Gánele el partido a la trombosis,
enfermedad que acabó con la vida de Miguel Calero
Un
coágulo de sangre que obstruye el flujo de oxígeno al cerebro es la causa. Tome
en serio los síntomas.
Lo que duran dos partidos de fútbol. Ese es el tiempo de oro o línea de vida
que tiene un paciente de Enfermedad Cerebro Vascular, ECV, para que los
neurólogos hagan el gol al primer síntoma y le salven la vida.
En otras palabras, hay que actuar tan rápido como un zaguero en el área de
candela y definir un partido que puede ser de vida o muerte. Un paciente que
llega a un hospital con los síntomas de ECV es la prioridad entre todas las
urgencias. Todos los demás procesos pueden esperar, porque lo que está en juego
es la vida de millones de neuronas, que a la menor falta de oxígeno, sufren
daños irreversibles.
Así lo advierte la neurocirujana Adriana Serrano Russi, del Centro Médico Imbanaco,
luego de conocerse la noticia de la muerte del portero vallecaucano Miguel Ángel Calero en
Ciudad de México por causa de una doble trombosis.
Las cuatro horas que demoró su traslado en helicóptero desde Pachuca, donde
vivía y enfermó, hasta Ciudad de México, a solo 96 kms.
de distancia, pudieron jugar en contra de la vida del
deportista.
La especialista advierte que a la menor alteración intempestiva de la visión
en uno o ambos ojos, del habla o de la motricidad en un lado del cuerpo, la
mejor receta es ir de inmediato a un hospital de tercer nivel o de alta
complejidad. Si acude a un centro hospitalario menor, los médicos están en la
obligación de remitirlo en el breve tiempo posible al hospital adecuado.
El primer paso es diagnosticar si se trata de ECV isquémico o hemorrágico
(ver gráfico). Y si es isquémico, determinar si es trombótico
o embólico y aplicar los medicamentos para disolver
el coágulo de sangre y evitar que el cerebro quede sin oxígeno.
Los signos de alarma aparentemente no revisten mayor gravedad. De ahí la
urgencia de la Asociación Colombiana de Neurología, ACN, de hacer un llamado a
las familias colombianas para que aprendan reconocer los cinco principales
síntomas de alerta de la ECV:
1. Dificultad repentina para hablar o confusión.
2. Debilidad súbita en el lado derecho o izquierdo del cuerpo. A veces
adormecimiento de un lado.
3. Dificultad repentina para caminar o para mantenerse de pie, mareo
intenso, desequilibrio o incoordinación.
4. Pérdida de visión súbita por uno o ambos ojos.
5. Dolor de cabeza muy intenso, “el peor de su vida”.
La mayoría de los pacientes que sufren de un evento cerebro vascular están
entre los 65 y 70 años. Es decir, la edad, es el primer factor de riesgo.
Sin embargo, el neurólogo Jorge Luis Orozco Vélez, jefe de la Unidad de
Neurociencias de la Fundación Clínica Valle del Lili,
sostiene que “aunque esta es una enfermedad de ancianos, cada día se presenta
más en jóvenes, muchas veces porque consumen drogas como cocaína, éxtasis, y
así le echen la culpa a las bebidas energizantes, eso es mentira, la
drogadicción es su mayor factor de riesgo”.
Pero también influyen otros aspectos. Por ejemplo, el 70% de los pacientes
de ECV son hipertensos y la cuarta parte de ellos ya había sufrido un ACV. Este
último podría ser el agravante que más afectó al arquero Calero, considerando
que era un hombre de solo 41 años, juicioso y dedicado al deporte, pero con un
antecedente trombótico. Y las estadísticas de
medicina, como en el fútbol, dicen que la mitad de los pacientes de una ECV, la
repetirán en un lapso de 5 años.
Justo hace un lustro, el portero enfrentó su primera crisis de salud. En
septiembre de 2007 sufrió una trombosis venosa en el hombro izquierdo luego de
una cirugía de clavícula. “Toda persona tiene un sistema de coagulación
diferente y es posible que él haya tenido una predisposición a formar coágulos,
en ese entonces se le presentó en una vena, pero ahora fue en una arteria
vital”, explicó el doctor Orozco Vélez.
El especialista afirma que cada persona puede tener uno o cinco factores de
riesgo (ver anexo) y como prevención hay que controlarlos todos. De nada sirve
controlar solo uno o dos. “Cuando se trata de una persona joven se deben hacer
más exámenes y estudios más profundos y diferentes a los de las personas
mayores, porque no es normal que esto ocurra, para determinar si se hace un
tratamiento con medicamentos temporal o de por vida”.
La recomendación mayor es tener un estilo de vida sano, alimentación
balanceada, no fumar, no beber, no tener sobrepeso, controlar la hipertensión,
la diabetes, en fin, reducir todos los factores de riesgo. Pero el más
importante es, al menor síntoma, ir con premura a urgencias, sin perder tiempo
precioso. Como cuando se juega un partido de vida o muerte, hay que actuar
antes de que se acabe el tiempo reglamentario y en la trombosis no debe exceder
las tres primeras horas.
Trombolisis: Medicamentos para disolver el trombo
o coágulo, se aplican por vía intravenosa o por cateterismo que va desde la
arteria femoral hasta la carótida.
Enderterectomía: en casos especiales se hace
cirugía sobre la arteria para extraer el coágulo.
Coma inducido: Medicamentos de sedación para evitar la actividad cerebral
que aumente el edema o acumulación de líquidos que segregan las neuronas
muertas. Esto inflama el cerebro, pero como el cráneo es una estructura dura,
comprime más las áreas sanas y dificulta la llegada de la sangre hasta que se
infarta.
“La idea es reducir al máximo el esfuerzo del cerebro, buscar que esté en
reposo absoluto y así evitar darle motivos para que se inflame más”, dice la neurocirujana Adriana Serrano Russi.
El protocolo para diagnosticar la muerte encefálica, comprende test de apnea
(saber si respira solo o no); exámenes de reflejos, que los hacen un neurólogo
y un intensivista.
La Asociación Colombiana de Neurocirugía recomienda tres pasos claves para
identificar si alguien está en riesgo de sufrir trombosis o derrame cerebral:
1. Pídale a la persona que sonría o le muestre los dientes. Observe si se
desvía la cara.
2. Hágale repetir una frase. Fíjese si presenta dificultad para pronunciar
palabras o le es imposible decirla.
3. Solicítele que levante las manos. Si una de ellas se cae o presenta
dificultad para hacerlo. En estos casos hay riesgo.