Conozca la ‘herencia’ letal que
aún le deja el basurero de Navarro a los caleños
Luego
de tres años del cierre, que se cumplen hoy, sigue a cielo abierto un cerro de
basura. 2.500 toneladas de gases diarios no tienen control. Cáncer y males
congénitos, al acecho.
12.500 metros cuadrados siguen sin ser sellados en
Navarro. La montaña, de unos cuatro meses, destila lixiviados sin ningún
control. 3.300 millones de pesos le ha impuesto la CVC a Emsirva en los últimos
diez años por no cumplir las normas ambientales. Hay en curso un proceso de
sanción. 40,1 comprende el sitio donde se dispusieron de manera no técnica los
residuos que generaron tres municipios del Valle durante cuatro décadas.
Han
pasado trece meses desde la última visita que realizó El País al botadero de
Navarro para constatar cómo va el proceso de sellado y aunque desde afuera la
montaña de basura se ve cubierta de verde y árboles floreciendo, la podredumbre
en su interior sigue intacta.
El antiguo Relleno sanitario de Navarro esta cumpliendo
tres años de clausurado, a pesar del trabajo de forestación que ha realizado en
la zona quedan algunos problemas latentes, como el de las lagunas de lixiviados
y parte de una zona de relleno que no se ha cubierto.
Contaminantes
Las
emisiones de gas del ya cerrado basurero de Navarro no paran de contaminar. En
mayo del 2010, Hidrosuelos, contratada por la CVC,
hizo una medición que arrojó que el vertedero genera 2.500 toneladas de gases
cada día. Mientras que los lixiviados producen 19 sustancias químicas.
Tolueno:
Es una sustancia nociva que puede afectar al sistema nervioso. En niveles bajos
o moderados pueden producir cansancio, confusión, debilidad, pérdida de la
memoria, náusea, pérdida del apetito y pérdida de la audición y la vista.
Inhalar niveles altos durante un período breve puede hacer que uno se sienta
mareado o soñoliento. Puede causar, además, pérdida del conocimiento y, en
casos extremos, la muerte.
Metano:
Es el componente principal del gas natural. No es tóxico, pero su principal
peligro para la salud son las quemaduras que puede provocar si entra en
ignición (reacción química). Es altamente inflamable y puede formar mezclas
explosivas con el aire.
Así
luce la zona que durante 41 años recibió los desechos generados por Cali. La
temperatura en esta zona es tres veces más elevada que en el resto de la
ciudad.
Oswaldo
Páez I El País
Han
pasado trece meses desde la última visita que realizó El País al botadero de
Navarro para constatar cómo va el proceso de sellado y aunque desde afuera la
montaña de basura se ve cubierta de verde y árboles floreciendo, la podredumbre
en su interior sigue intacta.
El
pasado jueves este diario constató que todavía hay una montaña de basura de más
de cinco metros de altura, a cielo abierto, que supura sin control líquidos
tóxicos. Esta situación tendría que haberse solucionado hace más de dos años
con el cubrimiento de arcilla y vegetales.
El
peligro radica en que a un par de metros pasa el canal CVC sur, que vierte sus
aguas directamente al río Cauca, fuente hídrica que abastece al 75% de los
caleños. La contaminación de aguas subterráneas por cuenta de filtración de
lixiviados ya fue declarada por la Corporación Autónoma Regional del Valle. Univalle también tiene evidencias.
Las
2.500 toneladas de gases diarios que genera el vertedero tampoco son eliminadas
de manera controlada, es más, al parecer, su eliminación es parcial. “La
empresa está concretando un negocio para producir combustible y si se queman
los gases, después con qué se hace el negocio”, comentó una fuente cercana a Emsirva.
El
ingeniero Jaime Artunduaga, técnico operativo de Emsirva en liquidación, no desmintió el proyecto, pero
aseguró que las chimeneas para quemar los gases que produce la basura acumulada
se encienden sólo en las noches durante doce horas.
Reconoció
que los 27 empleados (antiguos recicladores) no son
suficientes para cubrir la 40 hectáreas que componen
el clausurado basurero. Entre otras labores, tienen que cortar el césped,
vigilar que no se desborden los lixiviados, encender las chimeneas y limpiar
las vías de acceso.
Tapizando problemas
Cuando
se ordenó la clausura definitiva de Navarro se propuso la construcción de un
parque ecológico. Incluso, el alcalde Jorge Iván Ospina
en esa época dijo: “A Navarro hay que sellarlo ya. Allí tiene que construirse
un gran parque y un pulmón ecológico a futuro para la ciudad”.
Desde
lejos parecería que la idea se concretó. Después de tres años, las montañas de
basura —en un 97%— se tiñeron de verde, crecieron arbustos y ahora se producen
plátano, naranja, banano, maracuyá, papaya y zapallo.
Como
si fuera un hecho para orgullecerse, empleados del
antiguo relleno cuentan que en las piscinas de los lixiviados (líquidos que
produce la basura) nadan iguanas. Patos con su familia completa también se
echan un chapuzón entre los desperdicios líquidos.
José
Miguel Palacio, supervisor de la cooperativa de recicladores,
dice que la huerta ha servido para alimentar las familias de los empleados y a
ellos mismos. “Nosotros comemos de todo. Además, no hay de qué preocuparse.
Estamos buenecitos”, asegura el hombre.
Pero
a Fabián Méndez, director del Magister de
Epidemiología de la Universidad del Valle, esto no le hace ninguna gracia.
Sostiene
que la salud de la comunidad que vive cerca al relleno está en peligro: “Los
estudios evidencian que la contaminación puede generar cáncer, enfermedades
respiratorias y males congénitos. Hay otros efectos más leves relacionados con
dolores de cabeza y malestar general”, precisó el investigador.
Y
la gente que está consumiendo frutos producidos con el abono del basurero no
sentirá males en su salud en dos o tres años. “El cáncer tiene un periodo de
incubación de diez o quince años, y esas personas, al igual que los animales
que nadan en los lixiviados, pueden acumular en su cuerpo metales pesados que
son muy difíciles de remover y eliminar. Eso no se metaboliza, se acumula y
nosotros podemos estar en la cadena alimenticia”.
Las tareas pendientes
Emsirva en liquidación sostiene
que su única tarea pendiente es construir la planta de tratamiento de
lixiviados. Y que lo único que hace falta para su desarrollo es el dinero.
El
ingeniero Jaime Artunduaga explica que éste provendrá
de la inclusión del proyecto en el Conpes Río Cauca,
que se aprobó en el 2009. Allí el Municipio de Cali, el Fondo Nacional de
Regalías y el Ministerio de Medioambiente y Vivienda harán sus aportes.
Sin
embargo, en este proceso llevan más de dos años. Diana Muñoz, directora del Plan
de Ordenamiento Territorial de Cali, dijo que ya están el diseño de la planta y
los documentos que exige la Dirección Jurídica de la Alcaldía para presentar
ante el Concejo el proyecto de acuerdo que permita la aprobación de vigencias
futuras para su desarrollo.
“El
martes radicamos el documento y luego de la aprobación que esperamos nos den,
quedaría radicar los documentos ante el Ministerio de Ambiente”, agregó.
Recientemente
un fallo de la Procuraduría Ambiental y Agraria del Valle ordenó que la CVC
haga un aporte de $8.333 millones, es decir, la tercera parte de lo que le
correspondía dar al Municipio de Cali. Situación que según la corporación
resulta “un tanto contradictoria”.
“No
se puede pretender que la autoridad ambiental corrija los errores cometidos por
las empresas sobre las cuales ha ejercido vigilancia y control. Es realmente
injusto respecto al papel crítico y proactivo
desempeñado por la CVC”, aseveró su directora María Jazmín Osorio.
Retoques
La
piscina seis de lixiviados que tiene un embombamiento
en la capa impermeabilizadora está siendo reparada.
“El
sector tiene muchos acuíferos y los gases se están moviendo, posiblemente hubo
una filtración en la arcilla y luego subieron hasta embombar
la geomembrana (impermeabilizadora)”,
indicó el ingeniero de Emsirva.
Señaló
que no hay peligro de una explosión y la capa que protege de las filtraciones
de los lixiviados tampoco está rota.
Aunque
esta situación generó alarma, la montaña de basura que sigue a cielo abierto y
sin ningún tratamiento, inquieta mucho más. La Procuraduría Ambiental y Agraria
del Valle reconoció que no tenía idea de este hecho.
Jaime
Artunduaga aseguró que los trabajos de sellado de
basura en ese terreno —de 12.500 metros cuadrados— debía hacerlos la CVC, “pero
se les acabó el presupuesto para eso”.
También
explicó que esa zona corresponde al 3% de la totalidad de Navarro y será
incluida dentro de los recursos que se otorgarán a través del documento Conpes Río Cauca.
María
Jazmín Osorio, directora de la CVC, respondió que “es lógico inferir que es a Emsirva a quien le correspondía y le corresponderá hasta su
liquidación definitiva la gestión de todos los residuos que recolectó durante
la operación del vertedero de Navarro, dado que para ello recaudó dinero por
cuenta de la prestación del servicio de aseo”.
La
Procuraduría Ambiental y Agraria del Valle del Cauca precisó que “quien sella
el basurero es el operador (que en este caso es Emsirva
en liquidación)”.
La
Directora de la CVC indicó que la Alcaldía de Cali es la responsable de este
pasivo ambiental, en caso de que la empresa de servicios públicos no lo asuma.
Sin
embargo, Diana Muñoz, directora del Plan de Ordenamiento Territorial, POT, dijo
que al Municipio “le correspondía para este año sellar los vasos C y F y eso ya
se hizo. Además, el Municipio ha proporcionado más de $19.000 millones desde el
2007 para hacer todas las actividades. No entiendo por qué dicen que es
responsabilidad nuestra”.
Mientras
Emsirva, la CVC y el Municipio se ponen de acuerdo,
la montaña de basura sigue camuflada contaminando el ambiente.