gobiernos de
todo el mundo acaban de recibir uno de los más importantes informes científicos
jamás escritos. Ofrece la evaluación más clara hasta ahora de cómo está
reaccionando el clima de la Tierra al aumento de los niveles de los gases que
provocan el efecto invernadero y creando riesgos para miles de millones de
personas a consecuencia de episodios climáticos extremos y del aumento de los
niveles del mar.
El 7 de junio se
envió un borrador confidencial del nuevo informe sobre las causas y las consecuencias
del calentamiento planetario para que lo revisaran, antes de la publicación de
la versión final en el próximo otoño. El informe, compilado para el Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático por 255 expertos
científicos de universidades e institutos de investigación de 38 países, ofrece
un panorama general actualizado de las conclusiones de miles de trabajos de
investigación recientes revisados por homólogos.
Lo más importante es
que el último informe del IPCC, que forma parte de su quinta evaluación amplia
en su historia de veinticinco años, incluye un análisis de nuevas proyecciones
computarizadas de cómo podría evolucionar el calentamiento planetario de aquí
al final de este siglo. Los resultados iniciales muestran que, con las tasas
actuales de emisiones de dióxido de carbono y otros gases que provocan el
efecto invernadero, la temperatura media mundial podría aumentar al menos tres
grados centígrados más al final de este siglo, en comparación con la del
comienzo de la Revolución Industrial y la quema generalizada de combustibles
fósiles.
En una cumbre de las
Naciones Unidas celebrada en el 2010, los gobiernos convinieron en que se
debían reducir en gran medida las emisiones para limitar el calentamiento
planetario a dos grados centígrados de aquí al final de este siglo. Así, pues,
es probable que el nuevo informe del IPCC aumente la presión sobre los
dirigentes mundiales antes de que se celebre otra reunión de la ONU en el 2015,
para concluir un nuevo tratado internacional sobre el cambio climático,
incluidas las reducciones de emisiones legalmente vinculantes.
Entre las cuestiones
más importantes sobre las que han versado las investigaciones recientes –y que
se abordan en el informe del IPCC– figuran las
tendencias actuales de las concentraciones de los gases que provocan el efecto
invernadero y las temperaturas mundiales. La bibliografía científica indica que
actualmente el nivel de CO2 es aproximadamente un 40 por ciento mayor que el
nivel preindustrial. Es el más alto desde la época del Plioceno, hace unos tres
millones de años, cuando el planeta estaba entre dos y tres grados centígrados
más caliente, los casquetes polares eran mucho menores y el nivel mundial del
mar era unos veinte metros más alto.
Entre tanto, la
temperatura de la superficie mundial ya se ha elevado 0,8 grados centígrados.
Aunque la tasa de aumento ha sido menor en los quince últimos años que antes,
casi todos los científicos estudiosos del clima creen que esa desaceleración es
temporal y que el calentamiento se acelerará en un futuro próximo.
Los gobiernos
negociarán un resumen del nuevo informe del IPCC línea por línea, en una
reunión especial que se celebrará en Estocolmo a fines de septiembre, poco
después de la cual se publicará el informe principal. Seguirán el año próximo
dos informes importantes más, centrados en los imperativos de adaptación a los
efectos del cambio climático y en cómo mitigar las peores consecuencias
posibles mediante reducciones de las emisiones. Junto con una síntesis de las
conclusiones principales, completarán la quinta evaluación.
El IPCC, creado por
la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para
el Medio Ambiente, ha brindado a las autoridades información autorizada acerca
del estado de los conocimientos sobre el cambio climático desde 1988. Conforme
a las conclusiones de su última evaluación amplia, la del 2007, el
calentamiento planetario a lo largo de los cincuenta años anteriores había sido
“inequívoco”, y había un 90 por ciento de posibilidades de que la mayor parte
de él fuera causado por actividades humanas, como, por ejemplo, la quema de
combustibles fósiles.
Pero el IPCC fue
objeto de polémica también cuando reconoció en el 2010 que un volumen sobre las
consecuencias del cambio climático indicó erróneamente que, con las tasas
actuales de fusión, todos los glaciares del Himalaya desaparecerían en el 2035,
en lugar de dentro de varios siglos. Ese pequeño pero importante error movió al
IPCC a pedir a las academias científicas nacionales del mundo que revisaran sus
procedimientos.
A consecuencia de
las recomendaciones de las academias, el IPCC exigió más rigor en los métodos
de revisión, creó un nuevo proceso para corregir posibles errores en informes
futuros e introdujo una política más explícita para abordar los posibles
conflictos de intereses entre los autores.
Los opositores del
IPCC han intentado en vano socavar el nuevo informe, filtrando selectivamente
versiones anteriores. Han citado secciones fuera de contexto para crear una
impresión engañosa de su contenido, al afirmar falsamente que la investigación
demuestra que los rayos cósmicos del espacio ultraterrestre son los causantes
del calentamiento planetario.
No obstante, los
gobiernos y el público pueden estar seguros de que el informe será la más
fiable evaluación científica del cambio climático jamás producida. Lo más
decisivo es que permitirá al público leer por sí mismo el veredicto autorizado
de la comunidad científica mundial sobre la evidencia del cambio climático. Así
los ciudadanos podrán juzgar la eficacia de las medidas adoptadas para reducir
las emisiones de los gases que provocan el efecto de invernadero... y concluir
si sus gobiernos están haciendo lo suficiente para afrontar los riesgos que
entraña el cambio climático.
BOB WARD
PROJECT SYNDICATE