Pareja de esposos sufre el drama
de un hijo esquizofrénico que fue borrado de una EPS
Cecilia
y su esposo han tenido que hacer toda clase de trámites para garantizar la
salud de su hijo. Ella vive de una pensión mínima.
Manuel
Reyes requiere tratamiento especial. Lo único que lo controla son los
medicamentos y las terapias.
Nerviosa,
Cecilia saca de su bolsillo 200 pesos para que su hijo pueda comprarse un
cigarrillo más. Él, sudoroso, se aprieta la cabeza como si le fuera a estallar.
Con ojos desorbitados, abre la puerta y desaparece. Sus padres quedan en vilo
una vez más. Como todos los días desde que se enteraron de que su hijo era
esquizofrénico. "Un día me dijeron que mi muchacho se salía de clases a
simular conversaciones telefónicas y que era agresivo", cuenta Cecilia Beltrán
de Reyes.
El problema era mental. Para 1995 ya no había forma de controlarlo. Se aruñaba
la cara, arrancaba intempestivamente a correr y lo peor: era agresivo con
extraños y conocidos. "Si íbamos en un bus comenzaba a insultar a los
pasajeros. Afortunadamente, en 1995 me enteré de que podía afiliar a mi hijo al
Seguro Social", dijo Cecilia.
Por fin, pudo comenzar el tratamiento. Le diagnosticaron esquizofrenia, una
enfermedad mental que es incurable pero que se puede controlar con
medicamentos. "Fue un baldado de agua fría. Uno espera que los hijos
crezcan y se manejen solos. Comenzó la pesadilla", dijo el esposo de
Cecilia, quien se gana la vida como ornamentador.
Medicamentos y la terapia ocupacional mantuvieron a Manuel estable durante
muchos años, hasta 1998, cuando un titular de prensa anunció el final del
Seguro Social. Y comenzó la correría. "Mi hijo comenzaba con un
tratamiento en un lado y cada rato lo trasladaban de un médico a otro".
Ante el fin del Seguro Social y el comienzo de la Nueva EPS, en el 2008 Cecilia
hizo todos los trámites para que la historia clínica de su hijo pasara a los
archivos de la Nueva EPS. "Desde esa época yo he llevado toda la
documentación que me han pedido. Lo grave es que se ha descuidado el
tratamiento de mi hijo y él hace cosas como subirse a los tejados a
gritar", contó.
Un día, como todos en los que Cecilia camina con la garganta seca de un lado
para otro, le dijeron que su hijo no aparecía en el sistema.
Incrédula, comenzó a pasar toda clase de cartas para que al menos no le
suspendieran los medicamentos.
"En la sede de la Nueva EPS de la calle 141 con avenida 19, les dije de
todas las formas: ¿qué puedo hacer? mi hijo está enfermo".
Los ruegos no servían de nada, la respuesta siempre era la misma: "Hay que
esperar".
Un derecho de petición y una tutela fueron el paso a seguir. Del primero le
respondieron que la Nueva EPS no había recibido historias clínicas del Seguro
Social y que ante la ausencia de documentación que certificara discapacidad del
beneficiario se cancelaba su afiliación. La tutela, por su parte, fue negada,
según el juez, porque al enfermo nunca se le habían negado los servicios.
"¿Será que yo estoy loca o será que me soñé todo los días en los que fui a
rogar, junto con mi esposo, la razón por la cual mi hijo no aparecía en el
sistema? Esa tutela ya está impugnada gracias a la ayuda de Fundación
Comunitaria Líderes en Acción, que me ayudó", añadió Cecilia.
Ante la crisis del sistema de salud y el descontento de la sociedad por los
decretos de emergencia social, el mismo presidente Álvaro Uribe Vélez supo del
caso. "Mi hija le envió la queja por Internet y él mandó a mi casa una
trabajadora social. Ese día ella se dio cuenta de lo mal que estaba mi hijo por
la suspensión de sus medicamentos; la atacó y hubo que controlarlo a la
fuerza", contó Cecilia.
Ahora, Manuel está internado en la clínica La Paz. "No me dejan verlo,
está muy mal y eso fue por todo el tiempo que no tomó su droga".
Cecilia vivió más de dos meses medicando a su hijo con aguas naturales ante el
desespero de verlo descontrolado, pues las drogas tenían un alto costo que no
podía pagar con su mínima pensión y menos con los trabajos esporádicos que
recibe su esposo en oficios varios.
Ahora, sólo pide un trato más digno y que los decretos de emergencia social no
se sumen a la ya, de por sí, mala atención que tuvo su hijo.
¿Qué
es la esquizofrenia?
Según
el médico siquiatra José Posada Villas, la esquizofrenia es un tipo de psicosis
que se caracteriza por la pérdida de contacto con la realidad y con la
aparición de delirios y alucinaciones. Etimológicamente quiere decir 'mente
dividida'.
Es también la más grave de las enfermedades mentales por ser crónica y por ser
la que más deteriora metal, social, laboral y familiarmente a las personas.
No existe cura alguna y se calcula que unas 40 mil personas en Bogotá han
padecido o padecerán esta enfermedad. "Por su gravedad y prevalencia debería estar dentro de las enfermedades de
alto riesgo como el sida, el cáncer o la insuficiencia renal crónica, pero el
sistema no la ha incluido por razones económicas", dijo Villas. La
cobertura actual, según el experto, es sólo para la urgencia siquiátrica y para
el tratamiento por 30 días.
Según Gloria Nieto, directora de la Asociación Colombiana de Personas con
Esquizofrenia, "los médicos, asustados con los nuevos decretos, no han
vuelto a autorizar medicamentos por fuera del Plan Obligatorio de Salud (POS),
excelentes para el tratamiento de estas personas". Otro problema es el costo
de esta droga para los familiares de los enfermos .
Estos medicamentos no bajan de 300 mil pesos.
CAROL
MALAVER
REDACCIÓN BOGOTÁ