Guerra por la custodia de los
hijos en Cali
Busque
una separación amigable y sin batallas jurídicas de por medio, si no quiere
dañar el desarrollo de sus hijos.
La
patria potestad es un conjunto de derechos irrenunciables e innegociables que
la Ley reconoce a los progenitores sobre los hijos menores de edad.
Él
era un alto ejecutivo de una reconocida multinacional en Cali. Ella era una
joven atractiva que lo conoció en la empresa. Tuvieron un romance intenso y un
niño. Ella quedó a la expectativa de que él se separara de su esposa para
casarse con ella.
Ante
esa promesa incumplida, ella decidió buscar un novio por Internet. Cuando el
niño cumplió 2 años, ella le dijo al papá biológico del niño: “Me voy a casar y
a vivir a los Estados Unidos, quiero la custodia del niño”.
Se
desató una guerra de poderes. Las demandas y las contrademandas
se cruzan hoy en los juzgados de familia.
El
papá iba hasta el colegio a grabar y a tomar fotos al niño con el fin de
recoger pruebas para llevar a los jueces. Y quería manipularlo para que dijera
que no quería quedarse con la mamá. En esa lucha encarnizada él perdió su
trabajo: la multinacional lo despidió.
El
niño ya tiene 7 años y cinco años después el caso no se ha resuelto porque
ninguno de los dos cede. Y en el fuego cruzado de esa larga batalla legal
creció el menor, que sigue sin entender por qué sus héroes de la vida real,
papá y mamá, se destrozan, y de paso a él.
Si
esto sucede en parejas con alto nivel educativo, en las familias con poco nivel
de escolaridad es peor. Papás y mamás dicen querer mucho a sus hijos, pero a la
hora de dirimir sus conflictos de pareja, no son razonables. Y cuando no
finalizan bien su relación, terminan por destruir al hijo.
“Los
padres que se separan deben ser maduros, comprender que ambos son responsables
de la educación y crianza de ese hijo que tiene derecho a crecer en las mejores
condiciones y a ser feliz. Por lo tanto, no deben trasladar su
problema afectivo de pareja al niño e involucrarlo en él porque eso lo afecta y
lo marca para siempre”, explica la abogada de familia Alba Milena Ceballos de Lince.
Pocas
parejas comprenden que si una separación se resuelve en una forma tan
conflictiva, hasta el punto de entrar por la disputa de la custodia y patria
potestad de los hijos, es a éstos a quienes están destruyendo, ya que son ellos
los que absorben los traumas. Ese es el parecer de Fanny
Carmona, psicóloga de la Universidad del Valle.
“En
cambio, cuando se separan de una manera amistosa, o al menos respetuosa, la
situación es más manejable y aceptable para el niño y al menos aprende que los
conflictos se resuelven desde el acuerdo, no desde la pelea”, dice la psicóloga
Carmona.
Además,
explica ella, el pequeño se siente como un objeto más que la pareja tiene que
repartirse. “Tú te quedas con el carro y el Tv. y yo
me quedo con la casa y el niño”, son expresiones que hieren lo más profundo del
ser infantil y lo llevan a cuestionarse: ¿Qué soy yo? ¿Cómo deciden por mí?
También
se siente irrespetado porque él es el que menos cuenta. Se inculpa y se
pregunta: “¿qué hice yo para que mis padres se separaran?”.
Carmona
insiste en que los ex cón- yuges deben tener claro que el sistema conyugal es una cosa
y el sistema parental es otra y que no se deben
mezclar. “No se debe confundir ni mucho menos inmiscuir al hijo en esa
confusión porque lo ponen en una encrucijada en la que si dice que se quiere
quedar con la mamá, se siente desleal con el papá, y viceversa”.
Lo
ideal es que ambos padres conserven la custodia de los hijos, así se separen.
“Lo que se delega es el cuidado personal en uno de ellos para evitar, por
ejemplo, que el señor se convierta en el ‘papá cheque’, que sólo asume su
mesada de manutención, pero no participa en la educación y crianza”, dice la
abogada Ceballos.
Estar
en medio de una ardua batalla legal hace que el
pequeña crezca como en medio de una licuadora, que le crea confusión, pues no
saber qué hacer ni cómo comportarse correctamente.
Al
permanecer un tiempo con el papá y otro tiempo con la mamá, generalmente se
somete a normas, principios y valores disímiles. “Por ejemplo, en algunos casos
con la mamá las normas son rigurosas, pero cuando se va con el papá todo es un
relajo. Eso crea confusión en la estructura de la personalidad
que se está formando y el niño no sabe por cuál modelo debe regirse”, señala Ceballos de Lince.
Lo
más recomendable, según Carmona, es que el niño debe quedarse con el progenitor
con el que menos cambios tenga; es decir, en la misma
casa, que le permita seguir en el mismo colegio y conservar sus amigos. Así
evita que a la ausencia del padre que se va, sume
otras pérdidas que harán más traumática la experiencia.
“Los
padres deben comprender que entre más conflictiva sea su separación, así de
traumática será para el niño aceptar la ruptura; y que entre más amigable sea
este proceso, será más fácil para él asimilar la separación”, dice la
psicóloga.
Sin
embargo, Helena Isaza León, abogada consultora, opina que desde que haya
separación y demanda de por medio, el trauma está implícito para el niño. “Es
difícil evitar el daño emocional, se puede tal vez atenuar, porque uno puede
reglamentar horarios de visitas, cuota alimentaria y
más detalles, pero hay otros aspectos que quedan fuera de cobertura legal”,
explica ella.
Y
cita el caso de una madre que buscó la herramienta jurídica para que su ex
pareja se involucrara en la crianza del niño. El señor cumple con todas las
obligaciones económicas que tiene con su hijo. Pero éste se queda esperando
desde el viernes hasta el domingo a que su papá vaya a recogerlo para estar con
él, pero nunca va. “No hay un juez ni un policía que lo obligue a ir, entonces
el daño emocional para ese niño es terrible”, dice Isaza León, especialista en
derecho de familia y conciliación y resolución de conflictos.