Los hospitales del Valle están al borde del ‘coma’



Redacción El País, Cali

El dinero que les llegaría por excedentes de facturación no es solución para su grave crisis.
Una de las situaciones más graves las afronta el Hospital Universitario del Valle, HUV. Sin embargo, este año fiscal, gracias al desembolso de la Nación, lo podrían terminar en punto de equilibrio, de acuerdo con su sindicato.
El sistema de salud del Valle afronta una crisis tan grave, que la declaratoria de la emergencia social (que cobija a todo el sector en Colombia) y los $18.740 millones que el Gobierno Nacional entregará a los hospitales de la región (por concepto de excedentes de facturación), podría servir tanto como una aspirina para curar un cáncer.

El problema, dice el secretario de Salud de Cali, Alejandro Varela, es que se trata de un mal estructural cuya resolución depende de un procedimiento tan complejo como una operación de corazón abierto. Y la cirugía, según parece, es más complicada de lo aparente.

“Con el cambio de recursos de la ley 715, que establece la conversión de recursos de subsidio a la oferta y la demanda, no se ha tenido en cuenta el proceso de empobrecimiento, desempleo y migración de la ciudades. En Cali, desde hace tres o cuatro años, venimos teniendo una disminución de entre $6.000 y $8.000 millones para la contratación de la población pobre no asegurada y un aumento de gastos cercano a los $10.000 millones en lo que tiene que ver con la contratación del regimen subsidiado”.

Los esfuerzos para encontrar el punto de equilibrio no han sido suficientes. En la ciudad se depuró el sistema: se desagregaron 180.000 personas que estaban multiafiliadas, se carnetizaron a 70.000, se le aplicaron sanciones drásticas a las EPS, pero eso no ha generado el flujo de recursos que requiere el sistema y por ello los hospitales de mediana y alta complejidad están pasándola mal. Los más afectados son el Isaías Duarte Cancino, el Mario Correa Rengifo, el San Juan de Dios, el Club Noel y el HUV, que no cuentan con el dinero que necesitan para ofrecer la atención que les demandan los usuarios. Aunque ninguna autoridad quiso confirmarlo, se sabe que diariamente en Cali mueren al menos dos personas por negligencia derivada de los problemas económicos de las casas de salud. Y eso, sin contar el drama de los 400.000 pobres no asegurados.

Piden ayuda

En el caso del HUV, Alba Lucía Campaz, presidenta del Sindicato de Servidores Públicos del hospital, dice que el mayor inconveniente que afronta es que “el contrato que tiene con el Departamento no se compadece con el número de población atendida. Este año firmamos por $33.000 millones, de los cuales $13.000 millones van para aportes patronales; nos quedan $20.000 millones y facturamos $64.000, lo que nos deja un excedente de facturación de $44.000 millones, de los cuales apenas se nos ha reconocido una parte. Necesitamos mayor voluntad política del Municipio”.

En el Hospital Departamental, pese a que han llegado equipos como el acelerador lineal y un resonador magnético, urge la renovación tecnológica y debe hacerse un reforzamiento estructural para que esos equipos puedan operar y la sede de la institución cumpla con las condiciones de sismorresistencia que exige la norma de calidad. Esas obras valen $20.000 millones, que tampoco están. Y en cuanto al personal médico, hacen falta internistas, neurológos, pediatras, cardiólogos y, por lo menos, 60 camillas más. Los líos económicos, de acuerdo con Héctor Fabio Osorio, presidente del Sindicato de Clínicas, han llegado a tal punto que hasta hace dos meses no se habían podido llevar a cabo 1.930 cirugías en especialidades como oftalmología y otorrino.

La señora Gómez, madre un chico acuchillado hace dos semanas y que antes ya había sido atendido en urgencias por un ataque similar, dice que la situación del hospital a veces es tan grave que ella ha visto pacientes padeciendo por falta de gasa o alcohol.
El hospital de Cartago no terminó en déficit gracias a desembolsos de la Gobernación y la Naciónl para atender a la población pobre no asegurada y desplazada del norte.
El médico Iván González, director general del Hospital San Juan de Dios, dice que las dificultades se replican en todas las instituciones de alta y mediana complejidad por una misma razón: el portafolio del Plan Obligatorio de Salud (POS) subsidiado es muy pequeño, por lo cual una gran parte de actividades deben ser cubiertas a través del contrato hecho con la Secretaría de Salud del Valle.

El jefe de ese despacho, Héctor Fabio Useche, explica que la Secretaría tiene un presupuesto de $252.000 millones, del cual $160.000 millones son utilizados para atender a la población pobre no asegurada a través de la compra de servicios. Cerca de $100.000 millones provienen del Gobierno Nacional y el resto dependen de las rentas cedidas (aguardiente, lotería, juegos de azar), que como consecuencia de las dificultades económicas que afectan todo el país, no alcanzan las metas esperadas. “Por ello, necesitamos que el Gobierno Nacional nos dé la mano. Nos está cargando de responsabilidades que no podemos asumir”.

Con respecto al dinero que llegará por concepto de excedentes de facturación, aunque agradecido, Useche es realista: “Son pañitos de agua tibia para un problema mayor. Claro, sirven mucho y serán un alivio con el que casi todos los hospitales afectados, al menos los de Cali, podrán llegar a punto de equilibrio. La red hospitalaria no está en cuidados intensivos, pero sí en observación y con el más mínimo déficit de recursos colapsaría. Se necesitan más o menos $100.000 millones para reconocer los excedentes de facturación que el Departamento no ha podido pagar por falta de recursos”.

En el Valle

En el resto de la región la situación no es muy distinta. En el Hospital San José de Buga, por ejemplo, se registran atrasos en los pagos a sus 450 empleados (entre ellos 110 médicos), hasta de 90 días. “La Nación nos debe cerca de $3.000 millones por excedentes de facturación”, manifestó el presidente de la Fundación Hospital San José, Gerardo Bejarano López, quien señaló que para que la entidad funcione plenamente se requiere de la implementación de dos quirófanos adicionales para las áreas de traumatología y neurocirugía, pues esta casa de salud se ha convertido en el segundo hospital de referencia en todo el departamento.

El atraso en los desembolsos que debe hacer el Ministerio de la Protección Social tiene también seriamente afectadas las finanzas del Hospital departamental Tomás Uribe Uribe de Tuluá. Así lo aseguró su gerente, Martín Alonso Cuéllar, quien dijo que al 30 de diciembre aún no habían girado $1.700 millones que les fueron asignados este año y que se necesitan para cumplir con las acreencias laborales. Al Tomás Uribe Uribe últimamente son remitidos pacientes del norte del Valle y de hasta de Vijes y Restrepo, lo que hace que el sistema colapse, pues los recursos que se le asignan sólo alcanzan para los usuarios de su área de influencia.

De igual manera, pese a los esfuerzos realizados por directivos del hospital de Buenaventura y el gobierno departamental para ayudarle, la institución no sale de la crisis. “Aunque hemos mejorado en los aspectos administrativo, financiero y en la prestación de servicios con relación a los dos últimos años, aún seguimos teniendo dificultades por cuenta de demandas y deudas que superan $13.000 millones”, afirmó Freddy Riascos, Gerente Financiero

Agregó el funcionario que al elevado pasivo del hospital que no sólo atiende a los bonaverenses, sino a los habitantes de la mayoría de los pueblos del pacífico colombiano, se suma un deficit que supera los $8.000 millones. Y para completar, la casa de salud acaba de ser condenada por un juez a cancelar $311 millones a la empresa de acueducto Hidropacífico, por incumplir un acuerdo de pago establecido en una conciliación judicial. La jefe jurídica de Hidropacífico, Luz Viviana Angulo, señaló sin embargo que, tras el fallo hubo un nuevo acercamiento y se acordó condonar $34 millones de intereses sobre la deuda “si en los primeros días de enero la entidad cancela al menos $100 millones”.

Pero, al igual que en el resto de hospitales del Valle, con ese dinero no se cuenta. El Secretario de Salud del departamento asegura que aunque la situación no es fatal, de no darse una reestructuración de la mayoría de esas instituciones y de no llegar la decidida ayuda del Gobierno, el otro año muchas de ellas podrían entrar en coma.