¿Incontinencia? Sí se puede
tratar
No
es normal que la orina salga en forma involuntaria, ni siquiera si sólo se
trata de unas gotas.
La
salida involuntaria de orina es una queja frecuente, sobre todo en las mujeres,
y aunque no se sabe con exactitud a cuántas personas afecta, en Estados Unidos
y en Europa dicen que por lo menos a una de cada tres adultas.
¿Por qué pasa?
La incontinencia se debe, por lo general, a que los mecanismos que contienen la
vejiga en la orina se alteran. Esto puede ocurrir por problemas musculares,
generados por partos múltiples o mal atendidos; también por daños neurológicos
y malformaciones congénitas, entre otros. El médico es quien determina la
causa.
¿Todas las incontinencias son iguales?
No. Existen varios tipos: las hay parciales, cuando la cantidad de orina que
sale es poca, o totales, cuando la vejiga no logra contener nada.
¿Es normal que la orina salga cuando se hace esfuerzo?
No. Es más, este es un síntoma de la llamada incontinencia de esfuerzo, que
también puede ocurrir cuando la persona tose, estornuda, se ríe o hace otro
ejercicio. Por lo general es producida por debilidad de los músculos de la
pelvis o daño de los esfínteres urinarios.
Si uno tiene afán de ir al baño y no alcanza a llegar, ¿eso también es
incontinencia?
Sí. Se llama incontinencia de urgencia y es del tipo parcial. Generalmente se
da porque la vejiga se contrae en forma involuntaria, por alteraciones en el
sistema nervioso o de los nervios y músculos de este órgano.
¿Aguantar siempre la ida al baño causa incontinencia?
La vejiga tiene un límite, y cuando éste se sobrepasa la orina puede rebosarse.
Ese es otro tipo de incontinencia.
¿Cuándo hay que consultar?
No es normal que la orina salga, ni siquiera si se trata de gotas. Si esto pasa
hay que consultar al urólogo.
¿Se puede prevenir?
Como en muchos casos la incontinencia está relacionada con la mala calidad de
los tejidos, es posible retardar su aparición evitando el sobrepeso, haciendo
ejercicio en forma periódica y aprendiendo a manejar los músculos de la pelvis.
Una de las principales medidas de prevención de este mal en mujeres son los
partos bien atendidos.
¿Tiene tratamiento?
Sí. El manejo depende siempre de qué tan severos son los síntomas. Eso sí,
primero es necesario hacer estudios para establecer la causa exacta. Hay
técnicas de reentrenamiento vesical para enseñarle al afectado a contraer y
relajar los músculos del piso pélvico. También puede recurrirse a medicamentos
y, en casos severos, a cirugías para reposicionar los músculos y la vejiga
(esta intervención mejora la incontinencia en un 85 por ciento a 15 años).
También se recurre a cintas o mallas, que se ponen alrededor de la uretra con
el fin de que la compriman cuando la persona hace un esfuerzo. Incluso hoy
pueden usarse elementos de relleno, como el colágeno o el ácido hialurónico para disminuir el tamaño de la uretra, y toxina
botulínica. El manejo depende de cada caso.
¿Y los hombres?
Aunque con menos frecuencia, a ellos también les pasa. Es un poco distinta y
ocurre, en buena medida, por problemas neurológicos o como consecuencia de
alteraciones en la próstata.
HERNÁN ALONSO APONTE V.
Especial para EL TIEMPO*
* Presidente de
Si la sufre, tenga en cuenta...
No tome alcohol. Este bloquea una hormona que retiene la orina.
No fume. La nicotina irrita la vejiga y puede aumentar el problema.
Consuma mucha fibra. Ayuda a evitar el estreñimiento, factor que aumenta
la incontinencia.
Baje de peso. El sobrepeso aumenta la presión en la pelvis, lo que
exprime la vejiga.
Eduque su vejiga. Al terminar de orinar intente hacerlo de nuevo. Luego
doble las rodillas o acurrúquese y vuelva a empezar. Con esto la vejiga se
desocupa totalmente. Hágalo siempre.
Fije un tiempo. Acostúmbrese a desocupar la vejiga en periodos fijos. Empie-ce una vez cada hora. Aumente progresivamente hasta
llegar a cada tres o cuatro horas.
Prevéngase. En cualquier sitio ubique el baño. Procure siempre tenerlo
cerca.
Ejercítese. Sin presionar los músculos de las piernas ni el abdomen,
apriete la cola. Esto fortalece el piso pélvico posterior. Cuando orine, hágalo
a plazos: corte y reinicie hasta terminar, así fortalece el piso pélvico
anterior. Son dos ejercicios llamados de Kegel.
Hágalos por dos minutos continuos, tres veces al día.
Tranquilo. Ante la sensación de urgencia, serénese. No se mueva. Apriete
el esfínter, relaje los músculos del abdomen y cuente hasta diez. Notará que el
apremio disminuye. Camine lentamente hasta el baño más cercano.
Por último. No consuma toronjas, café ni uchuvas, porque son
diuréticos.
Carlos Francisco Fernández.
Asesor médico de EL TIEMPO.