ROBERTO LLANOS RODADO CORRESPONSAL DE EL TIEMPO BARRANQUILLA La muerte por
desnutrición de una niña de 8 meses, de la etnia kogui,
ocurrida el lunes en el municipio de Soledad (Atlántico), abrió de nuevo el
debate sobre los problemas que aquejan a las comunidades aborígenes de la
Sierra Nevada y que empujan a algunos a abandonar sus sitios ancestrales para
trasladarse a las grandes ciudades.
La niña, identificada como Carmen Jandigua
Coronado, había sido dejada, por el Bienestar Familia, el pasado 10 de julio,
en manos de una madre sustituta con el fin de recuperarle su estado
nutricional.
Wulfrang Jiménez, coordinador de la Unidad Médica
13 de Junio, donde fue atendida, dijo que allí recibió una detenida evaluación
médica, pero desde un comienzo su cuadro clínico fue considerado como delicado,
por lo que se solicitó atención especial para ella y sus familiares.
El lunes por la mañana, la menor se agravó y el esfuerzo de los médicos fue
vano para salvarle la vida.
El dictamen médico fue categórico: “(...) murió víctima de un alto grado de
desnutrición, que conllevó a un paro cardiorrespiratorio”.
Con la muerte de Carmen Jandigua Coronado son dos
los niños koguis muertos por desnutrición este mes en
Soledad. El pasado 9 de julio, un niño de dos años falleció por esta misma
causa.
La administración municipal de Soledad informó que unos ocho indígenas
menores de edad se encuentran en delicado estado de salud con problemas de
desnutrición, infección respiratoria aguda y parasitismo.
“En coordinación con el Bienestar los tenemos en hogares sustitutos con
atención médica –declaró el alcalde José Zapata–. Es realmente doloroso ver el
estado de salud en que llegan muchos indígenas”.