El HUV urge de alta cirugía

Salud. El Hospital Universitario del Valle soporta la atención en salud de la población del suroccidente colombiano. Sin embargo, los recursos que el Estado le transfiere no alcanzan a cubrir la gran cantidad de pacientes que atiende cada año.

Faltan recursos estatales, pago de servicios prestados y más administración.

La falta de recursos económicos, los problemas de corrupción, una muy pesada carga administrativa y una puja política por su dirección tienen al Hospital Universitario del Valle, HUV, en cuidados intensivos. El principal centro asistencial del suroccidente colombiano pasa por una crisis que preocupa, porque la entidad es el eje de la red de salud en esta parte del país.

Esta semana, el gobernador Juan Carlos Abadía encendió la polémica al señalar que en el HUV existen ‘cartelitos’ que están desangrando las finanzas del hospital, porque cobran comisiones por pagar facturas a proveedores, dañan equipos con el fin de obligar a contratar servicios médicos por fuera y hasta se roban los alimentos de la institución.

Los médicos del hospital, encabezados por Laureano Quintero, subdirector de trauma, salieron al paso y dijeron que el verdadero problema del HUV es la falta de recursos que debe transferirle el Estado y que se han reducido en los últimos años, lo cual hace que se mueran tres y cuatro pacientes diarios por falta de insumos para tratarlos y por ausencia de una atención oportuna generada por la congestión y la falta de médicos y elementos de trabajo.

Otros sostienen que detrás de los líos del HUV lo que hay en realidad es una puja política entre el gobernador, Juan Carlos Abadía, y el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina por la dirección del hospital.

Al parecer, Ospina estaría impulsando en la junta directiva y entre los estamentos médicos y de empleados del HUV la candidatura de Laureano Quintero a la dirección del hospital para sustituir a María Lucero Urriago, quien ha estado encargada de la institución desde hace dos años y es cuota de Abadía.

Quintero tiene el apoyo de parte de los estamentos médicos y de empleados y sus denuncias públicas son vistas como parte de esa campaña a la dirección del HUV. Sin embargo, en la directiva, Ospina sólo contaría con su secretario de Salud Municipal porque el resto de los integrantes prácticamente están con Abadía.

En la junta, representantes de la Beneficencia, Univalle, Secretaria de Salud Departamental, liga de usuarios y la dirección médica son votos seguros del gobernador. Los gremios económicos serían una incógnita y los sindicatos, cercanos a Ospina, tienen voz pero no voto.

Según fuentes del centro asistencial, esa puja es la que habría provocado la destitución de cerca de 200 funcionarios amigos de Ospina, reemplazados por amigos del Gobernador.

Pero lo que aparece claro en este debate es que en medio de ese pulso político, el hospital viene trabajando a pérdida y aunque su misión no es generar lucro económico, sí es indispensable su sostenibilidad económica con ayuda del Estado para que pueda atender a la población más pobre y necesitada que requiere sus servicios.

Este año, por ejemplo, el HUV está facturando $99.709 millones por servicios prestados a pacientes que no tienen cómo pagar, pero los recursos que el Estado le transfiere a través del Departamento sólo llegan a $30.208 millones.

El contrato con la Gobernación es el soporte del hospital porque esos recursos son los que le permiten resolver el problema de nómina y de insumos. El resto de necesidades se sufragan con venta de servicios. Pero el lío es que esta venta de servicios es cada vez menor porque la entidad debe atender por obligación a pacientes no afiliados al régimen subsidiado de salud, es decir, sin seguridad social. El Estado debe responder por ellos pero no lo hace debidamente.

Esa facturación no reconocida es el centro del problema que hoy tiene al HUV a punta de un infarto: casi $200.000 millones en excedentes de servicios no pagados durante los últimos cuatro años. No obstante, la directora del hospital, María Consuelo Urriago, sostiene que el déficit a finales del año pasado era de $34.000 millones y este año ha bajado a $20.000 millones.

En relación con los excedentes de facturación, las cuentas de sindicatos y grupos médicos es la siguiente: Entre el 2006 y el 2009 la contratación del HUV con la Secretaría de Salud Departamental ascendió a $146.789 millones. Entre tanto, la facturación del hospital en el mismo periodo fue de $324.273 millones

Eso quiere decir que hay $177.484 millones que se han dejado de cubrir en servicios médico asistenciales que el hospital ha prestado durante estos cuatro años.

En otras palabras, por cada tres pacientes que el HUV atiende sólo recibe el pago de uno. Eso, según los médicos, ha llevado a una crisis financiera y asistencial que se refleja en la cantidad de cirugías represadas, la congestión en urgencias y la ausencia de atención oportuna de pacientes que salve vidas.

Por esa falta de respuesta oportuna, el HUV había dejado de hacer hasta el 29 de octubre 906 cirugías programadas de otorrinolaringología y 1.024 de oftalmología.

Un segundo aspecto que golpea las finanzas del HUV son las glosas que hacen las EPS a los cobros que les pasa el hospital luego de atender a sus pacientes, sobre todo los afiliados al régimen subsidiado. Estas entidades rechazan las cuentas y demoran sus pagos. Y, un tercer factor en contra es la baja cantidad de pacientes atendidos por el régimen contributivo (que son los que pagan) y que no llegan al 5% de la facturación total.

La misma Calisalud, que es la administradora del régimen subsidiado del Municipio, no tiene con qué pagarle al HUV, le debe más de $5.000 millones. Por eso, el Hospital Universitario del Valle decidió no atender pacientes de Calisalud, ni tampoco lo hace con los de Selvasalud, Coosalud y Cóndor EPS que tienen elevadas deudas con el hospital.

Cartelitos

Además de esos grandes problemas, en la crisis del HUV estaría incidiendo lo que el gobernador Abadía llamó pequeños ‘carteles’ enquistados en el hospital. El funcionario aceptó que el problema es estructural y nacional por la falta de recursos para la salud que vive de la venta de aguardiente, tabaco y loterías. Pero denunció que a la crisis ayudan unos ‘cartelitos’ que históricamente habrían funcionado en el centro asistencial en la parte de facturación y la contratación de servicios con entidades externas.

Daño a propósito de máquinas del hospital para remitir pacientes afuera y beneficiar a algunas empresas de rayos X, remisión a salas de cuidados intensivos externas de pacientes que pueden pagar, cobro de comisiones a proveedores para pagarles facturas atrasadas y contratación de insumos con intermediarios que encarecen los productos, serían parte de esta problemática.

La dirección del hospital respondió que buena parte del personal de facturación se cambió y esta mejoró y que se están tomando correctivos en las otras áreas.

Héctor Fabio Osorio y Alba Lucía Campaz, presidentes de los dos sindicatos del HUV, lo mismo que algunos médicos, sostuvieron que aunque esos son hechos reprochables y pidieron individualizarlos, ellos por sí mismos no alcanzan a generar la crisis actual del hospital.

Cooperativas

Pero hay más. Otro aspecto que estaría contribuyendo a la problemática financiera tendría que ver con la contratación de servicios a través de cooperativas de trabajo.

Los sindicatos del hospital denunciaron que el personal contratado por esta modalidad es el 50% de los trabajadores, es decir, 1.500 de los 3.000 servidores. Y que el costo de la intermediación es alto porque mientras el hospital paga $1.300.000 a la cooperativa por un operario, ésta le estaría reconociendo sólo entre 600 o $700.000 al trabajador.

Para corregir el problema, en el debate sobre la crisis del HUV del pasado jueves, el Gobernador sugirió que se definan niveles profesionales y laborales de servicios como los que hay en el resto de la Administración Pública y se estandaricen los cargos con sus asignaciones salariales, de tal manera que a cada cargo corresponda determinado salario.

La Directora del HUV sostuvo que está dispuesta a revisar las situaciones específicas, pero aseguró que la nómina ha crecido acorde con el incremento de los servicios que precisamente dispuso la anterior administración del hospital, que estuvo a cargo del actual alcalde Jorge Iván Ospina.

Este fin de año, al HUV le están llegando $14.000 millones para paliar su crisis: $8.000 millones girados por el Departamento y $6.000 millones del Fosiga girados por el Municipio. Pero son aún paños de agua tibia para una crisis que requiere una intervención de alta cirugía en su administración y finanzas.

Antecedentes de la institución

Hacia 1999, el HUV vivió una dura crisis financiera, tras un intento de renovación tecnológica. El entonces gerente, Jorge Iván Ospina, acometió un plan de recuperación de la sostenibilidad económica y financiera del hospital. Se buscaron recursos del orden nacional y estableció una estructura administrativa y gerencial.

En el 2002 la Asamblea el Valle aprobó la estampilla pro hospital, que le dio cierta estabilidad económica y financiera. Hacia el 2004 se establece un plan de desarrollo y se rediseña el nuevo hospital.

Ese plan a cuatro años contempló cuatro ejes principales: sostenibilidad financiera; modernización y renovación tecnológica; formación, capacitación y entrenamiento del talento humano; y macroproyectos. Se emprenden 28 obras para el crecimiento y desarrollo del hospital.

Otros líos internos

El gobernador Abadía sostuvo que hay que cuidar cada peso del hospital y que así como él se compromete a buscar más recursos para el HUV también acude a la “letra menuda” y por eso denuncia las prácticas internas de corrupción.

Para los estamentos del HUV, parte del problema es que se hayan desvinculado empleados de planta y se hayan reemplazado por otros a los que les estarían pagando sueldos mayores.